Os prometo que no sé lo que pasó. Jamás en mi vida me había pasado esto. No sé si fue porque salí de casa, antes del ensayo con una muy buena intención, que no pude llevar a cabo pero que me fue recompensada o que mi Luisa es adivina, pues su predicción se llevó a cabo al 100%.
Si hasta fui al ensayo del domingo, 2 de agosto del 2020, con un plan perfectamente organizado: Haría el monologo completo, pues
tras unos cambios, donde moví párrafos, ideas y metí palabras para
hilar todo, había conseguido aprenderme el texto, pero no lo haría con acento granaino. Ya
os dije que quería hacer el texto en dicho acento, lugar de procedencia de
mi personaje, pero no me salía ni a tiros. Para ello le justificaría a Eduardo
que debido a todo el trabajo que había tenido durante toda la semana, cosa que
en cierto modo era verdad, no había podido trabajar ni el cuerpo, ni la voz y
mucho menos el acento del personaje, cosa que también era cierta, pero a
medias, porque algo si lo había trabajado, pero es que no conseguía hacerlo y
me daba corte hacer el ridículo ahí delante de todos.
El ensayo del espectáculo La Málaga dulce, estaba previsto para
las 19:30, yo tenía pensado salir a las 19:00 para llegar bien de tiempo, pero
a última hora y debido a las altas temperaturas lo cambiaron a las 20:00.
Aprovechando el cambio, salí mucho más pronto de la cuenta
para hacer algo que al final no pude hacer. Pensé volver a casa porque el calor
era exageradamente insoportable y eso unido a la mascarilla hacían que me
asfixiara, que sudara y que me quemara la piel, pero no me volví, fui valiente y
decidí bajar hasta Casa Mira, en el centro, para comprarme un blanco y negro. En
una plaza solitaria me lo comí y luego me fui al ensayo.
Llegué al cementerio, muy tranquilo, pues lo iba a hacer en
malagueño, como dije antes, lo tenía todo preparado.
Una vez allí, saludé, llegaron todos, Edu nos dio su charla y cada uno nos fuimos a nuestro lugar. En un principio se dijo que se
haría un ensayo real, o sea, cuatro pases, pero al final iban todas las
anfitrionas juntas y solo hicimos uno.
Yo me escapé y en vez de esperar en mi sitio, me fui a ver y
charlar con mi Luisa. Esta me pidió que me quedara para verla y aconsejarle pero
le dije que no, que tenía muy mal el texto y quería repasar. Igualmente me
pidió que le hablara en granadino y le dije que no, porque aún no lo tenía. Esta me dijo: " Anda ya seguro que lo tienes, veras como abres la boca y te sale".
Llegaron las anfitrionas, me presentaron, abrí la boca y
empezó a salirme un granaíno perfecto, un granadino interior, de pueblo,
masculino, con los dejes de allí, con las palabras acabadas en “ico”, las
entonaciones, vamos todo.
Sé que no era perfecto, pero yo escuchaba que salía de mi
boca, lo que tantas veces quise escuchar y no escuchaba.
Con sus gestos y caras apoyaban lo que yo hacía y eso fue muy bonito. Siempre digo que cuando hago
algo por primera vez en un ensayo o ante un director me da vergüenza, pero esta
vez me creí. La risa de Eduardo y su cara de satisfacción, la de mi Luisa mandándome
besos y diciendo que sí, los gestos de la seño Carolina dándome sus
aprobaciones y su enhorabuena, Librada con una sonrisa constante. Todos me ayudaron a que me saliera.
Javi que es tan sincero y tan claro se puso a hacerme fotos
y al acabar me dijo: "En dos palabras im- presionante."
Pensareis que acabé muy contento, pues no, ya que hubo un
comentario silencioso, algunos gestos y demás que me hicieron pensar que ese personaje, llano, divertido, buena gente y campechano quizá no iba a ser aprobado, pues se
alejaba de la línea habitual, no sé, fue mi sensación, ya os contaré.
Pero quiero acabar esto dando las gracias a Álvaro, porque
me ayudó, pero sobre todo a Carolina por su apoyo, su ayuda, sus
desvelos y sus consejos y a Antonio Maldonado, que creo que me dio la clave,
con sus miles de videos y audios de los distintos acentos de Granada. Gracias, sin vosotros no hubiera salido.
Ahora hay que asegurarlo y afianzarlo para que no sea flor de un solo día.
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