No todos los días pueden ser
festivos, ni de grandes acontecimientos,
pero si puede ser un día muy festivalero o más bien muy cinéfilo.
Hoy martes 26 de abril del 2016, ha sido el día “más festival” del festival.
A las once, bueno no eran las
once, porque es verdad que llegué tarde, pero a esa hora aproxima-
damente ya
estaba en el stand de Costa Café
donde me esperaba mi Alba, pidiendo nuestro, ya tradicional, desayuno.
Al pillar el programa de prensa
para el día de hoy, vi no había muchas
cosas intere-
santes y aun lo teníamos todo peor porque había poco tiempo, pues yo hoy tenía clase.
santes y aun lo teníamos todo peor porque había poco tiempo, pues yo hoy tenía clase.
Al salir del stand, nos hemos
sentado en todos los sitios posibles y de todas las formas o posibilidades que
el backstage nos brinda y todo ello para huir del sol y del sofocante calor.
A las doce ya nos fuimos para el
Cervantes, hoy nos acompañaban Álvaro que llego más tarde, junto a…oigan bien
Juan Luna, que por fin se digno a venir con nosotros.
Hemos visto sin Alba, ya que ella
se sentó aparte, pues tuvo que esperar
en la puerta, la peli Guernic. Justamente hoy, 26 de abril del 2016, día en
que se celebra el aniversario de dicha catástrofe.
La película, aunque he oído todo tipo de críticas, tanto de profesionales como de compañeros y si medito muchas de ellas, quizá
tengan razón, pero tampoco voy a comentarlas, entre otros motivos porque no son
de cosecha propia y porque la mayoría no eran positiva, aunque casi todas
ciertas.
Pero a mí la película me ha
gustado. Los actores pese a lo que he oído, los he visto muy correctos, muy
buena la ambientación, magníficos efectos especiales, exceptuando alguno del
final… y de eso quiero hablarles del final de la película, es sobrecogedor, los
últimos minutos de la película te tienen en tensión constante.
Son brutales, ves como tuvo que
ser esa barbarie y piensas que eso ha ocurrido en España de verdad, fue muy
fuerte, recordaba en esos momentos a mi abuela y sus aventuras sobre la guerra
y la figuración era impactante, más incluso que los actores principales. Vamos
con los ojos llenos de lagrimas acabé esta proyección.
El día cinéfilo y digo cinéfilo,
porque no hubo ni encuentros, ni ruedas de prensa, ni fans, ni nada, tras la película,
me fui corriendo para casa a almorzar, porque uno es humano y tiene que volver
al mundanal ruido y trabajar como profe, lo de ruido nunca mejor dicho, porque mis
niños no callaron en toda la tarde, que
manera de gritar.
Tras eso Lo que vale un peine, más cine, esta vez un documental de una
directora nobel llamada Isabel Salido, donde profesionales del medio hablan
sobre el cine español, tópicos, mitos, situación, problemas etc.
El documental me gustó bastante,
aunque quizá un pelín largo, ya que llega un momento que se repite todo mucho.
En él oí esa frase tan mía de: “¿cómo sabes como actúa Julia Robert, si la
ves doblada?” siempre he pensado y he defendido eso y en el documental, al hablar del doblaje del cine extranjero lo dijeron.
Lo peor del documental que no se
puede responder a lo que ves, porque hubo muchas cosas que me hubieran encantado
responder.
Bueno pude hacerlo pero me negué
porque ya tengo demasiados “amigos “en la profesión.
Tras el documental hubo un
coloquio, pero cuando definieron que el término “españolada” definía al cine
español de la folclórica, diciendo nombres y reconociendo que ese cine era
malo.
En ese momento me tuve que
levantar, así defienden el cine español, tirando lo antiguo y hablando bien de películas
con más chiste típicos de las “ españoladas” que los Bingueros, llamado Ocho apellido vasco, o ese cine donde actúan
ex toreros, ex de ex toreros, hijos del folclóricas etc., llamado Torrente… Ese es bueno y el antiguo
malo.
Me levanté porque pudieron
conmigo y me marché a los baños de fans en la alfombra roja, pero como era
tarde y no venía nadie, según la hora programada, me fui a mi casa da darme un baño en mi
bañera.
Mañana será otro día.