Hoy no había energía de nervios ni en el "camerino" de los actores, ni en el hall de los artista, ni detrás de la escenografía, ni en mi interior. Hoy era de ganas, fuerza y unión. Hoy éramos uno. Entre todos se creó como un gigante que quería disfrutar y enfrentarse a otro gigante mayor, el público, al que había que conquistar, pero no con violencia, sino con arte.
Al comenzar la primera escena y justo antes de salir, me santigüé dos veces, cosa que nunca hago.
Esa primera escena fue un auténtico lujo muy real. Real fue el limpiar y los saludos a los guardias y a David, pero eso sí, recuerdo que le di la mano y a continuación me hizo un gesto y un comentario de broma, pues la mano me sudaba horrores. Cosa que tampoco me ha pasado nunca, pero era salir y las manos eran dos cataratas.
Los parones, congelados y la vuelta a la vida, todo, todo quedó muy cuadrado y muy bien. Una maravilla, recuerdo hacer como que limpiaba una manchita del cristal con el dedo y saliva o incluso antes de salir, di un repaso al escaparate. Me fui sin prisas, cerrando la puerta, mirando hacia delante y con una emoción en la cara. Ya digo, lo he vivido todo y se me ha hecho todo muy corto.
Entre la una y la 2, esperaba tras las carras, oyendo la música, como cantaban los solistas y tenía unas ganas locas de que aquello corriera mucho pues deseaba volver a salir, de actuar, pero muchas ganas, tenía mono de volver de nuevo al escenario y que me vieran, tenía ganas de actividad.
El juego con las beatas, en mi segunda aparición, ha sido más real que nunca y por primera vez he mirado a un patio de butacas repleto, me he crecido y me ha dado un subidón enorme. Es más he buscado un hueco entre las 2 compañeras para que me viera todo el patio de butacas. Era breve mi intervención pero he hecho todo lo que tenía planteado.
La vuelta a escena, con ellas, ha sido igual, muy real, hasta al cerrar la puerta lo he vuelto a hacer con intenciones y mirando al público. Pensé que me echarían la bronca porque me estaba haciendo notar y mucho.
La boda impresionante. David y yo estuvimos toda la escena charlando, pero sin parar, siguiendo los personajes que hemos creado y lo que pasaba en la escena, que si mira el novio que guapo, que si ya ha llegado la novia y demás, la conversación iba creciendo por momentos.
Estábamos al final del todo, casi nadie nos veía, pero como dos grandes profesionales, llenamos la escena de sentido, la hicimos preciosa. Dos personajes reales llenos de vida.
El ruiseñor. Uuufff todavía mejor que la anterior.
Por la mañana, de pronto, me vino a la cabeza una postura de espera para el primer congelado que me daba mucha seguridad. Además, estéticamente quedaba muy bonita. Arriesgándome a que Javi me echara el puteo por este cambio repentino, lo hice porque quedaba bonito.
Hubo un momento de la canción, que no veía al público, a ver lo veía, claro está, pero era como si no estuvieran, porque estaba metido en la situación y en el momento, como si de verdad lo estuviera viviendo. Mucha gesticulación y todas las reacciones me salieron casi naturales.
Ha sido muy guay, muy real y con mucha reacción. En el final de la canción, donde tenemos que estar quietos, me puse mirando directamente al público, dominando. Guay.
El carnaval, de nuevo, mucha interactuación. Es que David y yo no paramos de hablar.
Improvisamos diálogos, sobre lo que estaba pasando en el barrio. Siempre alerta para oír la música y hacer los movimientos marcados, pero dejándonos llevar, con mucha naturalidad o mejor dicho con muy poca vergüenza, pues hicimos comentarios jocosos de todo lo que nos rodeaba, preguntas y a casi todos los del coro que pasaban por nuestro lado le decíamos algo.
En dicha escena todo fue a tiempo, pero a la hora de salí, creo que David se retrasó y salió un poco más tarde. Vamos segundos. Tiempo que yo aproveché para mirar mi tienda y esperar. ¿ Por qué? Pues porque no quería tapar el camino a alguien del coro, ni acercarme a ellos, que estaban hablando, para no desequilibrarlos y porque la figuración no debía destacar, como nos dijo el director.
En el baile final, llegué a tiempo, bailé mirando a los ojos de Milagros y sonriendo los dos. Cuadramos y sincronizamos el final.
Cuando el público rompió a aplaudir, yo que estaba en primer término junto a los solistas, busqué un hueco, entre los brazos de Milagros y los míos que estaban alzados, para asomar la cabecilla y que el público me viera. Yo me tomé ese aplauso como personal. ¡¡ Qué tonto!!
El tiempo del congelado del interludio, fue muy bien, y en el baile lo di todo, tanto que en un momento dado noté que el pantalón que más bien estaba estrecho, comenzaba a caerse. En varias ocasiones tuve que subirlo pero como el personaje estaba borracho no hubo problemas, quedaba bien.
Lo que me sorprendió es que en cuanto salí de escena, 2 chicas de vestuario vinieron hacia mí para preguntar qué me pasaba.
No supe que responder porque no me podía creer que con la cantidad de personas que habíamos en escena y yo al fondo del todo, estaban vigilante y se habían dado cuenta.
Yo pensaba salir otra vez y ya en el descanso arreglarlo, pero ellas rápidamente en un hueco de la bambalina, me arreglaron el pantalón con un imperdible. Me recuerdo con los brazos levantados y ellas arreglándolo.
Lo que me pareció aún más curioso fue que en un momento del apaño, me dijeron que cómo había salido así y por qué no había dicho nada.
Le respondí que el pantalón me estaba estrecho que no entendía como de pronto se me caía. Su respuesta fue :" Pues has adelgazado". Me callé pero pensé responder : " Qué facilidad para perderlo, a las 20 horas, me estaba estrecho y a las 20:57 se me cae. Anda qué. Dos funciones más y me compro una 38"
La escena con las chicas, como siempre, muy breve. Es como un caramelito, pequeña, dulce, pero dura poco el placer que ofrece. Al salir de escena me dio mucha pena, pues ya solo quedaba el final y ahí hacía poco.
El descanso fue un lujo. Todos los compañeros en nuestro catering privado y particular. Conversando y pasándolo bien. Éramos como una familia, de nuevo, disfrutábamos nuestro éxito, aunque este no fuera nuestro.
Y llegó el final, la corrala, ahí fue donde pensé que me caería una bronca y grand, bueno a mí y a David porque el grado de charla, gesticulación y de meternos en lo que estábamos viviendo, fue extraordinario.
Final, saludo, plausos, bajada de telón, euforia, alegría, orgullo, satisfacción y felicidad.
Todo el elenco dándose abrazos, besos, etc. Yo soy poco protocolario y en condiciones normales me hubiese marchado, como hicieron otros compañeros, pero como David, Norberto y demás estaban dando la enhorabuena a los solitas y tal, decidí hacer lo mismo y en esas me encuentro al director de cara.
Le doy la enhorabuena, me da la mano y en medio de tanto jaleo, me mira a los ojos, no me suelta la mano y me da varias veces la enhorabuena. Pese a su profesión pienso que es muy tímido y sabia que algo me quería decir y de pronto me suelta: " Cuando salgas si te quedas solo, ponte a hablar con los del coro, tu no te cortes y habla hombre".
Me dejó helado, me cayó no un jarro sino un bidón de agua helada en la cabeza, de pronto se me cortó todo el rollo.
Llevaba sin recibir indicaciones desde hacía 3 o 4 días y la recibo justo hoy y del director...
¿ Tan feo quedó ese momento que no hablé que lo destacó dentro de toda la zarzuela.?, yo que pensaba que me iban a regañar por haber estado demasiado alto o no estar en segundo plano y me regañan por todo lo contrario, quedé de cortado de no saber resolver y eso no me moló nada.
Es cierto que en la corrala hubo un momento donde David se fue a realizar un acting y cuando me volví a hablar con Juan, hombre del coro con el que siempre lo hago, lo vi de espalda a mí hablando con una compañera y es verdad que estuve una pequeña fracción de tiempo solo y quieto, podría no haberlo estado, pero eso implicaba bajar a las mesas, meterme donde estaba el resto del coro, o formar una extraña reunión al fondo de espalda y como me habían dicho que no podíamos destacar e incluso un día dijeron que lo mío era el segundo plano que me echara para atrás que los primeros y los que deben de verse son los del coro, no iba ahora a meterme por medio para hablar. Fue lo que pensé pero por lo visto debí haberlo hecho, de ahí creo que nació la indicación.
No se pero vamos, me fui a casa con todo el rollo cortado y pensando que menos mal que el sábado no íbamos, pero que el domingo había que volver...
Viernes 29 de septiembre del 2023.