sábado, 28 de octubre de 2023

¿ QUÉ TÍTULO LE PONEMOS?

 

Once años después mismo color y terciopelo. 

Amigo vinimos juntos y nos vamos juntos.

Primer y último Tenorio de Eventos con historia y yo y él juntitos.

Don Luis y el escultor, distinto personaje, distintas circunstancias, pero mismo actor, misma pieza y mismo vestuario.

Orgullo de ir de rojo. 

iiii Milagro !!!!.


La verdad que no sabía que título poner a esta entrada pero creo que todos son correctos. 

Resulta que en la festividad de todos los santos de 2011 Eduardo Nieto estrenaba en el desaparecido Teatro Alameda ( hoy Soho...) la pieza de Don Juan Tenorio, creo que era la primera vez en años que se hacía aquí en Málaga integro ese texto. 

Después de haber trabajado 2 veces para Edu  y haberme ganado mi puesto a pulso, pues de 2 frases me pasó a un monólogo y tras el éxito de este, confirmado en aplausos, llegué a ser el coprotagonista de la pieza,  dándome el personaje de don Luis Mejía y sin nada de amiguismo, solo esfuerzo y tesón.

Edu en esa ocasión echó la casa por la ventana y para los protas nos encargó un vestuario a medida hecho nada más y nada menos que por María Domenech ( quién ha confeccionado casi todas las túnicas de nazarenos de Málaga), no escatimando ni en telas, ni en adornos. 

A mí me encantó ese traje y me enamoré perdidamente de la capa.

Ese fugón rojo después de interpretar a don Luis, se impregnó de recuerdos y vivencias junto a mí. Mi primera obra en verso, mi primera obra como coprotagonista, mi primera obra en un teatro grande, el primer vestuario que me hacían para mí y luego mucha inocencia, mucha ilusión y muchas esperanzas de comerme el mundo. Además de actuar repetidas veces en Antequera, en Las Cenas con el Tenorio, en las plazas de Málaga, en Monturque  (Córdoba) y hasta en mi proyecto fin de grado estuvo conmigo. Esta cargado de un gran valor sentimental.

Pues bien, después de casi 11 años, el mismo día en que Eduardo Nieto hacía su último Don Juan Tenorio y donde yo participaba ( algo inusual, pues nunca participé en  Las Estampas del Tenorio) ese fubón volvió a mis manos y a mi cuerpo de la forma más fortuita posible, esa prenda, a la que tengo tanto cariño y que se estrenó conmigo se despedía también conmigo.

Y os cuento cómo llegó a mí.

Como bien dije en entradas anteriores, Edu me había dado el traje negro de encaje blanco, que  era el que yo deseaba llevar. Pues tras un arduo trabajo de mi madre para poner el cuello blanco y haber llegado al cementerio San Miguel y haberme vestido, me dirigí junto a Tony Vertedor a la zona de actuación y de pronto Edu nos llamó exaltado. Alguna incidencia está ocurriendo, pensé.

Y así fue. El cuerpo del prota, desde hace año ese jubón lo usa Don Juan Tenorio, también había cambiado de un año a otro, como el mío. Pero  eso sí, yo tengo la precaución de probármelo todo antes de ir a actuar.

Bueno sigo, entre que el jubón está mayor y los corchetes cierran mal y que el prota ha cambiado, este quedaba muy estrecho y se abría solo.

Entonces Edu comenzó un divertido intercambio de fubones, que disfruté como mero observador, porque no paraba de reír. A ver realmente estaba pasando algo medio preocupante. Pero Edu lo hizo en un tono tan relajado que fue un momento muy divertido.

Pues don Juan se quitó su fubón, para intercambiárselo con el de don Luis, como tampoco servía, se lo intercambió con el de Avellaneda, a la vez que Avellaneda lo cambiaba con don Luis y este con Tenorio. Vamos que entre los 3 actores se hicieron todas la combinaciones posibles de cambios ( el numero exacto  ya lo dejo que lo calculen los matemáticos). Al final, que cada uno se puso el vestuario originariamente previsto, a don Juan le improvisaron la camisa que lleva en la segunda parte y mi ex jubón de don Luis quedó libre y solitario en manos de Edu.

Me dio tanta pena verlo solito y por orgullo torero, decidí probármelo. ¿ Me estaría aún bien? le dije a Edu y este me animó a hacerlo, me lo puse y sí, aún me cabía y holgado.

Me sorprendió gratamente porque si en los últimos años de mi don Luis, donde estaba más delgado que ahora, me estaba estrecho por qué  me entraba perfectamente.

Resultado: Edu me animó a llevarlo esa noche en escena, le dije que era muy elegante para un escultor pero él me reafirmó que era un escultor importante y que podía llevarlo, y eso hice.

¡¡¡ ME DESPEDÍ DE DON JUAN TENORIO CON EL MISMO JUBÓN DE HACÍA 11 AÑOS Y ME HIZO MUCHA ILUSIÓN!!!.

PD: Menos mal que Inma me lo cosió para que no se abriera en mitad de las escenas porque los corchetes no andaban muy bien, y durante los dos pases, estos no hacían más que abrirse y yo disimuladamente los tenía que cerrar. 

Pero me fui muy contento de estar vestido así. Regalos y sorpresas positivas de la vida y  del mundo del teatro. 




1 comentario:

  1. Siempre me encantan tus comentarios... este es estrambótico. Ya me imagino a los tres cambiando el "nosécomosellama". Y que bonito que empezase con el y lo después con el. Mi dicho que no para!!

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