Esa es la palabra que definió mi participación ayer, viernes
21 de agosto de 2015, en Ventippo, creo que me divertí yo y se divirtieron
ellos.
El pueblo ayer estaba predispuesto a divertirse a pasarlo
bien y eso nos ayudó a nosotros, bueno al menos a mí, hablo por mí, ayudaron a que todo saliera muy bien.
El camino de ida fue mi reencuentro con Juanma, hacía mucho
tiempo que no estaba con él, solo habíamos hablado, mínimamente en los
trayectos de ida y vuelta a los ensayos, pero ahora teníamos todo un viaje,
para ponernos al día y eso hicimos, aunque al pobre Pani, no lo dejamos “
resetearse” como él mismo dice.
En cambio en el camino de vuelta, pese al calor del coche y
a la música a todo meter, yo sí que me “resetee” y bastante, me harte de
dormir, me desperté entrando a Málaga.
Aunque por escribir en el blog, iba un poquillo apretado de
tiempo, llegué puntual a la cita de recogida, aunque en el último tramo del
camino, tuve que correr, literalmente.
En cambio a Ventippo llegamos demasiado pronto, nos
recibieron muy bien. Por decir que éramos los actores, aparcamos en el interior
del espacio, en un sitio de privilegio.
Por cierto, eso de ir en el coche y oír: “somos los actores”
me llena de orgullo y pienso: “qué bien suena y hablan de mi”. Y como dijo
Javi, amigo de mi hermano, ya lo soy oficialmente, por tanto, el titulo no me viene grande.
Lo dicho, llegamos demasiado pronto, estaban montando y apenas
había nadie, se nos vino el alma al suelo, parecía que este año todo sería más frio.
Nos recibieron los encargados de la organización, como
siempre muy bien, especialmente las dos chicas del domo, que no paraban de
darnos de comer y beber, que graciosas.
Este año han construido un edificio de caballerizas y usos múltiples,
y en una de las salas, provista de nevera, espejo, mesas y sillas, nos
cambiamos, junto a la chica que actuaba esa misma noche. Eso fue un avance, eran mejores condiciones.
Con el horario si
hubo un poco de confusión. No estaba clara la hora de empezar ni la de acabar, de hecho, antes de empezar el pasacalles, tuvimos
que esperar que acabara el pregón de inauguración de las jornadas. Tiempo,
este, que aprovechamos para descansar en
dicha sala, muy tranquilos, comiendo aceitunas y viendo desde una de las ventanas la
entrada de las legiones romanas, en primera fila.
Ese momento, de ver Ventippo plagado de gente, la legión
entrando, la música y la noche y yo allí asomado desde mi ventanita tranquilo, me gustó mucho.
En cuanto al pase fue genial, me sentí mucho más integrado
en el grupo, el año pasado los conocía a todos menos, Coki, se convirtió en mi
criado de compañía y estuve todo el tiempo acompañado por él.
Quizá estuvimos menos pendientes al tema de la función y
nuestro personaje y jugar más con el público. El publico, personas mayores,
estuvieron geniales, las abuelitas eran todas un encanto de hecho Pantalone,
sacó como unas cuatro novias, la mejor
una niña de unos seis años Luz Marina, qué belleza, qué sonrisa, qué ojazos.
Memorable fue el momento en el que nos colamos en la domo,
una recreación de una casa romana, entramos como vacas en cacharrería, cortando toda la visita,
echando a la gente y el viejo Pantalone acabó en una de las camas de la casa con
una señora.
Este año la presencia de público infantil fue menor lo que
nos ayudó a poder interactuar más con el público. Como cuando conseguí un
apuesto joven para casarlo con mi hija y después lo vimos con otras chicas y se la liamos.
Hubo muchas risas, fotos, colegueo y buen rollo con el
pueblo, gracias Ventippo.
De hecho el primer pase antes de la cena fue de casi dos
horas y ninguno nos dimos ni cuenta.
Bueno hoy más y mejor ya os contaré.
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