Bueno me toca escribir sobre la Cena con el Tenorio, es una pena, porque han pasado ya dos días. Ayer fue un día lleno de emociones y ahora los sentimientos que tenía tras realizar el Tenorio están un poco más fríos, pero voy a dejar mi mente volar y recordar.
El viernes 21 de noviembre de 2014, era la gran cita, mucho tiempo preparando, muchos nervios por parte de mis compañeros, muchas ilusiones, aunque yo a veces dudaba. Pese a ser el GRAN día yo estaba totalmente tranquilo, era poco lo que hacía y estaba un pelin frío.
Le pedí a Edu, que como después íbamos a salir, si podía estar mi amigo Diego, en las bambalinas acompañandonos, Edu aceptó y pidió que nos ayudara con la música.
Momentos antes de iniciar todo el engranaje, estaba muy feliz, lo preparé todo en un sillón de casa, era mucho lo que tenía que llevar. A las seis y media en punto, estaba Diego aquí, cargamos el coche y nos fuimos, no se por qué pero estaba muy feliz, quería disfrutar esa experiencia con él..
Aparcamos y nos fuimos caminando al museo, en el camino nos encontramos a Cisco, que nos recibió con una gran sonrisa y abrazo, se le veía muy contento y me irradió su alegría.
Cuando llegamos, estaban llegando el resto de compañeros, por fin, no llegaba tarde, y eso me relajó mucho.
Entramos en el museo, estaban colocando las mesas. El espacio de actuación, en el patio, no parecía el idóneo, el lugar que nos habían asignado para cambiarnos, era distinto al que nos dijeron en un principio, nos trasladaron a un almacén, donde había de todo menos un lugar bueno para cambiarnos, el trato con algún trabajador no fue para tirar cohetes...Pero en cuestión de minutos todo cambió, el trato de ese empleado cambió y en más de una ocasión me dedicó una sonrisa. Aunque el camerino era igual de.... si nos dieron una buena zona de descanso entre escena y escen y eso era lo más importante porque debíamos esperar mucho tiempo.
Lo primero que hice fue maquillarme,en el baño, luego maquillé a Cisco y estuvimos todo el rato contandonos confesiones.
tras eso todos querían ensayar y eso hicimos, fue en ese momento, donde noté, que lo que estabamos haciendo era grande y que nosotros nos habíamos convertido en una verdadera piña.
Fue todo cahotico, camareros paseando de un lado a otro, con platos, cubiertos, manteles, la chica del piano calentando sus manos, para ello tocaba una y otra vez sin parar, Edu dando vueltas, Diego provando la música junto a las bailarinas y los actores, todos intentando ensayar, pero pese al cahos estabamos a lo nuestro y todos estabamos dispuesto a estar y ayudar al otro, cada uno demandaba lo que quería ensayar y en ningún momento hubo un mal gesto o una mala cara por parte de ninguno.
Después de vestirme, hicimos un pase completo, que se quedó a la mitad, porque era la hora, nos encerramos tras la cortina y.... la cena con el Tenorio COMENZÓ.
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