El lunes me había comprometido con Edu en que iría a primera hora a por mi vestuario.
A las 9:30 horas, estaré allí para entregar el vestuario de Las Estampas del Tenorio dijo Edu. Yo voy el primero y a primera hora, le respondí yo. Mi fin era, madrugar, ser el primero en recoger el vestuario, soltarlo en casa, irme a correr y tener toda la tarde libre, pero a veces la vida te da sorpresas, sorpresas buenas y positivas, como en este caso y deseché el plan.Como dice mi amigo José, me hice un Pocahontas, me dejé llevar por el viento, viví todo lo que me venía sin pensar en los planes o los deberes.
Eso sí como soy responsable, y sabía desde la no he anterior que Edu estaría repartiendo vestiario de 9:30 a 10:30 y de 18:30 a 20:30 horas, lo llamé para decirle que no iba por la mañana y me respondió que estaría ya sobre las 18:00 y a esa hora decidí ir.
Llegué puntualísimo, incluso antes que Edu. ¿ Qué raro que yo llegue antes que él? Me pregunté, pero realmente era una falsa alarma. Lo llamé y estaba dentro dando un vestuario, pero tenían todas las puertas cerradas.
Colgando el teléfono, casi prácticamente, salía con la compañera. Entramos y me dio el vestuario que tenía preparado para mí.El traje negro de cuello de encaje blanco. Ese justamente era el que yo quería.
Deseaba darle al escultor un carácter realista, lleno de matices y un sutil, muy sutil toque cómico y si me daba un traje de esos muy rimbombante de los que tiene Edu de encajes, perlas, dorados y colores podía quedar exagerado y ridículo, así que ese traje era el perfecto.
Justo el que quería, parece que nos habíamos leído el pensamiento.
Eso sí, con mis nuevas dimensiones corporales, temía que no me entrara pero sí, lo hizo, entró y a la perfección. Antes si lo hacía, pero ahora no salgo del vestidor de Edu sin haberlo probado todo. No quiero sorpresas.
Una vez el vestuario en mi poder, comenzamos a hablar pero lo llamaron por teléfono y nos despedismos. La cita fue concreta, clara y concisa.
Lo que no fue tan clara fue mi merienda. De camino a casa me encontré una pastelería cerrada, otra con dulces horribles, otra cerrada y otra con cola, así que me fui a casa y pasé de merendar. Eso siempre me viene bien.
Ventilé el traje y a descansar.
Por cierto, aunque no tenga nada que ver, esa noche vivi de nuevo un Pocahontas con resultados muy gratificantes.
Málaga, lunes 23 de octubre de 2023.
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