Yo tenía previsto realizar un previo de una hora y media
aproximadamente. Quería llegar pronto, estar tranquilo y hacerlo todo con
tiempo. Como no habíamos hablado, nada, con la responsable de la biblioteca,
quería llegar pronto para que viera que estábamos ahí y que nos lo tomábamos en
serio y sobre todo por si pasaba algún imprevisto poder reaccionar, pero al
final llegué un poco más tarde, a las 10:12, por tanto, el previo fue más
corto, solo una hora y cuarto. Pero vamos, este breve lapsus de tiempo fue toda
una paleta de emociones.
La mañana del viernes, 29 de junio del 2018, entré en la
biblioteca y tras saludar a los bedeles, me subí en ascensor con una chica que
estaba leyendo nuestro cartel con mucha admiración, pero luego no fue verme.
Cuando el ascensor llegó a la segunda planta, entré a la sala de actuación y la
primera emoción fue la de asombro,
porque, ellos, habían colocado todas las sillas y las mesas. Habían acotado el
lugar de actuación sin mi permiso y no era el mismo de cuando hicimos la visita
de Cervantes. Yo me había marcado todos los movimientos teniendo en cuenta la
ubicación antigua y ahora con la nueva, me tuve que poner a improvisar
movimientos y modificar todo lo que tenía programado.
Tras eso solté las cosas y fui a saludar a la coordinadora.
Esta me saludó, pero no me acompañó a la sala y me dejó solo, con plena
libertad y capacidad de actuación. Cosa que le agradecí enormemente, no tenía
yo muchas ganas de socializar, así que me quedé muy feliz.
La siguiente sensación fue la de excitación, por si no me
daba tiempo colocar todo. Esta me poseyó y saqué todo el atrezo y el vestuario
y me puse a colocarlo y ordenarlo. Por allí había un pequeño panel que usé como
biombo, para poner meter todo el atrezo, mi vestuario y esconderme detrás de
él. Coloqué una mesa y una silla para la actuación y lo dejé todo listo.
Cuando hice esto, miré el reloj eran las 10:30, me quedaba
una hora para el show y me senté a leer el periódico, mientras la chica de la
sala me miraba con cara de extrañeza y yo me preguntaba:” ¿Qué querrá esta chica que haga antes de actuar?, pues leer el periódico
y estar aquí tranquilo y esperando”. Vamos que la incomodidad y el asombro
se apoderaron de mí. Deseaba empezar y de acabar.
A las 10:40 horas, recogí mis ropas y me fui al baño a
maquillarme y vestirme, lo hice muy rápido. Todo salió a la perfección, pero
eso sí el calor era horrible y después de una gran noche en el Botánico, lo que
deseaba era irme a la playa y a descansar.
Ya vestido entré en la sala de actuación y había unos tres
niños.
A las 10:49 me metí tras el biombo, después de hacerme fotos
con la ropa del inicio del show. Me quité el abrigo, el pañuelo y la gorra y me
senté vestido de invierno a esperar la actuación y escribir en el móvil.
Tras ese biombo debí ser visitado por un psicólogo, porque se
lo hubiera pasado bomba conmigo, porque en menos de 40 minutos pasé por el aburrimiento, puesto que parecía que el
tiempo no pasaba y estaba cansado de estar ahí solo y escondido, por el júbilo, puesto que no había niños y
pensé que el espectáculo se suspendería y podría ser libre, por la confusión
porque en cierto momento había por la biblioteca unos cinco niños dando
vueltas y el espectáculo estaba preparado para más y pensé: ¿ Con tan pocos niños lo hago o no?. Poco
a poco el tiempo fue pasando y llegaron
más niños y vi que iba a hacerlo, pero era un estreno y estaba solo, así que
sentí un poco de temor, que se
transformó en ansiedad, para acabar
siendo terror, menos mal que Salvi
me relajó.
De nuevo miré el reloj eran las 11:22, había bastantes niños, avisé a la
coordinadora de la biblioteca, me dijo que me iba a presentar y tras su
presentación eran las 11:29, me levanté salí
del biombo y sentí calma, interés y ganas de disfrutar. Con todas esas emociones
positivas, menos mal, comencé La mañana con el señor Vaca C. Iones.
Como veis fue poco tiempo pero mi mente fue una montaña rusa.
¿Que son bedeles y como se saludan?
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