“Lolo sal “me dijo
Nora y yo…pues salí.
Esta pieza la comienzo
entre el público, así que, me fui con ellos. Publico, que por cierto,
abarrotaba el hall de La Cochera Cabaret.
No solo había público, sino que eran una gente animadísima,
vamos de esas que nos gustan a Steven y a mí.
Entre Nora y yo fuimos calentando al personal, que entró en
la sala con ganas de cachondeo, de participar y de pasarlo muy bien.
De los tres pases en esta sala, este ha sido el día con más público,
aunque no era muy numeroso, como he dicho antes, era muy animado.
Ahí estuvimos unos siete minutos, con ellos antes de entrar
a la sala. Donde a nadie le era indiferente, es más cada grupito de personas
que se encontraba con Pablo, mi personaje, le sacaba conversación o alguna
historia.
Al entrar en la sala nada cambió. Mientras daba comienzo la
pieza, el público no paraba de estar conmigo, de cambiarme de sitio, se
hicieron fotos conmigo o incluso un chaval me preguntó sobre la vida de mi
personaje. Que si estaba casado, el tipo de trabajo, el sueldo y hasta el
nombre de mi empresa…
Aunque creo que el chaval era para pillarme y le hablara
como Lolo, en todo momento le habló Pablo y ahí me di cuenta de mis tablas y lo
digo así, tantos años de trabajo tienen su fruto y es que le contesté sin titubear ni pestañear un
segundo, claro que esto también deja claro que el personaje de Pablo ya es mío
al trescientos por cien.
Luego con la pieza ya iniciada, empecé a improvisar. Esos
momentos de improvisación, donde voy poniendo al público a mi favor o sacándolo
de quicio, según se tercie, mientras mi compañero habla, ME ENCANTA.
Lo único malo de la noche, fue, que recién subido al
escenario, me dio un pelín de agobio y fue porque de pronto fui consciente de
que estaba en escena, Lolo se dio cuenta, hasta ahora estaba tan metido en Pablo
que ni me enteré.
Me vi de pronto en el escenario y me quedé un poco como
cortado, o sea, me salí un poco, empecé a analizar todo, porque hasta ahora el texto
fluía sin pensarlo y de pronto me vi un poco perdido.
Pero esta pieza es tan grande y está tan viva, que de pronto
me enganche de nuevo y no me di cuenta de nada hasta el final.
Solo fui consciente de que éramos humanos y de que mi
compañero no era Manuel Fragua, sino Steven, cuando en un momento de la pieza
que salimos menos de diez segundo, lo vi apoyado sobre una silla porque estaba
reventado.
En el final, me sentía el Rey del teatro, reinando y
cerrando está feliz etapa.
Al acabar los aplausos fueron muchos y sinceros, por cierto
de nuevo fue a verme mi amigo, actor, censor Xurde y sus bravos se oían por
toda la sala, eso es bueno. Gracias por ser tan sincero.
Pero lo mejor de la noche, fue la charla con Anai y Natalia,
tras la actuación os quiero y los mejores espaguetis carbonara que he comido en
mi vida, pero aun mejor era la compañía, Nora y Steven.
Chicos os admiro, os quiero y no quiero dejar de currar con
vosotros. Nora venga a mover A saco.
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