sábado, 7 de abril de 2018

PREVIO DE NAZARENOS Y PREVIO DE "LLUVIA FINA".


El Viernes de Dolores, 23 de marzo del 2018, llovió poco, pero llovió, de hecho algunas cofradías como la de Medinaceli tuvo que echar mano del plástico y tapar los tronos.

Por cierto, que al Cristo de Medinaceli y a su Madre, fue lo último que vi antes de irme a currar en Lluvia fina. Los vi de lejos mientras organizaban su salida procesional.(como se ve en la foto de al lado) Esa fue mi última imagen cofrade de un Viernes Dolores nada normal. Tras ver a los nazarenos que llegaban para la procesión, desconecté y preparé mi cabeza para la otra Lluvia fina de esa tarde, la del estreno de la versión de adultos en La Cochera Cabaret.

Parece una tontería, sé que muchos no lo entenderéis, pero dejar los planes cofrades que tradicionalmente hago con mi hermano y con mi amigo Cisco, para irme de estreno, no me hacía especial ilusión. Era como dar la espalda a algo que llevas esperando todo el año, pero bueno no se puede ser egoísta, peor era cuando no vivía los Viernes Dolores por estar encerrado en un zulo, en Torremolinos, con un ogro y currando de contable. Así que me apreté mi mochila que iba cargada y me fui para mi cita donde mis compañeros me llevarían a La Cochera.

De nuevo el entrar en La Cochera fue como entrar en un Spa. Llevaba todo el día muy nervioso pero al entrar me sentí muy tranquilo, me olvidé de todo y me dediqué a estar en lo que estaba.

Como era  el estreno de la versión adulta, se había creado un nuevo diseño de luces, en el cual, el lugar de actuación quedaba muy definido,  cada situación llevaría sus luces  y donde las luces eran casi un actor más, para organizarlo quedamos muy temprano. A las 17:00 estábamos citados y la actuación no era hasta las 21:00, quedamos cuatro horas antes, pero todas esas horas se pasaron en nada de tiempo.

Realmente llegamos, Fernando, Pepa y yo, a las 17:15, por cierto, el traslado desde La Roca a La Cochera, con mis compis, fue muy divertido.

Una vez que llegamos, Fernando se fue con Miguel a preparar el tema de la iluminación y nosotros nos quedamos en el camerino, donde tuvimos una, como siempre, muy divertida conversación con Pepa. Allí estamos los tres, con nuestros  móviles y hablando de nuestras cosas. Esos momentos de espera donde se habla de todo, es otra de las cosas que me gustan del mundo del teatro.

Al rato llegó Fernando y mientras los técnicos llevaban a cabo sus indicaciones, comenzamos con un repaso completo de texto a la italiana. Otro momento que me gustó bastante.

No nos dio tiempo en hacer el pase completo porque nos llamó Miguel. Los focos ya estaban listos y podíamos ensayar en el escenario y probar luces.

Y ya nos fuimos al escenario, donde hicimos varias veces las escenas  nuevas, que eran las mías y vimos los efecto de las luces. Como digo en la entrada siguiente, las dimensiones del escenario no eran las mejores para el diseño de luces que llevábamos  y hubo algunos problemillas, sobre todo porque el área de actuación quedó muy reducida.

Otro de los momentos sublimes de la tarde, fue ese ensayo. Mientras yo no actuaba, Fermando me pidió que bajara al publico  para ver cómo iban quedando las luces y él que es un gran actor y con una carrera muy dilatada me pedía consejos de cómo se veía todo. Como siempre digo: “¡Qué chico son los más grandes!!”.


Cuando acabamos los ensayos de luces, nos dimos cuenta eran las 20:15 pasadas, por tanto, rápidamente nos fuimos a los camerinos a maquillarnos y vestirnos. Había que empezar a actuar. Como veis estas cuatro horas se pasaron en nada.




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