jueves, 9 de agosto de 2018

UN PASEO ENTRAÑABLE Y ESPECIAL POR EL TIEMPO.


Miércoles 8 de agosto del 2018, nueva edición de Un paseo por el tiempo, una vez más, hemos hecho dos pases.

Hoy hemos paseado por el tiempo, pero no hemos ido hasta 1915, como ocurre en la función, sino hasta 2016, a aquellos primeros pases que hice en el jardín  botánico donde todo era una fiesta, y el buen rollo y  un publico maravilloso lo invadían todo. Los dos pases de hoy han sido así.

Si después de tres días de playa, fiesta y desconexión, me ha costado horrores volver al jardín y al trabajo, no tenía ganas, pues bien, ahora estoy tumbado en la cama acabo de llegar del jardín, y me cuesta  volver a mi realidad porque lo que he vivido hoy allí, ha sido tan grande y especial, que parece que he tenido un sueño o todo fue una película que he visto pero que no era real. Se ha creado algo y ese algo se ha conseguido, una vez más, gracias a un publico especial que lo ha dado todo. Ahora en cambio, estoy deseando que sea mañana y que den las 19:00 h para volver al jardín.

Aquí os dejo las crónicas post-pases:


1.- DON RAFAEL Y EL SEÑOR DE AMARILLO:



"Primer pase acabado. Ya voy, de nuevo, para el mirador, cuanto más subo hacía él, más voy notando una brisa muy agradable. Menos mal, porque el calor de hoy es sofocante, de hecho he oido más de un comentario del publico hablando del calor. Esta brisa me sirve para reponer fuerzas.

Pensé  que en mi vuelta al mirador, para el siguiente pase, me encontoraría  a Steven por el paseo de las palmeras que venía con el siguiente grupo, ya que subo muy tarde y es que resulta que al finalizar el primer pase,  un hombre vestido de amarillo, me ha cogido del brazo, me ha apartado del grupo y me ha dado la enhorabuena, me ha dicho que le ha gustado mi trabajo, que lo había hecho muy bien y que me había estado metiendo caña, durante todo el paseo, entre otras cosas, para ayudarme a dar más vida al personaje. La verdad que me ha ayudado, porque este pase ha sido un dialogo, desde el principio, entre Rafael Echevarria y este señor de amarillo. En mi escena con Steven, ha comenzado a hablar y ya no ha parado a lo largo del camino, a todo lo que yo decía le ponía un pero, aclaraba o me preguntaba algo, otras veces era yo el que lo buscaba para chincharlo. Como digo me ha ayudado a dar vida y realidad al personaje, pero esto le pilla a otro actor con menos tablas o más tímido y lo mata, porque lo deja cortado. Él a acabado pidiéndome perdón y yo dándole las gracias. Lo que no me gustó es que me dijo si era actor aficionado....

Hoy no he calentado el personaje, pero nada de nada, pasaba de ponerme nervioso con esa tarea y estuve con el móvil hasta el mismo momento en el que llegó el público. De hecho me tuve que ir al final del mirador, a la parte más oscura, porque vi llegar al publico y aun tenía el teléfono en mano, así que me fui a ponerlo en modo avión, esconderlo y comenzar, de hecho Steven empezó a llamarme y yo aun no estaba en mi sitio. El diálogo con Steven, ha sido una auténtica locura. Como no me había dado tiempo a presentarme a los invitados tuve que hacerlo, con Steven ya en escena, es que  sino se perdía la lógica de la misma. Así que corté a Steven, para presentarme, después hicimos el diálogo y se metió el señor de amarillo y ya fue un dialogo de tres, lo mandé callar, le dije que era muy mayor, la gente reía sin parar. 


El publico estaba entregado a Steven porque lo defendía, lo animaba y lo aplaudía.



La conversación ha sido muy loca, pero eso era lo que yo quería desde que empecé a trabajar con Steven aquí, hacer locuras, se ha demostrado que hay buen rollo entre nosotros y que podemos improvisar lo que nos echen. ¡¡LUJAZO!!.

Estaba tan contento que no lo dejaba marchar. Sabía que nos estábamos alargando mucho y podría estar quitándole tiempo de su descanso, pero me daba igual, ese momento mágico debía aprovecharlo. Luego en mi primer monólogo, también improvisé, tardé en  mucho en bajar, pero también me dio igual, porque cuando lo pasas bien y haces disfrutar al público no puedes cortarlo.


Nos decían desde administración  que los grupos de hoy eran muy grandes. Yo los he visto muy largo pero tan grande no. Este era muy extenso, iban muy abiertos, pero no grande. Además iban rápido pues cuando subí a ver por donde iban los últimos y bajé, ya estaban esperándome en el paseo de las palmeras. 


Es que ha sido un grupo maravilloso, yo me lo he pasado genial, estaban muy atentos, entregados, contestaban  todo, pero sin afán de protagonismo, sino de buen rollo. Fue como un dialogo, según ellos me hablaban, yo respondía, según yo decía , ellos hacían, repito me ha encantado. Yo disponía de una información y la iba dando según ellos me demandaban, ha sido una conversación. De hecho oía muchos comentarios en plan :" Mira lo que ha dicho" ,"Ha dicho esto¿ lo has oído?", "Escucha, escucha".

Durante el paseo de las palmeras, solté mi segundo monólogo e improvisé con una señora que iba de mi brazo y con los que estaban alrededor, sobre todo con un hombre que parecía que iba a tirar por otro camino y Don Rafael iba dejarlo que se perdiera. Cuando me di cuenta ya estábamos en el final y tanto los paneles con fotos, como el museo o como el banco de los secretos han  funcionado de lujo.



Fantástico, hoy Rafael ha vuelto a ser él y yo encantado lo he recibido con los brazos abiertos.





2.- MI PASEO CON MANUELA Y SU GRAN FAMILIA:



¡¡Qué bien me lo he pasado!! Soy pesado pero es que me lo he pasado muy bien, no tengo, ni puedo decir otra cosa, solo que he disfrutado. 
En este pase, como en el anterior, Rafael ha estado ahí de verdad y además con arte y "sembraó". El señor Echevarría ha sacado su esencia, no he tirado de bromas, chistes o chascarrillo que sé que triunfan, sino que le he cedido mi ser y él ha campado a sus anchas, ha sido libre, ha recibido, ha respondido, ha gustado y ha triunfado, no estaba pendiente de qué decir o del acento, solo estaba dispuesto a dejarme llevar.

Tenía la sensación de que lo veía desde fuera. En un libro de Lecoq, que tuve que estudiar en segundo de la ESAD, decía que el punto máximo de un personaje era cuando este estaba en ti y tu podías verlo desde fuera, sin juzgarlo, como un espectador más. Y en este pase me ha ocurrido esta noche.


Otro publico, divertido, gracioso, respondón y que interactuaba pero de buen rollo sin afán de destacar. Había una mujer, Manuela, que estaba sentada y ayudé a levantar  y ha pasado todo el camino conmigo. La invité a visitar mi casa otro día, pero al saber que venía con 8 nietos, le dije que la invitaba a ella pero a tanta gente no. Me seguía el rollo muy bien, diciendo que eran muy pesados y quería dejarlos. Los nietos no paraban de reír, bueno ellos y casi todos.  Ha sido bonito porque  todo era limpio, blanco, sin pactar y sin obligar, salía solo y nos dejábamos llevar.

Por cierto, casi al final el grupo se retrasó pero me dio igual, yo cierro el show, sabía que mis compañeros querrían marcharse, pero también me dio igual, porque ese publico era tan bueno que los dejé disfrutar un ratito más.



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