Durante la preparación del personaje y a lo largo de los primeros ensayos, tanto Eduardo Nieto como mis compañeros, Juanjo Carretero y Blas Palomo me hablaron mucho de la biografía del pintor Joaquín Martínez De la Vega y según ellos muchas de las cosas que lo llevaron a la mala vida y a su escabrosa muerte fue la soledad que vivió cuando perdió a su esposa y a su hija, pues parece que el destino quiso prepararme para meterme en él viviendo un momento de angustiosa soledad antes de actuar.
Seguimos nuestro caminar y a mitad del mismo, Blas se nos fue y por el pasillo más externo del cementerio, nos fuimos Luismi y yo, también a la mitad de dicho camino, Luismi me abandonó e inicié mi soledad, iba muy emocionado con ganas de empezar y el sol de media tarde y la temperatura más bien veraniega que me acompañaban me llenaron aún más de energía.
De hecho llegando al lugar de espera, fui ensayando o calentando la forma de andar del personaje. Llegué al lugar de espera y eso hice... ¡¡esperé!!.
Frente la tumba de Muñoz Degrain había unas sillas y una mesa con los presentadores del libro, frente a ellos las sillas del publico y al fondo, donde está la tumba de los malagueños ilustres, estaban sentadas Lidia, María José y demás colaboradoras de Eventos con historia y justo al lado de ellas, pero separados por un panteón enorme estaba yo. Desde mi posición no veía ni oía nada, pues los conferenciantes no hablaban muy alto, así que allí estaba yo, en ese exilio y en esa soledad, que no acababa nunca y lleno de incertidumbre pues no sabía que ocurría.
Nada más llegar a mi lugar de espera, llegaron Edu y María José para hablarnos y saludar, pero después no recibía información y esa espera se hizo enorme.
Es verdad que al no llevar reloj no soy muy objetivo lo mismo esperé, cinco minutos pero a mi me parecieron 200. Además mis otros compis estaban muy lejos de mi, los veía pero al no llevar gafas no distinguía si me miraban, me decían algo o no.
Bueno pues muy profesional y algo asustado empecé a calentar y probar el personaje, oye y me salía, así que me animé y seguí y seguí, pero claro cuando llevaba un rato pensé:" Lolo para ya o vas a salir a actuar agotado" así que aun con el personaje puesto, me senté en un banco y me quedé metido en mi mundo, lo mismo que haría el personaje de Joaquín. La verdad que estaba casi intimando con él y sacando nuevos matices, viéndolo en otras situaciones, pero fue en ese momento donde una compañera que pasaba, me saludó y me preguntó si me importunaba al saludarme, le dije que no, realmente no me importunó, sobre todo porque quedaba mucho tiempo para salir y podía volver al personaje.
Ya que estaba fuera de él, me entretuve, ensuciándome los zapatos, con arena, que para las pintas que llevaba estaban impolutos, lo siguiente fue ensuciarme las manos pero... no sé que pasa en el Cementerio de San Miguel solo encontraba piedras y hormigas y la poca arena que había no manchaba. Lo intenté con el lápiz negro de cera que llevaba en el bolsillo, pero nada, pues como no podía ensuciarme decidí esperar.
Después me quedé tranquilo, viendo el paisaje e intentando pensar en algo, pero aquello no acababa y empecé a pensar en lo que haría al salir y la verdad, que me entraron ganas de irme, ese pensamiento podía ponerme nervioso, así que lo olvidé y decidí relajarme, pero lo hice tanto que me entró sueño y casi me duermo, así que para espabilar, volví a calentar el personaje.
Esta vez no me salía, así que me entraron los nervios y la inseguridad, ¡¡ Había perdido el personaje!!. Me lo tomé en serio y volví a trabajarlo hasta que lo retomé.
Ya con él en mi poder se oyeron aplausos y el corazón se me salía por la boca, por fin empezábamos, pero fue una falsa alarma, nadie nos dijo que pasaba, así que viendo que esto no empezaba, me volví a relajar y me puse a pasear, hasta me dio por ensayar el texto de Jorge Loring pero no lo hice, no era la mejor idea. Así que nada, me seguí paseando y luego volví a calentar al personaje de hecho bastante rato, hasta que oí la música de inicio, Luismi me hizo una señal y ya empezamos.
¡¡¡ Menos mal!!! Me dirigí a la tumba de Jane Bowles y allí dando vuelta esperé mi turno de salida.
Que cosas mas lindas sientes y vives.
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