miércoles, 26 de agosto de 2020

JORNADAS CAMPILLERAS: CRONICAS DEL ESTRENO DE "TRES EN RAYA".


El viernes 7 de agosto del 2020, tuvo lugar en Campillos, la tercera jornada del Festival de Teatro Candilejas de Verano 2020 y ahí de nuevo estuvimos los miembros de El Terral. Esta era la tercera noche que participaba el grupo y la segunda que lo hacía yo. Para la ocasión se estrenaba la pieza Tres en raya.

Esta es una pieza sencilla que consta de tres entremeses, o piezas cortas con claros tintes humorísticos. Yo participaba en dos de ellas, la primera y la última.

Cada pieza era presentada por un miembro del equipo. La primera Manu, la segunda Juan y la tercera yo. Y entre pieza y pieza había que montar y desmontar la escenografía del entremés que se iba a representar. Por cierto, esos cambios se hacían con unas músicas muy conocidas, de las de toda la vida y que todo el mundo se sabe. Para mi fueron de los momentos más divertidos de la noche, pero fuimos tan eficaces, montando y desmontando que se me hicieron muy breves.





1.- Entrada, montaje y presentación del primer entremés:



El director se inventó una entrada muy divertida. Los actores entraríamos desde la calle, cruzaríamos el patio de butaca y llegaríamos hasta el escenario. Eso sí llevaríamos en las manos las sillas, con las que posteriormente montaríamos la escenografía.

La única premisa que nos puso el diré fue que durante la entrada armáramos todo el jaleo que nos fuera posible. Quería representar así a los típicos cómicos itinerante que van de un lugar a otro montando su chiringuito y ofreciendo su arte. De hecho, debíamos entrar un poco despistados y como si llegáramos tarde.

Como en el ensayo general, previo a la actuación, todos mis compañeros lo dieron todo y más que jaleo, aquello parecía una pelea de gallinas, hablando a voces y a la vez, intentando con ello que se les escuchara, yo decidí entrar gesticulando, pero sin hablar, no me importaba no  hacerme notar.

En cambio cuando empezó la actuación, entre la oscuridad del patio de butacas, que los micros estaban apagados y el cumplimiento de la distancia de seguridad, el efecto de la entrada no fue el esperado, puesto que el público a penas se percató de nuestra presencia. Creo que no se notó quienes éramos, ni qué hacíamos. Al final hablé, porque si no aquello no se notaba nada. El no poder jugar con el público, debido a la "nueva normalidad", hizo que todo quedara muy frio.

La presentación de Manu, fue muy breve y se me pasó en nada. El montaje, igualmente, se hizo en nada de tiempo, por ello, no lo pude disfrutar y casi sin darme cuenta empezó el primer entremés.




2.- La autoescuela:


Esta pieza era muy coral, pero a medida que la íbamos trabajando me di cuenta que mi personaje tenía mucho peso e intenté destacarlo, pero quizá, demasiado. Los nervios y el exceso de confianza y seguridad me jugaron una muy mala pasada, pero muy mala, salí de la actuación muy descolocado.

Para evitar que mi personaje se pareciera en exceso, al que iba a representar al día siguiente puesto que eran muy similares, decidí darle un nuevo enfoque.

El jueves se lo hice saber al director y este me dio el visto bueno. El profesor de una autoescuela, que era mi personaje, sería un hombre chulesco, soberbio y egocéntrico, que humilla a sus alumnos, para luego acabar siendo él, tras un ataque de ansiedad, el humillado, yterminar llorando de forma ridícula. El director me dio el visto bueno, pero en ningún momento lo ensayé, ni con él, ni con los compis y lo que es peor, no lo ensayé yo solo en casa. No por vago, sino porque por motivos personales, esa mañana, previo al viaje, no tenía ánimos para ensayar.

Fui un poco de sobrado, en mi cabeza había pensando el personaje y su curva emocional, pero no lo había ensayado, lo dejé para esa mañana y como dije antes no lo hice. En ningún momento me puse frente a un espejo para verlo, gesticularlo o fijar los movimientos con el texto. Me dejé llevar y creo que no funcionó, salió exagerado, sobre actuado, histriónico. Era un personaje muy teatralizado, donde no estaba mal sobreactuar, pero es que creo que lo sobrepasé con creces.

De hecho, vinieron unos amigos a vernos. Dos de ellos no me dijeron nada y el otro me dijo que vio un derroche de energía exagerado y era cierto, pues era la misma impresión que tuve yo, la misma, mismísima. Grité, lloré, gesticulé y me moví sin control, pues mis reacciones y movimientos los iba decidiendo en el momento. 

Todo eso se debió a mi exceso de confianza y no hacer el trabajo previamente, algo muy mal hecho la verdad, pero todo eso se acentuó mucho más a causa de los nervios.

No sé que ocurrió, pues salí a escena, muy animado, me puse tras el atril que me habían preparado. Justo al lado de este tenía una pizarra, y cuando comprobé que esta me cerraba el paso, aunque no sé realmente si fue por eso o porque mis pensamientos me jugaron una mala pasada, me puse muy nervioso.  Un movimiento muy chulo, que hice en el ensayo, no lo pude repetir porque no me podía mover, eso me agobió mucho más, me puse muy nervioso, creí en un momento que se me iba a ir el texto, que yo mismo iba a parar la pieza, o que  mis piernas me temblaban, todo debido a que los nervios se estaban apoderando de mí.  Me sentí como cuando hace casi 15 años empecé a actuar, que me encantaba, pero el hecho de estar en escena casi me provocaba ataques de pánico.

Ese pánico, unido a que el personaje no lo tenía bien atado y fijado, hizo que empezará a dejarme llevar, a soltar energía para calmarme y aquello fue una locura.

En la cena posterior a la actuación, una compañera comentó dicho exceso de energía, no sé si positivamente y otro compañero también pero ese sí lo hizo en plan bueno, pues dijo que le ayudó a su interpretación. 



 

3.- Montaje, desmontaje, presentación del segundo entremés y Sangre gorda:


Como dije antes, me puse tan nervioso en el escenario que estaba deseando que acabara el entremés, así que, cuando acabó me quedé en la gloria. El desmontaje, la presentación de Juan y el montaje del entremés Sangre gorda, fue un visto y no visto. Es más, creo que estaba tan nervioso que ni recuerdo la presentación de Juan y eso que era muy chula y él es un monstruo. El montaje también se hizo en nada.

Mientras mis compis hacían Sangre gorda, yo me dediqué a cambiar mi vestuario, y a concentrarme para que se me quitaran los nervios y el miedo a volver al escenario pues necesitaba estar templado para la siguiente pieza.

Cuando acabó el entremés Sangre gorda, llegó el momento de desmontar. Desmontamos nada más y nada menos que a los sones de la Zarzamora, pero lo hicimos tan rápido que se quedó en la entradilla de la música y no se pudo oír ni la voz de Lola, asi que aunque intenté lucirme como fans de ella, no me dio tiempo.




4.- Mi presentación y montaje del ultimo entremés:



Ahora venía el momento de la presentación del ultimo entremés, la que yo hacía. Estaba yo solo en el escenario. Antes de salir me dije: “Lolo nada de nervios, en la presentación te tienes que quitar la espinita anterior, así que duro y al toro, sino el entremés que viene ahora y lo que te queda de festival va a ser un martirio”

Estaba solo en el escenario vacío, la presentación era realmente corta, pero estaba solo yo, si me ponía nervioso, me equivocaba en una palabra, o titubeaba se iba a notar y mucho, pero no pasó nada de eso. Controlé el cuerpo, la voz, los movimientos, me adueñé del escenario y me sentí muy bien. Es más, intenté hacer distintas entonaciones, hablé directamente  al público, le pregunté a ellos y creo que incluso improvisé frases, conecté con ellos y creé un buen ambiente.

El montaje se hizo con una canción de Los Chicos. De espalda al público, mientras colocaba una silla, me puse a mover el culillo y el público comenzó a reír, ahí ya pillé seguridad y seguí meneando el trasero.  Por cierto, mi parte del montaje era la más decorativa y mientras la hacía mi compañera entró en escena. Nunca entendí por qué.





5.- El bulto negro:


En esta pieza, mi personaje apenas tenía importancia, era un simple testigo en un juicio, pero yo, sin falsa modestia, me preparé un personaje muy vistoso. De hecho, en los primeros ensayos ya le había buscado una peculiar forma de hablar que gustó al director y que me pidió que acentuara.

Estaba marcado y ensayado que este personaje debía permanecer toda su intervención de pie y sin moverse. De nuevo como en el entremés anterior, debía estar quieto, con lo nervioso, como vimos antes, que me pone eso. Además, este personaje era una persona tímida en exceso, así que, no tenía como en el personaje anterior forma de soltar energía y relajarme.

Todo estaba en contra, pero en el ensayo previo a la actuación, metí una broma con una de las compañeras, entraría despistado y al ver mi silla, me iría a sentar y esta me regañaría para que me pusiera en pie y ya no podía sentarme más. Pues bien, salí a escena, hice ese juego y ella no me dijo nada, con lo cual me senté y sentadito me quedé y sentadito, excepto un fragmento, hice toda la pieza y eso me dio una tranquilidad total.

Así que disfruté el personaje, disfruté la pieza, me sentí en el personaje y en la situación en todo momento, me dejé llevar, incorporé cosas nuevas, gestos o reacciones con los compañeros, pero sin exagerar. Mi personaje al ser tan "especial" y el resto tan naturalistas y que su vestuario al ser mucho más cantoso y coloreado que el de los demás, creo que enganchó con el público y gustó mucho.

Yo me sentí muy bien con él, disfruté el momento, no hubo nada de nervios, hablaba directo al público, reaccionaba a lo que lo sucedía a mi alrededor, sentía el escenario como mi casa, me hubiera pasado allí toda la noche. Es más, hubo una pequeña confusión con los textos que mi personaje arregló, pero la pieza al ser un poco de humor absurdo no se notó.

 Lo único malo fue que mi micro falló y mi última frase no se oyó.

 


  

CONCLUSIÓN: Fue una noche sencilla donde el público lo pasó muy bien, los compañeros estuvieron geniales y lo pasaron de maravilla, pues era algo sencillo para disfrutar, pero yo acabé muy desanimado, pues los nervios del primer entremés me dejaron mal sabor de boca y acabé enfadado conmigo mismo, porque creo que perdí una gran oportunidad.

 






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