Tengo, bueno tener no tengo porque no estoy obligado a nada, pero quiero hacer tres entradas solo tres, sobre tres, acontecimientos que han ocurrido en mi vida actoral de los cuales no he escrito absolutamente nada.
El pasado
domingo fue la última vez que escribí en el blog y ya no he vuelto a hacerlo
más hasta hoy, una semana después.
No he dejado de escribir porque no haya hecho nada interesante, sino porque las cosas que he hecho han sido un poco " raras". Si en mi última entrada dije que el festival había empezado raro, pues así siguió, pero así fue también mi último ensayo de los Clásicos en San Miguel y el de Una copa con arte. Por todo ello, quiero hacer tres entradas explicando las rarezas de cada uno de estos acontecimientos y empiezo ahora con el cementerio de San Miguel.
No he dejado de escribir porque no haya hecho nada interesante, sino porque las cosas que he hecho han sido un poco " raras". Si en mi última entrada dije que el festival había empezado raro, pues así siguió, pero así fue también mi último ensayo de los Clásicos en San Miguel y el de Una copa con arte. Por todo ello, quiero hacer tres entradas explicando las rarezas de cada uno de estos acontecimientos y empiezo ahora con el cementerio de San Miguel.
NOTA
ACLARATORIA: La falta de fotos, es otras de las razones por las que no he
escrito mucho, pero en cada caso el no tener foto se debe a algo concreto.
Comienzo con
Los Clásicos en San Miguel, versión del pasado domingo 15 de abril del 2018, no
hay fotos de ese ensayo, porque prácticamente no tuve ni aire para respirar en
dicha jornada de ensayo.
Si el año
pasado, tras mi actuación de A Saco con la psico, en La Cochera Cabaret, todos
mis amigos y compañeros nos esperaban al elenco, para pedirnos autógrafos y
fotos. Estábamos en pleno festival de cine y yo me sentí como uno de esos
actores, pues bien, este año me pasó igual, me sentí en pleno Festival de Cine
de Málaga, cuando a esos actores que tienen sus agendas tan apretadas que les impiden, hasta, pararse a firmar un autógrafo.
Después de
estar todo el día en el Festival, de ver la procesión de la Virgen de la
Misericordia, de haberme comido un heladito, con la brisa y
claridad de la primavera malagueña y con la muy buena compañía de Alex, me
dirigí desde el centro, al cementerio de San Miguel a ensayar.
Me daba pena
irme y dejar el festival y la procesión, pero no me importaba, porque iba a
desconectar en ese remanso de paz, currando codo a codo con mi profe Gertru.
Llegué muy
puntual, ella ya estaba allí y tras saludarla, nos fuimos los dos solos a
nuestro rincón a ensayar, tenía ganas de hablar con ella, de preparar nuestros
personajes, darles vida etc.
Pero fue
llegar y empezaron a rodearnos compañeros, que nos dirigían, nos organizaban,
nos movían, nos aconsejaban, nos regañaban, no nos dejaban hablar, ni decidir
entre nosotros, éramos como dos títeres movido por MIL MANOS.
Como digo
sobre las 20:25 vino el director nos hizo pasar una vez la escena, nos marcó
movimientos y cuando él se fue, se fueron los compañeros. ¡Por fin! podríamos
ensayar tranquilos y probar... Pues ¡no! Nos informaron que teníamos que irnos
a la capilla principal a montar un baile que hacemos al final todos los
actores.
Allí pasamos
el resto de la jornada, intentando cuadrar el baile, cuadrar la música,
entender el baile y etc.
Ya digo salí
del ensayo, como en una pompa, porque me habían movido de un lado a otro y
decidido por mi todo el mundo menos yo. Era el muñequito de trapo de La Divina
Comedia. Espero que hoy no me pase igual, en diez minutos me marcho a un nuevo
ensayo.
Entre otras
cosas os diré que no hay fotos de este ensayo, porque de verdad, que no tuve ni
un minuto de tranquilidad para decirle a mi compañera de hacernos una simple
foto. Para que comprobéis como sentí.
Estas fotos estan mejores.
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