Hoy, miércoles 15 de agosto del 2018, hemos realizado dos pases del espectáculo, Un paseo por el tiempo, pero los dos pases, del mismo show, han sido dos historias totalmente diferentes.
Es muy cierto que el público puede darte o quitarte mucho, pero hoy debo ser sincero y deciros que habían dos cosas que rondaban mi cabeza. Una era algo totalmente externo y ajeno al teatro y la otra menos. La primera no la voy a contar porque es personal y la segunda sí y es que Nora, directora de teatro, actriz, amiga y la primera persona que confió de verdad en mí, venía a vernos. Justo antes de iniciar el primer pase dejé inundar mi pensamiento con estos temas y creo que algo se notó, pero en el segundo, le di una buena patada al mal pensamiento, ya que, el público no tiene culpa de nada.
Y así han sido las dos crónicas post- pase:
1.- EL PASE PRE NORA:
Hoy no hacía mucho calor, de hecho el agua que he bebido estaba fresquita y eso que la botella, llevaba ya, casi tres horas fuera de la nevera. Ya voy de vuelta para el Mirador, primer pase acabado, creo que voy tarde, porque oigo a Steven que viene con el siguiente grupo, bueno pues pese al agua y al fresco voy sudando como un pollo. Ya estoy a salvo porque no me ve Steven y puedo empezar la crónica.
Pero sí he de decir algo, es que no me ha gustado, me he sentido forzado, me sentí obligado. Creo que, hoy, Rafael no me ha salido. Quizás se deba a la presión de darlo todo en este pase, para que cuando venga Nora, en el siguiente, me sienta totalmente caliente y animado. Creo que ese pensamiento, más un poco el otro, me ha generado presión y no me he visto muy bien, pero vamos el grupo tampoco era muy animado. Solo había una mujer muy, muy, muy graciosa, y a esa le he seguido y me ha seguido el rollo. Ha empezado a decirme cosas cuando yo hablaba con Antón. Después yo le he dicho varias cosas y la he buscado en algunas ocasiones, ella se ha reído, lo ha pasado bien, pero por lo demás, la verdad, que no me ha gustado.
No era un grupo amplio, pero sí muy extenso, se han abierto muchísimo y eso ha hecho, en más de una ocasión, de que yo no pudíera llegar a todos. Creo que muchos no se han enterado de algunas partes, sobre todo del final. Por ejemplo: Cuando les he dicho de íbamos a bajar del Mirador, han tardado horrores en bajar, porque se han puesto a jugar con el sónido de la pérgola. Yo como veía que Rafael estaba hoy mal, les dejé más tiempo arriba, para compensar, pero lo que no sabía es que iban a caminar tan lentos y por eso iba a ir tan tarde, de hecho hubo un momento en que pensé acortar el final.
He tenido que repetir fragmentos del texto, para que la información llegara a todos y eso es: cero naturalidad. Otras veces me sentía un guía turístico porque debía meterles prisa o darles indicaciones de espacio.
Ha sido un Rafael obligado, tenía en cuenta su acento, sus movimientos, sus gestos y me forzaba por hacerlos pero no me salia natural y eso es lo peor para Don Rafael.
Pese a todo lo dicho, para el público, creo que ha ido bien, porque he visto caras de alegría y estaban muy sonrientes cuando se iban.
Otro problema es que, previamente, he calentado mucho al personaje y a Rafael hay que dejarlo vivir.
Con Antón creo que ha estado vivo, pero mi vasco era forzado, la bajada ha sido lenta y plagada de bromas, pero no me seguían. En el Paseo de las Palmeras, solté el texto tal cual, sin improvisaciones en medio, y esto es lo que le da naturalidad y en el final tuve que correr. Creo que no han estado los golpes de humor, bien puestos, como siempre, para que la gente se ría.
Se han divertido, se lo han pasado bien, se han ido contentos pero yo no.... por la presión de Nora.
Al irme, muchos me han hablado en vasco, otro me dijo que yo era de Granada y me han aplaudido.
2.- EL PASE DE NORA:
Esta vez no calenté el personaje, el primero había salido mal, necesitaba calentarlo, pero ya dije antes que ha Rafael no le venía bien , así que, me arriesgué, no calenté y por ello, como siempre, Rafael vivió. Vino, se metió en mí y vivió.
En cuanto empecé a hablar, todo fue corrido, rápido y perfecto.
Me he divertido mucho en el pase. Había gente muy graciosa y ha sido un placer hacerlo, el público era muy ameno y Rafael ha estado vivo. Esta vez no he actuado, esta vez he vivido.
La gente ha reaccionado, ha sido un pase donde nos hemos divertido, donde hemos jugado y dónde hubo muha atención por parte del público, muchas risas y varios amagos de aplauso. Vamos que me lo he pasado genial.
Como en este pase estaba la madre y la novia, Nora, de Antón, Steven, este ha echado el resto, lo ha dado todo, se ha lucido en nuestra escena en común y yo me he dejado querer y lo he disfrutado como un auténtico enano, me lo he pasado genial, ha sido una escena magnífica y Nora no paraba de reír. Eso me ha dado fuerzas y energia para seguir sin miedos, ni dudas.
Además el público era un encanto, iban a muy buen ritmo, pues me seguian el que yo les marcaba y lo mejor de todo, siempre con mucha alegría, respondiendo, con interés y con atención.
Gracias a ellos he ido durante la bajada del Mirador hablando con unos y otros. De hecho no sabía que estaba cerca Nora y Rafael soltó una de las suyas y Nora no paraba de reír.
El Paseo de las Palmeras fue genial porque ibamos andando a un ritmo perfecto, Rafael estaba rodeado del público, todos caminando con él, él contando cosas y las personas muy atentas.
La broma final, la de los retratos y la del banco de los secretos han funcionado muy bien.
Creo que ha sido un pase redondo, yo lo he pasado genial, el público era un encanto, Rafael ha estado vivo, puesto que he soltado la información como he querido, he improvisado, he dicho cosas nuevas... Ha sido un placer.
Al acabar Nora me ha dicho que estaba magnifico, que entre Steven y yo hay una química especial y luego por Instagram me ha puesto cosas preciosas... pero también me ha escrito :" Lo demás te lo diré en privado", pues eso ya hablaré con ella en privado y os
contaré.
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