Estas fotos que vienen a continuación son de la pieza El bulto negro estrenada el jueves 6 de agosto de 2020 en Campillos. Las hizo una compañera y no tienen mucha calidad, pero quiero ponerlas porque me traen muy buenos recuerdos.
lunes, 31 de agosto de 2020
JORNADAS CAMPILLERAS: UN VIAJE DE VUELTA Y OTRO DE IDA, AMBOS BIEN DISTINTOS.
Y el viernes 7 de agosto de 2020 nos volvíamos a reunir Álvaro y yo, en el mismo lugar de siempre, para irnos junto a María, en el coche de esta, a Campillos para el segundo día de actuación, pero esta vez no quedamos a las 17:00, sino a las 18:00, ya que la pieza que íbamos a estrenar necesitaba menos ensayos.
En vez de comparar el viaje del viernes con el del jueves, como suelo hacer o sería lo normal, quiero comparar el viaje de ida a Campillos del viernes con la vuelta del jueves. Pues dicha vuelta fue impresionante y quiero destacar cómo pueden cambiar las cosas en poco tiempo, por ello os recomiendo aprovechad los momentos, cosa que yo no hago.
Tras el éxito de público y de lo bien que salió la pieza C´est la vie, algo totalmente inesperado, estábamos los compañeros con la adrenalina, el nivel de felicidad y la excitación a tope.
En ese coche íbamos tres colegas, bueno más bien tres amigos. Nos conocemos desde hace mucho tiempo, es verdad que son dos personas con las que no tengo un contacto diario, ni con las que quedo frecuentemente para salir o tomar un café, pero los 3 hemos trabajado muchas veces juntos y a los 2 los quiero un montón y los considero amigos. Juan me genera siempre muy buen rollo. Entre él y yo hay un feeling especial, juntos generamos confianza, intimidad, unión, compresión, risas, tonterías y cuando estoy con Álvaro es como un miembro de la familia.
En cambio, cuando llegué a Málaga, por cosas personales que no voy a contar porque este blog es totalmente profesional y nada personal, esa felicidad se cortó de raíz.
Gracias a Dios que todo fue una falsa alarma y de quedó en un susto, pero un susto que me acompañó a lo largo de la madrugada, de la mañana, del día, de la tarde, de la noche y por supuesto del viaje.
Fue un viaje muy ameno y profesional. Aunque íbamos tres en el coche, las conversaciones, de esos casi 45 minutos que dura el trayecto entre Málaga y Campillos, la monopolizamos Álvaro y yo, pues fuimos hablando de lo difícil que es esta profesión, de las ganas de hacer audiovisual y de los compañeros que han tenido o hemos tenido la oportunidad de tocar más profesionalmente dicho campo.
Y así entre charlas, deseos, cotilleos y una parada en una gasolinera, llegamos a Campillos.
Fui casi todo el camino hablando, eso me evitó pensar, pero el nudito en el estómago, el nervio, la tensión y preocupación fue mi fiel compañero de asiento en dicho viaje.
sábado, 29 de agosto de 2020
JORNADAS CAMPILLERAS: TRES ENSAYOS EN RAYA, BUENO TRES O MUCHOS MÁS.
El viernes 7 de agosto del 2020, si comparamos con el día
anterior, la llegada a Campillos fue totalmente distinta. Por motivos
personales, mi cabeza estaba en otra parte. Mi cuerpo se fue a Campillos, pero
mi cabeza se quedó en Málaga.
Aparcamos en la entrada principal del cole, no en el
lateral, pero esta vez estaba cerrado. Cargado con las bolsas donde guardábamos
todo el vestuario, esperamos en la puerta, ya que no podíamos entrar y no
sabíamos ni cuando, ni quién nos abriría.
Eso me recordó a los momentos de espera en medio de ninguna
parte que ocurre cuando viajas y que os comenté en entradas anteriores que me
gustan tan poco, por tanto, la tarde no empezaba bien, y encima yo que tenía mi
cabeza en otra parte.
Llamamos a Manu para ver dónde estaba y quién nos podría
abrir, este nos informó que ya estaba dentro del cole y que en unos segundos
nos abriría y así fue. La verdad que la espera fue muy breve, vamos casi
inexistente, pero yo como tenía el día muy chungo...
Es cierto que, a lo largo del previo, noté en contadas o más
bien en bastantes ocasiones que uno de los compis ocupaba el lugar del director,
del "jefe" o del papá, pues era como el responsable y quien guiaba
nuestros pasos, controlaba lo que hacíamos o nos programaba las actividades.
Teníamos esa figura, aunque creo que no fue necesaria puesto que fuimos muy
responsables o más bien excesivamente responsables.
Lo primero que hice nada más llegar, fue irme al comedor del
cole a coger una silla y como el día anterior, a la espalda del escenario,
busqué mi espacio y preparé mi vestuario y mi atrezo y de allí directamente,
cuando ya llegó Juan, que fue el último en hacerlo, nos fuimos todos directos y
como corderitos al comedor a ensayar.
Yo me quedo con el último, que fue el que hicimos casi a las
21:00 h. Justo una hora antes del estreno.
La noche ya estaba cayendo y se realizó sobre el escenario,
con los micros, el atrezo completo, la escenografía completa, la música y parte
del vestuario. Hicimos un ensayo de toda la pieza, incluyendo, montajes,
desmontajes y presentaciones. Creo que no se hizo el segundo entremés.
La sensación fue preciosa, no sé ese atardecer, en ese pueblo, sobre ese escenario. He visto tantas veces en tv o en Internet a mis artistas favoritos en chándal o con ropa informal, ensayando antes de una actuación, con el escenario a medio gas, con el patio de butacas vacío, con la luz del sol, donde se ve que todo es mentira, pero que por la noche se convertirá en magia y fantasía, dándolo todo en los ensayos, pero a la vez jugando y divirtiéndose con los compañeros y está vez yo era uno de ellos.
Ese ensayo acabó con el tiempo justo para vestirnos,
maquillarme, esta vez sí lo hice, y esperar. Ese tiempo de espera fue el que
debía haber aprovechado para programar y fijar bien los cambios del personaje
del maestro y que no hice, entre otras cosas porque en el ensayo había ido muy
bien.
Previo a ese ensayo en el escenario hicimos dos más en el comedor.
El primero fue solo de montaje y desmontaje. El día anterior
el director nos lo había marcado y había quedado muy claro. Pero esa tarde cuando lo
hicimos para que la técnica de sonido, una persona maravillosa, lo conociera y
supiera qué hacer en cada momento, fue un caos enorme pues nada más
empezar nadie se acordaba qué movía, cuándo y cómo, ni en qué momento se
hacían los cambios, las presentaciones etc.
Ahí fui yo el que puse un poco de control planificando el
orden, juré que lo recordaba perfectamente del día anterior, nunca lo tuve
seguro al cien por cien, pero lo dije tan serio que di el pego y convencí a los compañeros.
Pese al buen rollo, a la diversión y el buen ambiente de
trabajo reinante, yo por cosas personales como dije antes, no estaba del todo
integrado y tenía un nudito en el estómago.
Después de repetir los montajes varias veces, se hizo un
ensayo-repaso integro de la pieza completa, sin el segundo entremés, y antes de irnos al
ensayo sobre el escenario, volvimos a repetir dos veces el entremés, El bulto
negro, que no quedó muy lucido, la verdad.
Tras eso cargamos, unos más que otros, la escenografía hasta el escenario y comenzamos ese magnífico ensayo que dije antes.
Momentos antes de actuar, recuerdo a mis compis repasando y repitiendo los textos y recordando las intervenciones una y otra vez, en cambio yo estaba realmente tranquilo, controlaba todo y estaba muy bien, es más mientras esperábamos para salir a actuar yo estaba de bromas y riendo. Tanta seguridad la pagué después. (El por qué en la siguiente entrada).
miércoles, 26 de agosto de 2020
JORNADAS CAMPILLERAS: CRONICAS DEL ESTRENO DE "TRES EN RAYA".
El viernes 7 de agosto del 2020, tuvo lugar en Campillos, la tercera jornada del Festival de Teatro Candilejas de Verano 2020 y ahí de nuevo estuvimos los miembros de El Terral. Esta era la tercera noche que participaba el grupo y la segunda que lo hacía yo. Para la ocasión se estrenaba la pieza Tres en raya.
Esta es una pieza sencilla que consta de tres entremeses, o piezas cortas con claros tintes humorísticos. Yo participaba en dos de ellas, la primera y la última.
Cada pieza era presentada por un miembro del
equipo. La primera Manu, la segunda Juan y la tercera yo. Y entre
pieza y pieza había que montar y desmontar la escenografía del entremés que se
iba a representar. Por cierto, esos cambios se hacían con unas músicas muy
conocidas, de las de toda la vida y que todo el mundo se sabe. Para mi fueron de
los momentos más divertidos de la noche, pero fuimos tan eficaces, montando y
desmontando que se me hicieron muy breves.
1.- Entrada, montaje y presentación del primer entremés:
2.- La autoescuela:
Esta pieza era muy coral, pero a medida que la íbamos trabajando me di cuenta que mi personaje tenía mucho peso e intenté destacarlo, pero quizá, demasiado. Los nervios y el exceso de confianza y seguridad me jugaron una muy mala pasada, pero muy mala, salí de la actuación muy descolocado.
Para evitar que mi personaje se pareciera en exceso, al que iba a representar al día siguiente puesto que eran muy similares, decidí darle un nuevo enfoque.
El jueves se lo hice saber al director y este me dio el visto bueno. El profesor de una autoescuela, que era mi personaje, sería un hombre chulesco, soberbio y egocéntrico, que humilla a sus alumnos, para luego acabar siendo él, tras un ataque de ansiedad, el humillado, yterminar llorando de forma ridícula. El director me dio el visto bueno, pero en ningún momento lo ensayé, ni con él, ni con los compis y lo que es peor, no lo ensayé yo solo en casa. No por vago, sino porque por motivos personales, esa mañana, previo al viaje, no tenía ánimos para ensayar.
En la cena posterior a la actuación, una compañera comentó dicho
exceso de energía, no sé si positivamente y otro compañero también pero ese sí lo hizo en plan bueno, pues dijo que le ayudó a su interpretación.
3.- Montaje, desmontaje, presentación del segundo entremés y
Sangre gorda:
Como dije antes, me puse tan nervioso en el escenario que
estaba deseando que acabara el entremés, así que, cuando acabó me quedé en la
gloria. El desmontaje, la presentación de Juan y el montaje del entremés Sangre
gorda, fue un visto y no visto. Es más, creo que estaba tan nervioso que ni
recuerdo la presentación de Juan y eso que era muy chula y él es un monstruo.
El montaje también se hizo en nada.
Mientras mis compis hacían Sangre gorda, yo me dediqué a cambiar mi vestuario, y a concentrarme para que se me quitaran los nervios y el miedo a volver al escenario pues necesitaba estar templado para la siguiente pieza.
Cuando acabó el entremés Sangre gorda, llegó el momento de desmontar. Desmontamos nada más y nada menos que a los sones de la Zarzamora, pero lo hicimos tan rápido que se quedó en la entradilla de la música y no se pudo oír ni la voz de Lola, asi que aunque intenté lucirme como fans de ella, no me dio tiempo.
4.- Mi presentación y montaje del ultimo entremés:
Ahora venía el momento de la presentación del ultimo entremés, la que yo hacía. Estaba yo solo en el escenario. Antes de salir me dije: “Lolo nada de nervios, en la presentación te tienes que quitar la espinita anterior, así que duro y al toro, sino el entremés que viene ahora y lo que te queda de festival va a ser un martirio”.
Estaba solo en el escenario vacío, la presentación era realmente corta,
pero estaba solo yo, si me ponía nervioso, me equivocaba en una palabra, o titubeaba
se iba a notar y mucho, pero no pasó nada de eso. Controlé el cuerpo, la voz, los
movimientos, me adueñé del escenario y me sentí muy bien. Es más, intenté hacer
distintas entonaciones, hablé directamente al público, le pregunté a ellos y creo que
incluso improvisé frases, conecté con ellos y creé un buen ambiente.
El montaje se hizo con una canción de Los Chicos. De espalda al público, mientras colocaba una silla, me puse a mover el culillo y el público comenzó a reír, ahí ya pillé seguridad y seguí meneando el trasero. Por cierto, mi parte del montaje
era la más decorativa y mientras la hacía mi compañera entró en escena. Nunca
entendí por qué.
5.- El bulto negro:
En esta pieza, mi personaje apenas
tenía importancia, era un simple testigo en un juicio, pero yo, sin falsa
modestia, me preparé un personaje muy vistoso. De hecho, en los primeros
ensayos ya le había buscado una peculiar forma de hablar que gustó al director
y que me pidió que acentuara.
Estaba marcado y ensayado que este personaje debía permanecer toda su intervención de pie y sin moverse. De nuevo como en el entremés anterior, debía estar quieto, con lo nervioso, como vimos antes, que me pone eso. Además, este personaje era una persona tímida en exceso, así que, no tenía como en el personaje anterior forma de soltar energía y relajarme.
Todo estaba en contra, pero en el ensayo previo a la actuación, metí una broma con una de las compañeras, entraría despistado y al ver mi silla, me iría a sentar y esta me regañaría para que me pusiera en pie y ya no podía sentarme más. Pues bien, salí a escena, hice ese juego y ella no me dijo nada, con lo cual me senté y sentadito me quedé y sentadito, excepto un fragmento, hice toda la pieza y eso me dio una tranquilidad total.
Así que disfruté el personaje, disfruté la pieza, me sentí en el personaje y en la situación en todo momento, me dejé llevar, incorporé cosas nuevas, gestos o reacciones con los compañeros, pero sin exagerar. Mi personaje al ser tan "especial" y el resto tan naturalistas y que su vestuario al ser mucho más cantoso y coloreado que el de los demás, creo que enganchó con el público y gustó mucho.
Yo me sentí muy bien con él, disfruté el momento, no hubo nada de nervios, hablaba directo al público, reaccionaba a lo que lo sucedía a mi alrededor, sentía el escenario como mi casa, me hubiera pasado allí toda la noche. Es más, hubo una pequeña confusión con los textos que mi personaje arregló, pero la pieza al ser un poco de humor absurdo no se notó.
CONCLUSIÓN: Fue una noche
sencilla donde el público lo pasó muy bien, los compañeros estuvieron geniales
y lo pasaron de maravilla, pues era algo sencillo para disfrutar, pero yo acabé
muy desanimado, pues los nervios del primer entremés me dejaron mal sabor de
boca y acabé enfadado conmigo mismo, porque creo que perdí una gran
oportunidad.
jueves, 20 de agosto de 2020
JORNADAS CAMPILLERAS: NOS VAMOS A CAMPILLOS, POR PRIMERA VEZ.
Para mí es muy importante la primera impresión que me llevo de un lugar y según como sea esta, así me sentiré después de a gusto en dicho lugar, y la que me llevé de Campillos fue maravillosa.
No sólo fue buena por lo bello que vi, sino también por la sorpresa. Os cuento, íbamos por un campo seco, marrón, parecía que íbamos por la Mancha, cuando de pronto doblamos una curva y sin esperarlo, entramos a un paseo lleno de casas señoriales con setos y jardines. Las casas eran similares a la del barrio donde vivían los personajes de La dama y el vagabundo.
Y mi reacción fue la de:"Guau pedazo de casas que hay en Campillos" y mi compañera me contestó: "Eso mismo dije yo cuando entré ayer".
De pronto, de la nada, pasamos a un pueblo señorial, Campillos.
Tras esas casas, llegamos a una alameda preciosa, doblamos la primera a la derecha y nos dijo mi compañera María: "Ya estamos aquí". Ya habíamos llegado, ella sabía el sitio porque había ido ya el día anterior.
Y así de fácil acabábamos un viaje de unos 45 minutos que nos llevó de Málaga a Campillos. Era el jueves 6 de agosto de 2020, y era nuestro primer día de festival en dicho lugar.
Álvaro y yo, nos fuimos en el coche de María, yo llegué puntual al punto de partida, pero la chica había cambiado el sitio de la quedada, me lie y llegué como 6 minutos tarde.
Ya me esperaban ella y Álvaro, cargamos el maletero y emprendimos el camino.
Por cierto, el camino fue muy tranquilo. No soy muy fans de viajar, pero iba muy tranquilito y con muchas ganas de llegar y empezar con el teatro.
Es verdad que tenía muchas esperanzas y en mi cabeza, y según fotos que vi en Internet de años anteriores, me había imaginado el escenario en unas condiciones, María que ya se había estrenado en el festival el día anterior, me dijo que todo era muy oscuro y complicado y nada tenía que ver con mi expectativa. Eso me descolocó un poco pero tampoco mucho, y seguí disfrutando del camino. Por cierto, las vistas de unos lagos hasta llegar a nuestro destino eran preciosas y luego el escenario no era tan catastrófico como dijo la compi.
En la pieza C’ste la vie, necesitaba un montón de vestuario y atrezo, y por ello mi padre, por la siempre intermediación de mi madre, me llevó en coche al lugar de la cita. Era un lugar cercano a casa, solo nos separaba una gran cuesta, pero una cuesta a las 16:00, en agosto, a 40 grados, cargado y recién comido, no era plato de buen gusto, por tanto, fue de gran ayuda que me acercarán y algo que agradecí mucho.
sábado, 15 de agosto de 2020
JORNADAS CAMPILLERAS: MI PRIMER ENCUENTRO CON CAMPILLOS.
Odio, en cualquier tipo de viaje, (placer, trabajo, casting) esos momentos de espera, con las maletas, en plena calle de un lugar totalmente desconocido, donde te sientes un poco tirado o desprotegido, mientras esperas que te abran un sitio, que llegue el resto de personas, que te den la llave del hotel, etc. Pero esta vez no fue así, porque nada más bajarnos del coche, María vio que el cole estaba abierto, pidió al chico que estaba dentro que si podía dejarlo así,este le dijo que sí. Así que cuando aún no había dado ni 6 pasos para alejarme del coche, volví a él, para recoger del maletero mi excesivo equipaje y entrar en el cole, del que me separaban escasos 100 metros.
Entramos, y mientras María hacía unas gestiones, Álvaro y yo, como si fuéramos de hierro y el escenario un imán, nos vimos atraídos hacía él, y de nuevo en un visto y no visto, estábamos sobre este. Por cierto, me impresionó ver este por detrás, era como los backstage de Madonna.Nuestra siguiente parada fue una visita al parque José Hinojosa en busca de un helado. No encontramos lo que yo quería, es decir una heladeria profesional, pero nos conformamos con uno de quiosco. Por cierto, me compré uno con un chocolate exquisito pero que el resto no sabía a nada.
Como estábamos solos, María propuso tomarnos un café, pero yo
aborté el plan y los convencí para ir a por el helado y eso hicimos.
Creo que hacía tanto tiempo que no salía y que no hacía
cosas comunes que estar allí me parecía como un sueño.
Todo era perfecto. Desde el cartel enorme que vimos con
nuestras actuaciones o la preciosa alameda del parque, hasta el viento me gustó, a veces un poco pesado, pero que hacía
que la temperatura fuera muy agradable.
Cuando volvimos al cole, ya había llegado el director,
soltamos todas las cosas en la sala de ensayo que era nada más y nada menos que
el comedor del colegio, esperamos a los otros compis, que estaban tomando un
café pues llegaron antes que nosotros y empezamos a trabajar.
Empezamos con los ensayos, que podéis leer en la siguiente entrada.
JORNADAS CAMPILLERAS:"ENSAYOS A LA CUBANA."
La noche del jueves 6 de agosto
de 2020, estrenábamos la pieza, C’ste la vie, una obra con miles de entradas y
salidas, con miles de cambios de vestuario y con miles de tipos de personajes.
Esta exigía una gran coordinación, concentración y seguridad entre todos
nosotros, y en ciertas escenas, entre nosotros y la música.
Creo que no hablo solo por mí, sino por todos mis
compañeros, pero todos estábamos muy expectantes sobre lo que iba a pasar y
porqué no decirlo, un poco asustados con el resultado final.
Por todo ello queríamos, deseábamos y exigíamos ensayar la pieza. Pero cuando empezamos a trabajar, el director, quiso ensayar otras cosas.
Os cuento, al día siguiente se estrenaba la pieza Tres en raya. Una pieza donde se representaban tres obras cortas. Estas si se habían ensayado muy bien y estaban muy cuadradas, pero cada pieza exigía su montaje y desmontaje de escenografía, unas presentaciones y unas músicas, pero hasta ese día no dispusimos de todos los elementos de la escenografía y por tanto nunca habíamos podido ensayarla tal como se iba a representar.
El ensayo fue carente de toda dificultad, de todo estrés y de toda complejidad. Vamos fue un cachondeo, una fiesta.
Lo que hicimos fue, se hacía el montaje de un entremés, su presentación, el principio de este, el final, el desmontaje, la presentación del siguiente y el montaje de ese y así tres veces. Yo hacía casi todos los cambios con Juan así que me hartaba de reír y los otros con Manu y este compañero me aportaba serenidad.
Yo no las tenía todas conmigo, por tanto expresaba públicamente y en muy diversas ocasiones mi estado de nervios, esto era como una forma de justificar si algo me salía mal, porque en mi interior estaba muy tranquilo. Estaba deseando subirme a ese escenario, hacer esa pieza tan original para mí y estrenarme en un grupo nuevo, pero con colegas de siempre. Además es un lujo estar rodeado de profesionales y en un festival veraniego al aire libre. Asi que estando todo como está podía considerarme un afortunado y disfrutaba el momento.
Subimos al escenario y en la espalda de este, cada uno de nosotros pegamos, una chuleta del guion, en un trozo de la pared del escenario, para que nos sirviera como guía y en una silla, otros en dos o más como Álvaro, otros en el suelo como Celia, fuimos colocando todo el vestuario y el atrezo de cada uno.
Me quedé totalmente impresionado cuando vi ese grupo en el
teatro y mucho más cuando vi algunos reportajes sobre su backstage y como los
actores y actrices corrían de un sitio a otro para cambiarse de vestuario,
maquillaje y sobre como tenían la capacidad para pasar de un personaje a otro
en cuestión de segundos. Como digo, estaba constantemente demostrando mis
nervios, pero realmente en el fondo estaba muy feliz, pues me sentía un actor de La Cubana pero a un nivel casero.
Nos preocupaba tanto, pero tanto, los cambios de vestuarios
que nos esforzábamos más en la parte de atrás del escenario que delante. Detrás lo dábamos todo, el esfuerzo era el máximo,
pero en cambio cuando salíamos a escena, actuábamos rápido, sin esfuerzos y casi
sin interpretar nada, pues nos preocupaba más el cambiarnos de ropa y llegar a
tiempo que actuar. Esta fue mi sensación personal, pero al compartirla, todos
mis compañeros pensaron igual.
El ensayo fue un poco de “aquella manera” y lo mejor fue
cuando llegó mi parte deportiva. El director, que estaba en el patio de
butacas, tuvo que parar el ensayo y subir al escenario para darme consejos de cómo
realizar mi acting. Yo para el deporte no soy lo mejor, todo lo contrario, y en ese ensayo lo hice
evidente. Hice de tenista y casi perdí la pelota y cuando hice de futbolista,
según palabras del director: “Casi pierdo una uña”.
En cuanto a Manu, decir que menos mal que lo tenía pendiente a mí ,pues cada vez que tenía que hacer de médico, se me olvidaba y él me lo recordaba.
Acabado el ensayo, volvimos a recolocar todo el vestuario, cada uno
en nuestro lugar. Ahora con causa de razón, pues fuimos dejando las prendas de modo que todo era mucho más fácil. Además,
ya sabíamos que llegábamos a tiempo a los cambios de ropa así que nos
prometimos que en la pieza íbamos a disfrutar.
Tras el ensayo, un momento de descanso, de vestirnos y
prepararnos para la pieza. Tiempo que Celia y yo aprovechamos para montar, sobre el escenario, un fragmento de la pieza que teníamos que hacer con unos globos, pero los globos no llagaron al estreno y tuvimos que improvisar y crear de cero una escena y el director también aprovechó para decirnos que
el ensayo había salido un poco regular, casi suspenso y en ese momento se
empezó a oír, por parte de los compañeros la típica frase de: “A malos ensayos
generales, grandes estrenos.”
Bueno, después de ese descanso y prepararnos, ya era de noche y con el patio de butacas medio lleno
nos dirigimos a nuestro estreno.
EL ELENCO |
domingo, 9 de agosto de 2020
JORNADAS CAMPILLERAS: ESTRENO DE LA PIEZA "C´EST LA VIE".
Vamos a lo que vamos. Sin ninguna introducción os paso a relatar la crónica del estreno de la pieza C´ste la vie, de mi estreno en el Festival de Teatro Candilejas de verano , de mi estreno en Campillos, de mi estreno con el grupo de teatro El Terral y de mi estreno en el teatro gestual.
Si sois seguidores de mi blog sabréis que no paro de actuar, pero también sabréis que hace mucho, pero mucho tiempo, que no me subía a un escenario y los escenarios siempre me han dado miedito, así que cuando Álvaro se fue de mi lado y se pegó a la pared del lateral derecho del escenario para salir, yo lo veía allí concentrado, serio, metido en su papel, puesto que le tocaba salir y más me asustaba. Ahora me dejaba allí solo y en ese momento si que quise irme de verdad.
Cuando él salió a escena yo ocupe su lugar. Y ahí el tiempo se
me pasó volado, no pude ni pensar, todo estaba yendo tan aprisa que me
tocó salir, pero ya no existía el miedo.
Esta es una pieza gestual, compuesta por casi 20 sketches donde, a veces acompañados por musica y otras veces a pelo, todo el equipo completo o solos o en pareja o en trío, vamos representando situaciones cómicas. Esta estructura se repite a lo largo de 50 minutos que dan lugar a la pieza.
De esos sketches yo participo en 11 que os paso a resumir:
SKETCH 1:
Siempre habíamos ensayado esta pieza en lugares pequeños y está vez el escenario era mucho mayor, por tanto, había bastante distancia entre la pata y mis compis. En ese mismo momento pensé que en vez de ir caminando, hacia ellos, de forma neutra que no dice nada, lo haría con un personaje con excesiva timidez. Lo hice, salí asi a escena y la gente empezó a reír. Ahí ya me motivé. La primera escena que es casi toda coreografiada salió muy bien, menos una cosilla. El público volvió a reír cuando me fui. Hubo un momento en esa primera aparición donde de nuevo me puse nervioso, pero fue cosa de segundos y salí de escena muy feliz porque todo parecía que iba bien.
SKETCH 2:
Salía con una bata de médico, cosa que en todos los ensayos se me olvidaba, pero esta vez no. Además llegué a mi lugar de actuación con tiempo más que suficiente. En esa escena me lo pasé genial, me dejé llevar y me descoqué. El publico parecía que se lo estaba pasando bien, Celia en esa escena estuvo para comérsela y yo me lo pasé bomba, payaseé por todo el escenario, como nunca lo había hecho y la escena acabó con un fuerte aplauso.
SKETCH 3:
SKETCH 4:
Este era muy largo y se dividía en dos escenas. Yo salía en la primera, luego descansaba y volvía a salir, pues bien. En la primera escena, el público volvió a reírse cuando aparecí, lo pasé muy bien y de nuevo el público reía mucho. Este era mi cambio de ropa más complicado y lo hice a tiempo. De hecho, le pedí a Manu que si no llegaba, que alargara, pero no hizo falta pues llegué muy bien. Cuando acabé mi primera escena salí tan feliz, tan contento, tan relajado, lo pasaba tan bien en escena, tenía tantas ganas de volver a salir, el público estaba disfrutando, yo ya controlaba todo, puesto que mis cambios de vestuarios más complicados habían pasado, estaba tan feliz y sereno que me puse a cambiarme de ropa, pero de pronto vi algo extraño, no había ningún compañero cambiándose a mi alrededor y fue entonces cuando me di cuenta que debía haber salido de nuevo y no lo hice. Ya me había quitado la camisa, con lo cual intenté ponérmela de nuevo pero la escena ya estaba acabando y no salí. Menos mal que era una escena coral donde yo hacía una figuración y no se notó mi ausencia.
En este sketch larguísimo tenía 3 intervenciones en todas salía yo solo. Eran tres salidas muy deportivas y de todos es sabido que el deporte no es lo mío, con lo cual no fueron muy lucidas. El director me pidió, tras el ensayo, que jugara y mirara mucho al público, lo hice, pero creo que no se consiguió la unión entre ellos y yo. Aunque a medida que salía iba oyendo comentarios del público, argumentando y bromeando sobre las cosas que me iban pasando, quizá si conecté pero no lo noté. Necesitaba la colaboración de dos compañeros que lo hicieron a la perfección. Creo que al público le gustó mis apariciones, pero yo al no sentirme muy agusto con esas escenas no las disfruté mucho, pero creo que el público sí. Ahora que lo pienso, me preocupé más de que las acciones deportivas salieran bien que de la actuación, no sé.
SKETCH 6:
Este era muy corto, una pequeña colaboración que acabó con aplausos. Así que muy bien.
SKETCH 8:
Otra pequeña colaboración, muy ridícula, con un personaje
muy ridículo, muy breve y con un vestuario muy ridículo y de nuevo el público
se puso a reír y mucho y lo pasé de nuevo bomba.
SKETCH 9:
Este sketch desde el principio no me hacía mucha gracia, la verdad, pero después poco a poco en los ensayos me fue gustando más y ayer en la pieza lo disfruté muchísimo, lo pasé de nuevo muy bien. Paseé durante un rato yo solo mi propio personaje y este me encantaba. Luego aparecieron mis compis, Manu y Álvaro, entre los tres se hizo un buen equipo, mucha unión. Vamos un gran grupo. Creo que gustó y que salió muy cuadrada. También lo pasé bien y salí muy satisfecho
SKETCH10:
Otra aparición muy breve pero que gustó mucho.
SKETCH 11:
Fue la última, pero quise darlo todo, me concentré mucho, porque en este sketch, siempre solía desconcéntrame un poco y desconectar
por ser el final, pero no lo hice. Creo que también quedó divertida y que gustó.
Yo me sentía realmente muy orgulloso de ver a todos mis compañeros en escena
dándolo todo. Después de tanto trabajo, de tanto esfuerzo y estábamos allí
exitosos.
CONCLUSIÓN: Fue una pieza que no habíamos ensayado mucho,
que era muy complicada por los cambios de vestuarios y las entradas y salidas
de los compañeros, quizá era complicada de entender, pero el público la pilló
desde el primer instante, y después de oír aplausos y risas, desde el principio,
nos animamos y nos crecimos todos al máximo.
Salíamos al escenario y lo dábamos todo porque nos divertíamos un montón, pero en bambalinas era aún mejor. Esos cambios de ropa, esa unión, esa colaboración, ese todos a una, esas risas y
ese colegueo entre todos fue genial.
Hacia mucho tiempo que no me lo pasaba tan bien en una actuación,
fue una fiesta y una satisfacción personal. Nunca había hecho teatro gestual pero me encantó la experiencia.
No hubo dudas, no hubo miedo, solo diversión y seguridad.
Quiero recordar las conversaciones con Álvaro antes de
salir al final de la pieza, las charlas jocosa con Juan durante los cambios de ropa,
ver a Celia correr de un lugar a otro, la atención constante de Manu para que
no se me olvidara nunca cuando debía ponerme la bata de médico o la enhorabuena, a todos, feliz y sincera de Antonio al acabar.
Ya digo un placer.
jueves, 6 de agosto de 2020
CARTELES.
CRONOLOGIA DE UNA BUENA NOTICIA. ¡¡ TENEMOS EL SÍ!!.
ULTIMO DIA DEL TERRAL ANTES DEL TERRAL.
miércoles, 5 de agosto de 2020
OCURRIÓ UN MILAGRICO MUY DULCE.
Os prometo que no sé lo que pasó. Jamás en mi vida me había pasado esto. No sé si fue porque salí de casa, antes del ensayo con una muy buena intención, que no pude llevar a cabo pero que me fue recompensada o que mi Luisa es adivina, pues su predicción se llevó a cabo al 100%.
Si hasta fui al ensayo del domingo, 2 de agosto del 2020, con un plan perfectamente organizado: Haría el monologo completo, pues
tras unos cambios, donde moví párrafos, ideas y metí palabras para
hilar todo, había conseguido aprenderme el texto, pero no lo haría con acento granaino. Ya
os dije que quería hacer el texto en dicho acento, lugar de procedencia de
mi personaje, pero no me salía ni a tiros. Para ello le justificaría a Eduardo
que debido a todo el trabajo que había tenido durante toda la semana, cosa que
en cierto modo era verdad, no había podido trabajar ni el cuerpo, ni la voz y
mucho menos el acento del personaje, cosa que también era cierta, pero a
medias, porque algo si lo había trabajado, pero es que no conseguía hacerlo y
me daba corte hacer el ridículo ahí delante de todos.
El ensayo del espectáculo La Málaga dulce, estaba previsto para
las 19:30, yo tenía pensado salir a las 19:00 para llegar bien de tiempo, pero
a última hora y debido a las altas temperaturas lo cambiaron a las 20:00.
Aprovechando el cambio, salí mucho más pronto de la cuenta
para hacer algo que al final no pude hacer. Pensé volver a casa porque el calor
era exageradamente insoportable y eso unido a la mascarilla hacían que me
asfixiara, que sudara y que me quemara la piel, pero no me volví, fui valiente y
decidí bajar hasta Casa Mira, en el centro, para comprarme un blanco y negro. En
una plaza solitaria me lo comí y luego me fui al ensayo.
Llegué al cementerio, muy tranquilo, pues lo iba a hacer en
malagueño, como dije antes, lo tenía todo preparado.
Una vez allí, saludé, llegaron todos, Edu nos dio su charla y cada uno nos fuimos a nuestro lugar. En un principio se dijo que se
haría un ensayo real, o sea, cuatro pases, pero al final iban todas las
anfitrionas juntas y solo hicimos uno.
Yo me escapé y en vez de esperar en mi sitio, me fui a ver y
charlar con mi Luisa. Esta me pidió que me quedara para verla y aconsejarle pero
le dije que no, que tenía muy mal el texto y quería repasar. Igualmente me
pidió que le hablara en granadino y le dije que no, porque aún no lo tenía. Esta me dijo: " Anda ya seguro que lo tienes, veras como abres la boca y te sale".
Llegaron las anfitrionas, me presentaron, abrí la boca y
empezó a salirme un granaíno perfecto, un granadino interior, de pueblo,
masculino, con los dejes de allí, con las palabras acabadas en “ico”, las
entonaciones, vamos todo.
Sé que no era perfecto, pero yo escuchaba que salía de mi
boca, lo que tantas veces quise escuchar y no escuchaba.
Con sus gestos y caras apoyaban lo que yo hacía y eso fue muy bonito. Siempre digo que cuando hago
algo por primera vez en un ensayo o ante un director me da vergüenza, pero esta
vez me creí. La risa de Eduardo y su cara de satisfacción, la de mi Luisa mandándome
besos y diciendo que sí, los gestos de la seño Carolina dándome sus
aprobaciones y su enhorabuena, Librada con una sonrisa constante. Todos me ayudaron a que me saliera.
Javi que es tan sincero y tan claro se puso a hacerme fotos
y al acabar me dijo: "En dos palabras im- presionante."
Pensareis que acabé muy contento, pues no, ya que hubo un
comentario silencioso, algunos gestos y demás que me hicieron pensar que ese personaje, llano, divertido, buena gente y campechano quizá no iba a ser aprobado, pues se
alejaba de la línea habitual, no sé, fue mi sensación, ya os contaré.
Pero quiero acabar esto dando las gracias a Álvaro, porque
me ayudó, pero sobre todo a Carolina por su apoyo, su ayuda, sus
desvelos y sus consejos y a Antonio Maldonado, que creo que me dio la clave,
con sus miles de videos y audios de los distintos acentos de Granada. Gracias, sin vosotros no hubiera salido.
Ahora hay que asegurarlo y afianzarlo para que no sea flor de un solo día.