Para los que me seguís en Instagram, os voy a contar de
quien eran las manos que publiqué ayer. Eran de la gran actriz malagueña Concha
Galán.
Después de dos años y
dos meses, sino he calculado mal, el elenco de dicha pieza, cuya autoría es de
Alberto Ríos, volvía a reunirse para resucitarla.
Si os soy sincero, desde el pasado miércoles, 4 de abril del 2018, sé que este proyecto volvía a la carga. Alberto me telefoneó para decirme si quería volver a ensayar. Yo no os
dije nada porque no las tenía todas conmigo, había muchas cosas que me hacían
dudar si volver a embarcarme en este proyecto o no.
Como digo, fui a la cita abierto a todo, pero según lo que pasara, ya decidiría. Si era que no, no os hubiera dicho nada.
Pues bien, me citaron a las 19:00 y a las 19:02 llegaba a la peluquería. Alberto estaba de espalda a la puerta, frente a él una mesa pequeña y Concha, sentada en su silla. En cuanto me vio, la cara se le iluminó con una
sonrisa y me hizo señas de que la puerta estaba abierta que entrara y entré.
Allí no había copas, pero si tres vasos vacíos dos de café y uno de una Tónica y un gran vaso de Coca Cola frente a Concha.
Lo primero que hizo Alberto, fue preguntarme si tenía alguna
duda, le respondí que sí, que me contara que pensaba hacer con
la pieza y demás. Tras contármelo, me dijo que él no quería ser actor, director
y autor, como la otra vez. Quería conservar, solo, el puesto de director. Eso me
gustó muchísimo, porque, repito una vez más, como dice mi Luisa, un actor sin un
director no es nada, y lo prefiero frente a nosotros que junto a nosotros. Tenerlo en frente me da más seguridad.
Si sumamos a la sonrisa de Concha, la decisión de Alberto, el resultado fue: que la balanza, de seguir o no, se inclinaba hacía un si. Luego cuando me dijeron el
nombre del actor que sustituiría a Alberto, me convencieron mucho más. No
quiero decir quien es, por si al final no se materializa la idea, pero como idea
es un pelotazo, ya que, es un nombre algo conocido en Málaga y con una buena
trayectoria.
El estar arropado, en escena, con un actor con una buena trayectoria y con una monstrua de la escena, te da una seguridad que te mueres y siendo egoísta, pensé en todo lo que podía aprender junto ellos. Ese último punto, volvió a inclinar la balanza aún más al lado positivo.
Tras esa pequeña charla, empezamos a leer y si en principio
la copa se convirtió en un vaso de Coca Cola, el arte se convirtió en un milagro.
Se oyeron las primeras palabras de la pieza y me ocurrió algo súper extraño. Esta pieza la conozco perfectamente, es más, la he estudiado y me sé al dedillo de que va, pero tras una primera y muy pequeña introducción, hay un trozo muy largo de Concha, pues fue leerlo y se me pusieron los vellos de punta, lo hacía con una naturalidad, con unos matices, con un brillo, con un humor, ya digo pese a conocer la pieza desde hace tiempo me hizo reir. Todo sonaba a nuevo.
Se oyeron las primeras palabras de la pieza y me ocurrió algo súper extraño. Esta pieza la conozco perfectamente, es más, la he estudiado y me sé al dedillo de que va, pero tras una primera y muy pequeña introducción, hay un trozo muy largo de Concha, pues fue leerlo y se me pusieron los vellos de punta, lo hacía con una naturalidad, con unos matices, con un brillo, con un humor, ya digo pese a conocer la pieza desde hace tiempo me hizo reir. Todo sonaba a nuevo.
Concha estaba ayer, iluminada, soberbia, con nuevo look y fue
llenando la pieza de sentido, de humor, de contenido y eso creo que nos lo
trasmitió a los dos. Hubo momentos y esto os lo juro, que me oía leer y no me
creía que fuera yo. Estaba tan natural como ella, no me sentía en
ningún momento que actuaba, sino que me pasaba de verdad.
Concha empezó a improvisar, a meter morcillas, que me hacía reir y Alberto de advirtió: " Ten cuidado con Concha, que actuar con ella
es eso", yo ya lo había oído pero a mí nunca me lo había hecho, pero ayer
lo hizo y varias veces. Se nota que hay una Concha nueva, que estaba muy comoda y que si antes era un
genio, ahora es un bicho de teatro. A mí me encanta eso de morcillear y sé hacerlo bien, pero ella, repito, es un bicho de teatro y como juguemos a eso,
me va a comer.
Lo mejor fue que en un parón entre un actos, Concha dijo
algo que me dejó muerto, comentó que la pieza estaba mejor que nunca, que la
estaba disfrutando, que la entendía perfectamente, que le parecía muy graciosa,
que tenía un buen trasfondo, pero que nada de eso le pasaba las otras veces que
la ensayamos. Como digo me dejó muerto porque yo pensaba lo mismo.
Después de dos años sin tocar una pieza, volvimos a hacerlo,
pero ahora estaba llena de vida. No sé lo que pasó pero fue algo milagroso.
Yo me había estudiado parte de la misma y me costaba
horrores porque no tenía donde agarrarme, el argumento se me perdía y ahora iba
cobrando sentido cada palabra, cada frase y había un hilo argumental que te
llevaba por cada momento de la pieza, como en volando, algo que anteriormente
no había visto.
Cuando a las 20:25 acabamos la lectura solo
faltó que oliera a rosas, como cuando se aparece la Virgen María, porque algo milagroso pasó allí. Estábamos los tres; ilusionados y contentos. De nuevo sentía
mariposas en el estómago, pero Concha y
Alberto estaban igual. Se había generado muy
buen rollo. Después de haber cedido nuestro
cuerpo y nuestra voz a esos personajes estábamos los tres como atontados. Creo que nos fuimos nosotros y ellos aparecieron de verdad. Algo pasó allí.
Yo si fui consciente de lo que pasaba, porque de vez en cuando me salía, ya que, estaba
frente a Concha y lo estaba disfrutando frase a frase, palabra a
palabra.
Si uno tiene delante a una grande que cada vez que abre la boca está dándote una clase magistral y no lo aprovechas es que eres
tonto.
Bueno pues tras esa paliza milagrosa, que sufrimos los tres,
expresamos que nos sentíamos felices y sobre las 20:40 nos fuimos para
casa.
Yo llegué, a mi casa, cerca de las 22:00 y fue porque acompañé
a Concha a la suya, esta no dista mucho de la mía, pero no quería dejarla, estuvimos hablando de teatro y de recuerdos y yo lo disfrutaba como un
enano.
Ella dijo que llegó a casa de subidón y no pudo dormir hasta
las 4:00 y yo os puedo decir que llegué loco por volver a ensayar.
Acabo como empecé : "La copa con arte se convirtió en la Coca cola
milagrosa".
A divertirseeeeee.
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