Bueno me toca escribir sobre la Cena con el Tenorio, es una pena, porque han pasado ya dos días. Ayer fue un día lleno de emociones y ahora los sentimientos que tenía tras realizar el Tenorio están un poco más fríos, pero voy a dejar mi mente volar y recordar.

Le pedí a Edu, que como después íbamos a salir, si podía estar mi amigo Diego, en las bambalinas acompañandonos, Edu aceptó y pidió que nos ayudara con la música.
Momentos antes de iniciar todo el engranaje, estaba muy feliz, lo preparé todo en un sillón de casa, era mucho lo que tenía que llevar. A las seis y media en punto, estaba Diego aquí, cargamos el coche y nos fuimos, no se por qué pero estaba muy feliz, quería disfrutar esa experiencia con él..
Aparcamos y nos fuimos caminando al museo, en el camino nos encontramos a Cisco, que nos recibió con una gran sonrisa y abrazo, se le veía muy contento y me irradió su alegría.
Cuando llegamos, estaban llegando el resto de compañeros, por fin, no llegaba tarde, y eso me relajó mucho.


tras eso todos querían ensayar y eso hicimos, fue en ese momento, donde noté, que lo que estabamos haciendo era grande y que nosotros nos habíamos convertido en una verdadera piña.
Fue todo cahotico, camareros paseando de un lado a otro, con platos, cubiertos, manteles, la chica del piano calentando sus manos, para ello tocaba una y otra vez sin parar, Edu dando vueltas, Diego provando la música junto a las bailarinas y los actores, todos intentando ensayar, pero pese al cahos estabamos a lo nuestro y todos estabamos dispuesto a estar y ayudar al otro, cada uno demandaba lo que quería ensayar y en ningún momento hubo un mal gesto o una mala cara por parte de ninguno.
Después de vestirme, hicimos un pase completo, que se quedó a la mitad, porque era la hora, nos encerramos tras la cortina y.... la cena con el Tenorio COMENZÓ.
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