No tengo mucho que escribir sobre mi viaje a La cena de las emociones, hoy, sábado 25 de agosto del 2018. He vuelto a viajar en bus hasta el restaurante La niña bonita para celebrar una nueva actuación.
Como esta vez sabía donde iba, el viaje ha estado falto de la emoción y la aventura de la edición pasada, ya sabía en que parada bajar, que el bar estaba a tres minutos andando y también sabía que si me sentaba en los asientos de la derecha no me daría el sol durante todo el trayecto, así que falto de emoción he realizado el viaje de casi una hora. Tiempo que he aprovechado para escribir tres entradas del blog, hacerme fotos y poco más.
Hoy lo que me preocupa es que anoche cené poco, para empezar a controlar mi dietan y ahora el pantalón me está mas estrecho que nunca, eso es de verdad, lo que más me preocupa , bueno eso y que al llegar a la parada me he dado cuenta que la chaqueta de traje que me pondré esta noche, no está especialmente limpia.
Ah por cierto,mi viaje de estrechez de cintura y pantalón ha sido amenizado por el sonido de una retransmición futbolera que llevaba el chofer del bus a todo volumen. ¡¡ Odioso!! Otra señal de que el verano se acaba.
Es lo que tiene una cena.
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