miércoles, 27 de noviembre de 2019

VERGÜENZA E ILUSIÓN EN LOS FINALES DE "PROYECTO VICTORIA".


El Proyecto Victoria se inició a primeros de octubre, con una programación muy exacta y concreta de qué días se quedaba, a qué hora, dónde y para qué, pues bien esa agenda o ese programa de ensayos, se iba agotando. Los plazos y objetivos se iban cumpliendo e íbamos llegando al final, concretamente a las tres últimas jornadas, dos de ellas celebradas en el barrio de la Victoria, como siempre, y la última en la ESAD de Malaga, de esa ya os hablaré más adelante. Ahora voy a centrarme en las dos que tuvieron lugar en el barrio de “ Chupitira”, y que se pueden definir con estas palabras: Vergüenza e ilusión.


-La de la vergüenza tuvo lugar el lunes 11 de noviembre del 2019.

A las 10:00, como siempre, llegaba al lugar de ensayo, y el director me hacia una propuesta, esta no era más que una petición de mi compañera Arantxa. Ella pedía el día libre, esto no significaba irnos cada uno a su casa, sino que nos dejara el día para ensayar solos, repetir unas cosas, asentar otras, etc.

La idea me pareció perfecta pues hacía días que quería pedirle a ella, el poder quedar solos y ensayar de tranqui, sin la presión del director y si no lo hice fue por falta de tiempo, asi que todo perfecto.

Y ahí empezó la vergüenza. Comenzamos repasando lo último que habíamos marcado, rápido, el último día y que era el final de la pieza. Fue tan mal, que el propio director, que prometió no meterse, se vio obligado a hacerlo, pues aquello era un sin Dios. Pero no solo se metió para volver a marcarnos los movimientos, las intenciones y los gestos, sino que tenía que ir diciéndonos los textos para poder hacerlo, pues ninguno de los dos nos lo sabíamos. Yo debo confesar que como eran frases muy cortas las leí, en casa, el día antes y poco más, por tanto, era verdad que no me las sabia. Así que casi que tuvimos que volver a REMARCAR todo el final de nuevo. Y como él nos decía y con toda razón: “Yo ya he hecho mi trabajo, el problema lo tenéis ustedes pues el viernes viene a veros la productora”.

Tanto tardamos en montar esa parte que no pudimos hacer un pase completo, en condiciones, y lo hicimos un poco de colegueo, para medir el tiempo.

Esto lo escribo una semana después no lo recuerdo todo, pero si recuerdo que fui cargado de vestuario y atrezo, que los usé todos y me vinieron muy bien para hacer el personaje, también que hicimos un pase a medio gas y para recordar, pero donde salieron cosas maravillosas, pero que cortábamos por algo que nos daba inseguridad, casi siempre el texto. Esta última afirmación fue de CHL y tenía toda la razón del mundo. También recuerdo que antes de irme se repasaron cosas sueltas que no teníamos muy claras y que queríamos ver con el director.



-La ilusión. Celebrado el miércoles 13 de noviembre del 2019, este sí fue el último antes de la presentación final a la productora. Fue como, el día de los exámenes parciales, pues hicimos dos.

Uno, que por la presión de demostrar que lo sabíamos todo, que todo estaba claro y que no necesitábamos parar, lo hicimos muy rápido, de hecho llegó un momento que yo mismo me notaba tan acelerado y tan rápido y tan metido en mi y en mis movimientos que me aburría de oírme y cada vez, que me tocaba y me oía decir el texto pensaba :” Otra vez hijo, cállate ya que eres muy aburrido”. Además a mi compañera no la tenía en cuenta para nada, de hecho varias veces le pisé el texto.

Sensación que luego cuando el director nos dio en indicaciones, confirmé que eran ciertas, pues nos dijo que  lo hicimos de carrerilla, sin parar y que lo único que demostramos era que nos sabíamos el texto muy bien y poco más.

Con respecto al pase del día anterior, la pieza había durado 8 minutos menos y eso ya son minutos, imaginad si íbamos corriendo. En mi defensa diré que como CHL siempre nos metía prisa, en los primeros días de ensayos, eso se me quedó ahí y yo no quería parar por nada, pero es cierto que yo mismo me notaba atropellado, pero tras ese pase y las indicaciones, tuvimos otra oportunidad, un segundo pase.

El segundo ya fue mucho mejor. De hecho tanto en la cabeza de mi compañera, Arantxa, como en la mía, estaba la única premisa que nos puso el director : “A divertiros y a pasarlo bien” y creo que una vez más le hicimos caso, bueno o lo intentamos, siempre le hacemos caso, pero algunas veces con más acierto y otras con menos y por eso él cree que a veces no se lo hacemos pero si lo que pasa que a veces no acertamos, bueno que eso hicimos. Esta vez no íbamos acelerados, las cosas sucedían porque sí, no porque estaban marcadas, esta vez el texto fluía sólo y no de memoria, y sobre todo, lo más importante, mi compañera estaba ahí y la tuve en cuenta y la apoyé, me apoyé en ella y juntos hicimos todo.

Yo no las tenía todas conmigo, tuve dudas, cosas que creo que no salieron bien, pero hay que tener en cuenta lo que era, era el final de muchos días de  ensayos a todo meter, solo una visión completa y en bruto de la pieza y salió bastante bien, aún le hace falta un trabajo de pulido, enorme, pero el bruto quedó bien. Al menos yo la disfruté mucho y al acabar, CHL nos felicitó, además de tiempo fue muy bien.

Y ¿por qué fue el día de la ilusión? Pues porque me pareció un momento muy bonito y muy entrañable, cuando antes de irnos, guardamos todo el atrezo y vestuario que el viernes había que trasladar a la Esad de Málaga para presentar el proyecto a la productora. Fue tan bonito todo, pues el vestuario no es el definitivo, ni estaba planchado, ni listo para una actuación, el atrezo era de andar por casa, los tres estamos muy corridos en el mundo teatral, especialmente CHL y Arantxa, pero éramos como tres niños con un juguete nuevo, tratábamos todo con mucho mimo pues era nuestro bebé, estábamos deseosos, nerviosos, ilusionados y con todas las ganas de mundo de mostrar nuestro trabajo. Ya digo esa ilusión infantil, me llego al corazón.








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