Hoy lo tenéis más fácil, quiero que volváis a leer el título pero con el tono de la canción Mi novio es un zombie.
El segundo día que tenía que meterme en la piel del emperador en Los cuentos de Andersen, mi resfriado parecía que me había dado tregua, más que tregua parecía que había desaparecido.De pronto mi resfriado era agua pasada y agua pasada no mueve molino, así que, fin resfriado, olvidado. Mañana maravillosa, almuerzo perfecto, sin fiebre, después de varios días sin ser así, y siesta. Eso no se podía perdonar, siesta para controlar un poco el cuerpo y a esos virus dormidos o desaparecidos.
Pues parece que a esos virus la siesta les vino de perlas, se reanimaron, resucitaron y se fueron de fiesta porque cuando me desperté me dolía todo.
Al virus la siesta le vino muy bien, pero a mí fatal.
Subí la escaleras de casa para prepararme para la actuación, pero realmente estaba para cerrar la persiana de mi dormitorio y meterme en la cama y hasta mañana.
¡¡¡ Jodó otra vez estaba el virus aquí!!!.
En vez de maquillarme y marcharme, me di una ducha urgente, con agua casi hirviendo. A ver si el agua caliente me espabilaba y me quitaba un poco el muermo que tenía encima.
Tan pocas ganas tenía de hacer nada, que decidí maquillarme en casa. ¡¡ Qué calentito se estaba en mi baño, no quería salir de ahí!!.
Esta vez usé mi maquillaje, así que en segundos estaba listo. Me vestí y me marché de casa, claro está, tras despedirme de la mami.
Qué lejos estaba el Museo Revello de Toro esa tarde. ¿Lo habían alargado?.
Ni la música, ni el repaso del texto ni nada me animaba a mí esa tarde.
Estaba poniéndome mejor por minutos, pero.... Ahora tenía el cuerpo como si un camión de 14 toneladas me hubiera pasado por encima.
Eso sí, como no tenía ganas de nada. Llegué puntual y maquillado al museo. Comenzaba el previo.
Málaga, sábado 23 de diciembre 2023.
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