Ayer, lunes 30 de mayo de 2016, estuvimos en el Cementerio de San Miguel, más horas que la familia
Heredia y los Larios juntos.
Tres horas, si tres horas, estuvimos por el cementerio. Andando,
andando y andando. Tres vueltas le dimos y aunque Luisa decía que estaba
desorientada yo me lo conozco, ya, como si fuera la palma de mi mano.
Lo primero, por cierto que llegué justito de tiempo, fue un
saludo al personal. Me dio mucha alegría encontrarme con los gamberros del
elenco El Auto de la fe. Aunque esta alegría, estaba un poco turbia por otros asuntos,
externos al montaje, que invadían mi cabeza.
Tras los saludos y una pequeña introducción de Eduardo, frente
a la puerta de la capilla, por cierto, que antes de comenzar todo, ocurrió algo,
de lo cual yo fui el único protagonista
y que ya os contaré en otra entrada de este blog. Decir que me hizo mucha
ilusión, ya digo un elenco gamberro.
Pues eso después de la charla introductoria de Eduardo,
comenzamos una interesantísima visita por el cementerio, al anochecer. Que
sensación más buena, ver el sol ocultarse entre las nubes y oler, ya, a
noches de verano.
Como digo la visita fue
muy interesante, con un guía que
lo explicaba todo. A mí me interesaba
mucho más cuando hablaba de las familias que moran en dicho lugar, que cuando
hablaba de las características arquitectónicas de los panteones. Estuve en todo
momento muy atento.
Me hizo mucha ilusión encontrar el panteón de Aurelio
Marcos, primer jefe de mi padre y donde aprendió su oficio.
tamente de noche y eso
enturbio un poco la misma porque no se veía nada. También es verdad que al
final me descolgué un poco del grupo y estuve de charlas y bromas con Tony,
Javi y la loca de Luisa.
Tras la visita oficial, hicimos otra, teniendo en cuenta los movimientos y el tiempo
del montaje que vamos a realizar, con lo
cual, volvimos a visitar el cementerio. Pero ahí, si me encontraba muy cansado.
No acabamos, tras esa
vuelta, volvimos a hacer otra, pero en
esa yo ya decidí quedarme con María José, Luisa, Mari Angeles, Javi y otra
chica más en la puerta de la capilla, estaba muerto de hambre y muy cansado.
Tras esa última visita, pues nos fuimos a casa, fue una
jornada muy bonita con los compañeros, convivencia y cultura, pero excesivamente
larga.
Por cierto, entre Gertru y yo y con el consentimiento del dire, empezamos
los primeros pasos, para trabajar este montaje de una forma novedosa, casi
todos los compañeros estuvieron conformes y con ganas.
Gracias Gertru por apoyarme.
Mientras sea viviendo.
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