El domingo 7 de mayo del 2023, acabé rápido del ensayo de La Noche en el Museo para Eventos con historia, pero con la promesa a Eduardo de que al día siguiente a las 9:00 de la mañana iba a su local a recoger el vestuario de José María Fernández.
Me dio varias opciones, todas me venían igual de mal, así que elegí la más temprana pues iría en ropa de deporte y luego saldría a correr.A ver gracia no me hacía, pues tenía una semanita buena: Lunes en Málaga recogida de vestuario, miércoles doblaje en Pizarra, viernes actuación en Antequera y sábado Cena de las emociones en Madrid, pero había que ir sí o sí
Debo confesar que no llegué a las 9:00, pues Edu me informó que solo podía estar allí hasta las 9:20h. A las 9:30 tenía en el centro una cita con otro proyecto, pues a las 9:20 salía yo con el vestuario en mi bolsa camino a casa, pero eso sí, Edu aún no podía irse pues quedaban 2 compañeros por venir.
En la única foto así guay que encontré en Internet de este señor, lleva zapatos oscuros, pantalón oscuro, camisa blanca, corbata negra, gabardina y sombrero del mismo tono oscuro.
Excepto los zapatos, que los tengo viejunos, la gabardina y el sombrero, el resto del vestuario lo pondría yo. Esperaba que lo que Edu me iba a dar fuera oscuro pero para nada.
Las opciones que me ofreció fueron las siguientes: Una gabardina beige que me estaba enorme, cargada de historia, pero enorme y un sombrero de gangster también beige. Mi imagen no sería muy similar a la de este señor.La gabardina me estaba enorme, me probé otra pero me impedía moverme pues me quedaba muy estrecha. En cuanto al sombrero como me estaba minúsculo buscamos otros, ninguno me venía bien y Edu optó por un sombrero de paja panameño. Ahora sí que no me parecería en nada al personaje.
Yo no hablé, me dejé llevar sin rechistar, pero no me convencia lo más mínimo.
Bueno tras recoger ese vestuario, me acompañó hasta la salida y me fui.
Cuando llegué de correr, tendí las prendas para ventilarlas pero no las colgué con mimo en mi lámpara de los vestuarios, ni me las probé, ni las mostré a mi familia, no me gustaba nada.
En este caso el refranero español se equivocó, y el hábito sí hace al monje. El vestuario que iba a llevar estaba en contra del personaje, su pena no iba a ser apoyada por un vestuario casi cómico. No iría seguro y me costaría transmitir y meter al público en la emoción y el momento qué representaba reflejando dicha comicidad en el vestir.
Claramente, no.
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