Ángel me reclamaba para salir, pero yo retrasé un poco mi salida. Cuando lo hice, como no llevaba muy
marcado, ni muy claro mi personaje y su objetivo, salí un poco perdido, además el público se quedó un poco pillado, los había que sabían que el
espectáculo ya había comenzado, otros
miraban con vergüenza y otros que me
conocían me saludaban…
Pese a todo poco a poco fui haciéndome con la forma de
andar del personaje.
El sofoco de la tarde remitió un poco. El cielo tenía
ese color blanquecino, que anuncia el anochecer del verano, que tanto le gusta, vi como el público
se iba, en cierta medida, refugiándoseme de mí y eso me hizo sentirme
el dueño de Gibralfaro y que dominaba
toda la representación. Hasta me animé a sentarme con un grupo del público y
anunciarles quién era yo. Algo que recibieron con mucha atención.
No recuerdo bien
quien nos avisó y nos dijo que comenzábamos, pero tras el anuncio de la primera intervención,
hicimos nuestra primera presentación.
Creo que,
para mí, fue la mejor. Sentí que el público se unía a mí, que estaban atento a mi
texto y que sobre todo con , esa intervención, sus pausas y disfrutando mi
texto los había conquistado.
Nuestro primer dialogo lo cerré yo y fue muy
aplaudido. Luego estuve sentado en los poyetes, siguiendo con el personaje,
preparando otra presentación, analizando lo hecho y en plan, gurú de la energía,
pero consejos, preguntas y comentarios de compañeros, me impidieron disfrutar
más de mi personaje.
Después de la
primera, comenzaron las que yo tenía previstas hacer entre el público y jugando
con ellos, eran las buenas, las que yo deseaba. Aunque nada más entrar me
informaron de que debido a la falta de luz y fallo de los micros, hoy no
se
podía actuar entre el público.
Yo le prometí a Edu que mi voz se oiría bien sin
micro, hice una prueba junto a Cisco, antes de comenzar y Edu confiando en mi, gracias,
me dio carta blanca. Fue un reto, apoyar la voz y hacer que se me oyera
al aire libra sin ninguna ayuda.
Seguí al pie del escenario. Muy cerquita del público y viéndole
sus caras.
En la tercera entré con mi candil entre el público, causando
miedo y preguntándoles a ellos directamente.
Con la cuarta intervención, también, los miré, es más
les preguntaba mirándole a los ojos e incluso esperando sus respuesta.
Era un
texto difícil pero estuvo fluido y controlado en todo momento.
Me sentía realmente a gusto. El cuerpo, el tipo y la forma de hablar de Judas me invadió,
intentaba llegar al público y hablarles
de tu a tu, eso y el estar en ese entorno tan mágico y al aire libre, hicieron que todo fuera un
placer, además sentía a los presentes súper atentos a mí.
Cuando ya
parecía que todo estaba controlado, comencé a descontrolar, las dos últimas presentaciones fueron sobre
el escenario, ahí me sentí más raro. Eran las más dramáticas y no queriéndolas exagerar
me sonaron flojas y falsas.
Pese al miedo
inicial, estuve muy a gusto no paraba de idear, de pensar y de repasar todo
entre intervención e intervención
No estaba todo muy marcado, por tanto, había que improvisar y en cuanto salía y abría la boca, me dejaba llevar. Acabé muy satisfecho, como
si jugáramos en casa y con la sensación de un trabajo bien hecho.
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