No se si seremos pecaminosos, malas influencias, si vamos por el lado oscuro o somos un mal
ejemplo, pero pasarlo bien, lo pasamos de lujo.
Vaya “pandilla” ha
buscado Eduardo Nieto, para que hagan de los siete pecados capitales junto a mí,
en la pieza El auto de la fe.
Un grupo de locas, de locas encantadoras, si las conocidas
ya las tenía fichadas las nuevas son aun peores y yo encantado.

ducción. En ella nos fue contando cosas referentes al presu-
puesto, horario, localización y ensayos
de la pieza. Mientras, yo, no podía parar de reír oyendo las locuras y
ocurrencias de Luisa, que bien me lo pasé escuchándola. Sobre todo cuando
empezó a hablar sobre el cocodrilo que
tiene que portar como complemento y símbolo de la lujuria.
Tras eso al escenario y comenzamos el ensayo, hicimos un
pase entero.

trado, ni nada y me subí al escenario y estaba al cien por cien. Eso sí, alguna vez perdí el equilibrio. Al moverme lento y sinuoso, se me iba el cuerpo. Si es que lo físico no es lo mío y Simón, mi personaje de Lluvia fina hace acrobacia, baila, maneja cariocas, diábolo y malabares, anda que yo me meto en to...

damente en el juego que les propuse y lo pasamos genial, porque cada frase o movimiento era acompañado con algún comentario, a cual, más divertido e ingenioso y eso me hacía pasarlo muy bien.
Después del primer pase, Eduardo nos comentó que la parte de
los pecados, el escenario está dividido en dos partes, una es la de los pecados
y otra la de las virtudes, pues eso la parte de los pecados era muy divertida pero la otra parte aburría.

ciones que fueron muy bien aceptadas, pero luego de pronto me sentí un poco agobiado porque me vi rodeado de todas las virtudes, o sea, las chicas que las representan, echándome en cara que no les gustaba la idea o que no se sentían a gusto.
Pero como yo ya no dirijo, sutilmente y sinuosamente como mi
personaje de Lucifer, me quité de en medio y me fui a mí parte del escenario a
seguir pasándolo bien y reírme con mis “chicas”.
Volvimos a hacer otro pase de la pieza completa, pero la noche iba avanzando y cada vez había menos actores, con lo cual a las 22,15
de la noche, Eduardo cortó el ensayo. Estaba todo un poco trabucado y apenas
le quedaban actores, por tanto, lo mejor parar reposar y la próxima semana más.
Cuidadon con las virtudes que son muy relativas.
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