Como bien sabéis todo lo que aparece en estas entradas está escrito con 3 meses de retraso, pero del ensayo general sin vestuario de Sentir Málaga con sus artistas , lo recuerdo todo perfectamente, pero vamos con todo lujo de detalles y las imágenes me vienen como flashes a la cabeza.
Lo que hicimos fue muy sencillo, nos citaron a todos en la plaza de la Merced, tras una pequeña charla de Edu, empezó el ensayo general.Hicimos el paseo completo. Las anfitrionas iban más o menos diciendo sus textos, y cada actor o actriz hacía su monólogo al llegar a su lugar de actuación.
En el primer recuerdo que me viene a la cabeza me veo metido en mi propia pompa, junto a mi Luisa, enfrascados en la visión de un libro sobre la Feria de Málaga que había editado la Cadena Cope y que Edu me entregó nada más llegar. Ambos fuimos comentando cada foto que veíamos, recordando nuestras ferias . Todo esto con el monolito de Torrijos como testigo.
A nuestro alrededor un banco y los compañeros. En el ambiente se palpaba el buen rollo y la alegría propia de la feria, que para ese día, si no fuera por la pandemia, ya debería estar celebrándose.
El ensayo tuvo lugar el único día que tenía de descanso y con un plan playero en mente, o sea, el martes 17 de agosto del 2021.En ese mismo momento lo vi plácidamente tumbado a la orilla del mar, o sea, el mismo lugar donde yo debería estar y que por asistir al ensayo, no estaba. De pronto mi responsabilidad, de forma espontánea, explotó en rabia y no por el hecho de que ese compañero faltara, que también, sino porque alguien tan "caritativa" lo justificara, así que de forma clara, concisa y nada amable le dije lo que me parecía su justificación.
Ante la falta de los compañeros, la charla inicial de Edu que fue un poco polémica, con un amago de discusión, bueno una discusión incluida y un chiste que hizo mi Luisa a una compañera que no lo entendió nada bien, solo había 2 soluciones: Amargarme e ir refunfuñando todo el camino, o agarrarme del brazo de mi Luisa y pasarlo fenomenal. Elegí el segundo.
Tras salir de la plaza de la Merced, entramos por calle Granada. Ambos, discretamente, nos separamos del grupo, nos escapamos e hicimos una visita furtiva a la Iglesia de Santiago. A partir de ahí fuimos a lo nuestro, a nuestro rollo.Tengo muchísimo contacto diario con mi Luisa, pero nunca nos habíamos ido de paseo por el centro, así que ese ensayo fue nuestro paseo particular por Málaga. El ambiente veraniego y lo bella que estaba la ciudad, hizo que fuera un paseo fantástico.
Recuerdo nuestra foto en la calle Alcazabilla, nuestras risas, la poquita de polémica en calle Cister, la actuación de mi Luisa y su control temporal, mi actuación mientras ella me hacía estas fotos, su gusto por la horchata, etc.
Cuando llegamos a mi lugar de actuación hice mi monólogo. La verdad, que lo hice sin más. Una de las señas de identidad del trabajo en Eventos con historia, es la solemnidad, pero ahora había que personalizar la feria de Málaga y por tanto, aunque me alejara de la filosofía de la empresa quería llenar mi actuación de fiesta, bromas y cachondeo. Como tenía el personaje controlado, no iba a gastar energía, así que, aunque me lo demandaban, solo marqué movimientos y solté texto. No hubo mucha fiesta en mi ensayo, al contrario.
Tan a gusto estábamos, mi Luisa y yo, que tras acabar mi monologo, nos podríamos haber ido, pero fuimos paseando a lo nuestro y sin darnos cuenta, nos vimos en la Plaza de las Flores, frente al monólogo de un compañero. No fue un momento bonito nos exigía que debíamos mirarlo y estar atento a él, de unas formas... y cuando él no lo había hecho.
Acabó y decidimos marcharnos, pero sería una falta de respeto hacia la única compañera que quedaba, Paula y su baile, en la Plaza de la Constitución. Me alegró no irme, pues es un placer ver como mueve sus manos.
Eso sí en cuanto ella acabó no esperamos ni las despedidas de las anfitrionas y ambos cogimos el camino y y para casa.
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