El pasado lunes, 14 de octubre del 2019, estaba previsto otro ensayo de Proyecto Víctoria, pero uno de los integrantes estuvo indispuesto, pobre. Menos mal que ya está bien y que no era nada importante, pero debido a eso, la noche del domingo, me informaron de que el ensayo se suspendía por un tema de salud.
Vuelvo a repetir, pobre compañero, pero Dios, el karma, la energía o lo que sea, lo hizo muy bien, puesto que el compañero ya está perfecto y no fue absolutamente nada, pero esa suspensión me vino de maravilla. No fui consciente de ello, pero el hecho de desconectar 2 días de todo tipo de ensayos en general y 4 de este proyecto en particular y sobre todo el escribir esa entrada donde me desahogué, me vinieron muy bien, ya que cuando el miércoles, 16 de octubre del 2019, nos volvimos a reunir para ensayar, iba como nuevo.Era una hoja en blanco dispuesta a empezar desde cero, dispuesta y abierta a que escribieran sobre mí lo que hiciera falta y como fuera necesario. Ya sin miedos, sin inseguridades y sin tonterías.
Mi entrada o confesión, ya estaba escrita pero aún no había sido publicada, la publiqué por la noche, menos mal, puesto que con mi inseguridad hubiera pensado que lo que ocurrió esa mañana, CHL lo había hecho únicamente por animarme, puesto que en cuanto entré, el director empezó a echarme piropos. Cuando le dije que el otro día había estado tenso, me respondió que era normal que me sintiera presionado, durante el pase que hicimos con público, puesto que solo llevábamos dos ensayos.
Siempre acabamos las jornadas de trabajo realizando un pase completo de la pieza, desde el inicio, hasta lo que llevamos montado y al terminar, el director, nos da indicaciones. Esta vez lo hizo página a página, pues bien, iba pasándolas y diciendo en casi todas: “Esta bien, esta también, en esta hay que arreglar esto o aquello, pero la siguiente bien, la otra bien, bien, bien…”Así todo el rato y la verdad que cada vez me sentía mejor.
El miércoles montamos y trabajamos en muchas partes donde tanto Arantxa como yo estamos solos en escena o llevamos el peso de la misma.
En las que estaba solo, trabajábamos mano a mano entre el dire y yo. Oí cosas como que era fácil trabajar contigo, puesto que cogía muy rápido las indicaciones, sabía ponerlas en práctica y mantenerlas, me dijo que algunas de mis partes ya iban encaminadas, que solo eran necesarios algunos cambios, pero que otras estaban perfectas, solo quedaba interiorizarlas y asentar todo.
Los piropos me hicieron caer en la cuenta, de que por fin estaba haciendo las cosas bien y que el dar palos de ciego se estaba acabando para empezar a hacer las cosas con lógica.
Sí os digo la verdad, en ese ensayo mi compañera, como dije antes, también tuvo muchas escenas solas y yo mucho tiempo de descanso, que dediqué a repasar, afianzar e interiorizar las indicaciones recibidas ese día y por eso al repetirlas las llevaba más claras y las representaba más fácilmente.
Por tanto, fue un buen ensayo, que me hizo salir contento y lo que es mejor, me hizo desear que llegara el viernes para volver a meterme en dicho trabajo.
La etapa de las dudas y los miedos ha sido superada, por ahora. Que en esta profesión estos vuelven cuando menos te los esperas.
Que gran persona y actor eres y lo de los nervios pues tiene su encanto tambien.
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