Sí, tal y como leísteis
en la entrada anterior, hoy domingo 13
de noviembre del 2016, he vuelto al Botánico y
como dije, iba cansado, estaba
nublado, era muy temprano y lo peor de todo era domingo. Debe ser pecado o estar
prohibido por ley, hacer madrugar a una persona en domingo. Estuve tentado, pero
que muy tentado a no ir, pero, era mi obligación,
me había comprometido y así lo hice.
No fui como trabajador,
fui, solo, como observador. Fui a ver como trabajaban otros, yo no.
Pero en cuanto llegué me engancharon para observar, es más
no me dejaron ni saludar y de golpe y porrazo me cambiaron el nombre de Lolo,
por Lolo-lobo.
Al final no me arrepiento de haber ido, porque, vuelvo a
repetir y no sé ya, por cuantas veces, ni en cuantas entradas lo he
dicho pero el Botánico es especial.
De nuevo, después de casi seis meses yendo, unos meses más,
otros menos, pero, cada vez que voy hay algo nuevo que ver y el viaje de hoy ha
estado cargado de novedades.
Y ahora os contaré, ya seriamente, para que he ido hoy al
Botánico. Allí suelen celebrar cumpleaños y desde la organización me
propusieron trabajar como otro actor-animador
y realizar cumpleaños en dicho
lugar. Yo acepté y el pasado jueves,
me pidieron ir a ver el cumpleaños que se celebraba hoy, para estar informado sobre que consisten
dichas celebraciones.
La temática del cumpleaños, que he visto, era la de Supervivientes, lo vi y me lo pasé muy bien.
Eran dos animadoras las que llevaban el cumpleaños, Noelia y Yesica, está
ultima ya la conocía de Halloween, aunque poquito, y ahora hemos estrechado más
nuestros lazos, ya que, pasó casi todo el camino pendiente a mí y dándome toda
clases de indicaciones y consejos, por cierto, gracias Yesica por tus consejos,
tus atenciones y tus comentarios, me he reído mucho y lo he pasado muy bien.
Yo aproveché el viaje, para ver qué hacen, para generar
ideas y sobre todo para divertirme y disfrutar el paisaje.
A la hora más o menos de cumpleaños, me fui abajo, después
tuve una charla cofrade con Dani y a casa caminando y pensando en el plato de
paella que me iba a zampar.
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