Ibamos a hacer teatro clásico y Edu ni en el viaje quería salirse de lo clásico pues a la hora de repartir los coches parece que pensó en esa frase antigua de:" Los niños con los niños y las niñas con las niñas".
La distribución inicial de los coches era: En el coche de Javi, íbamos José y yo y en el de Ángeles, Eva y Olga y por supuesto la virginal doña Inés con los jefes.
Pues bien, el propio sábado 2 de noviembre del 2019, por la mañana, se produjo el gran cambio, Javi iba con su madre y una amiga y José llevaba a su pareja, con lo cual el coche se quedó pequeño y me trasladaron al de las chicas, que por cierto luego caí en la cuenta, que también era el de las bailarinas, de ahí lo del tul.
Pasé un día tranquilo, fui al gym, después de tiempo sin hacerlo, almorcé en casa y en vez de actualizar el blog, decidí pasar los momentos previos a salir, con mi madre y mi sobrina, eso sí, ella se pasó toda la tarde cantando pero yo no, pues después de la afonia de Halloween quería proteger mi voz.
Con tiempo más que suficiente, lo preparé todo, me duché, me despedí de la familia y salí caminando a la sede del Diario Sur, donde a las 18:00 era nuestra cita.
Llegué a las 18:02, allí estaban todos y en sus coche. Tras hablar con Ángeles y Edu, me fui a saludar a los otros coches por indicación de este, yo no suelo ser tan social. Llegaron Olga y Eva, nos montamos en los coches e iniciamos el viaje.
El coche de Ángeles es un coche palacio, así que fui más cómodo y más tumbadito que nada, eso sí, es tan grande que se hicieron como dos micro ambientes, el de las chicas que fueron todo el camino hablando de sus cosas, y el de Ángeles y yo que tuvimos una interesantisima conversación sobre el pasado de bailarina de ella. Me pareció fascinante, me contó sus inicios, sus giras de niña, los bailes con el famoseo, los tablados, etc. Yo iba con la boca abierta.
Si debo puntualizar que esos dos micro ambientes, en el viaje de vuelta fue solo uno y muy divertido.
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