De nuevo Don Quijote y su fiel escudero Sancho Panza, se
subieron a lomos de su rocín, bueno a su rojo autobús.
Esto tuvo lugar el martes 16 de febrero de 2016 y los
ilustres invitados para conocer sus historias fueron los niños de un colegio de
Alora.
Y los aventureros fuimos Jorge y un servidor.
Este tipo de teatro es muy sencillo, fácil, por ende divertido, ameno, cortito y lo mejor son los viajes
en el autobús y cuando voy con Jorge, si llegamos a
tiempo para un café, pues nos vamos a visitar un poco el pueblo para que este se tome su
café. Por ello siempre tengo ganas de hacerlo.
A las nueve era el pase, con lo cual, nos levantamos prontísimo,
porque el autobús nos recogía a las ocho
así que sobre las siete me recogió mi Jorge.
Estuvo puntual como un reloj, no tocó el tema de tomar café
o fumarse un cigarrito hasta que no acabamos el trabajo. Una vez en el bus, nos
pusimos a repasar el texto y se lo sabía al dedillo y al detalle, eso me animó muchísimo
de camino a Alora.
En cuanto llegué al autobús me vestí de Sancho, para no
hacerlo por el camino, me recosté entre dos butacas y me tapé con mi abrigo de
lana y mi bufanda y ahí fuimos charlando, comentando y repasando el texto y la actuación.
Tan bien vi a Jorge en el ensayo, que me animó mucho a la
actuación.
Fue la mejor actucación de Jorge como Quijote y una de las mejores que he hecho
hasta ahora.
Al empezar Jorge estaba un pelín nervioso, pero luego en un
segundo estaba caliente y fue genial, me sentí apoyado por él, en todo momento,
me tuvo seguro lo que me hizo disfrutar de los niños y de Jorge, me lo hizo todo muy fácil,
pero muy fácil.
Eso sí, fue un viaje muy, pero muy acciden-
tado, porque
teníamos que dejar a los niños a un lugar que no sabíamos, al principio hubo que parar un
momento la actuación. Menos mal que el profesor era muy agradable y nos ayudó
mucho.
Luego ya de camino nos perdimos , pero de nuevo el amable profesor nos
ayudó, haciéndose pasar por medico y hasta actuó con nosotros, eso sí muy
avergonzado.
Bueno pues llegamos al final de la actuación, a tiempo perfecto, los niños estuvieron muy animados
y pendientes a nosotros.
Los dejamos en medio del campo, pero estos iban a
visitar un mirador y nosotros tuvimos que esperar veinte minutos allí, hasta que
volvieron y los llevaramos a otro lugar.
Mientras ellos estaban allí, Jorge y yo disfrutamos de una
charla campestre, con aire puro, con el verde del campo.
Todo sabéis que odio
el campo, pero solo veinte minutos la verdad que lo agradecí.
Mientras estábamos en el campo, le di un abrazo a Jorge,
porque me apeteció, porque estaba muy feliz y porque hoy lo había hecho
perfecto, gracias Jorge lo pasé muy bien, pero muy bien y Jorgito te quiero mucho.
No sé pero lo vi muy maduro, un nuevo Jorge
que me encantó.
Poca gente pasara por alli, ¿No?
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