PREVIO ALUCINANTE

La llegada al museo, hablando térmicamente, fue muy calurosa, ya que cuando crucé la puerta, entre la piedra, el patio y la falta de aire acondicionado no calmé el sofoco que traía, y poco calurosa a un nivel emocional, no esperaba alfombra roja y fanfarria pero sí un poco más de mimo. 

Fuimos recibidos sin mucha familiaridad. Nos indicaron a dónde teníamos que ir, nos enseñaron el lugar de descanso o "vestuario" y el baño, pero ya digo con mucha formalidad, normas y silencio. 

El "vestuario" era igual de caluroso como poco acogedor. Allí pasaríamos las próximas 2 horas. El plan no parecía muy excitante, aunque yo todo lo veía como de lejos. Lo que realmente me preocupaba era publicar fotos en Instagram. Quería hacer una especie de diario, pero me era imposible pues la cobertura era "regulera". 

Durante los ensayos, Edu repitió mil y una vez:" Ya lo veréis", "Ya os lo enseñaré allí" etc. Todo hacía presagiar que antes de actuar nos pensaba hacer un tour por el museo. No es lo más normal, pero en Eventos con historia nada es normal, y ese es su encanto. 

Solté el vestuario, lo ordené, lo coloqué bien para que no se arrugara y justo después nos reunió a todos,  para, como predije, empezar una visita por el museo. 

Es cierto que seguía empecinado con publicar en Instagram, así que el principio de la visita lo hice más atento a eso que a otra cosa. Hasta el pobre Edu me dijo :" Pero quieres mirar y dejar eso". Con más razón que un santo. 

Confieso que no estuve muy atento a la sala de la prehistoria pero sí me sumergí en la de la antigua Roma y desde ese momento fue un paseo alucinante.

¡¡¡ Pero como tiene Málaga esa joya y no lo sabemos!!!.

Preciosa la dulzura y sensualidad del efebo, sobrecogedor el realismo de San Francisco, me hubiese quedado un mes en la sala del tesoro de la patrona y maravilloso el momento junto a Enrique analizando las inmensas pinturas de la sala dedicada de la vida de la Virgen María ( algunos pasajes muy poco habituales).

Acabamos con la sala más moderna que era donde yo actuaría, pero ya se sabe esa siempre impresiona menos. 

Terminada la visita a Edu le entró su estrés. Debíamos vestirnos muy rápido y estar listos en un segundo, pues quería hacernos una sesión de fotos a cada personaje en su lugar de actuación y grabarnos el monólogo.

Yo fui al "camerino" cogí lo básico del vestuario, el maquillaje y me fui, solo, a arreglarme. 

Necesitaba un espejo, un lugar fresco y cómodo, y el "camerino" no lo era y sobre todo estar solo. Siempre me gusta tener ese momento conmigo mismo antes de actuar, además no tenía mucha confianza con el resto del elenco y preferí estar solo.

En ese baño todo se retrasó bastante, una vez más por culpa de Instagram, esta vez no porque no pudiera publicar, sino porque busqué la forma de hacerme unas fotos maquillándome y era realmente complicado, probé todas las posibles.

Segundo porque quería estar con mi amigo José como merece y no me importó gastar los minutos que hicieran falta y por último porque sin venir a cuento mi cabeza me empezó a recordar que al día siguiente estaría en Madrid y me entró la inseguridad y estuve más lento.

Menos mal que el maquillaje era muy simple, busqué la palidez en mi cara, ojeras y poco más. Se me olvidó mi lápiz rojo para crear la sensación de ojos lloroso, pero gracias a Paula, que me prestó un lápiz marrón, casi lo conseguí.

Tras el baño, me fui a la sala "vestuario" y terminé de vestirme.

Buscando el fresco, la soledad y el poder hacerme buenas fotos con el personaje, me fui ya totalmente vestido, al patio, a hablar por WhatsApp, a hacer fotos a Paula, luego me las hizo ella a mí y a ensayar algo.

Esperé mi turno, yo era el último, subí con Edu, me hizo mi sesión de fotos, me grabó mi monólogo en una sola toma, bajamos, nos hicimos una foto de elenco, recogí mis cosas, una silla por la que previamente pedí permiso y tras despedirnos, me fui a mi lugar de actuación.

A los pocos minutos comenzaba la función, por tanto, empezaba el momento de esperar en soledad.