" LA COCHERA CABARET" ¿ TEATRO O SPA?.

En poco rato, me voy con Alba a tomar un chocolatito, pero esta vez le he hecho jurar que no  vamos a  la Bella Julieta, no por nada, sino porque hay más vida fuera de esas paredes.

Asi de nervioso estaba en el portal de Nora.

Hace frio y estoy cansado, tengo soñarrera. Pero voy a salir, para un domingo que tengo libre, hay que aprovecharlo.

Bueno y ustedes os preguntareis ¿A nosotros  todo esto que nos importa? Pues no lo sé, pero estoy frente al ordenador para escribir todo lo maravilloso que he vivido estos dos días. Vayamos  cronológicamente.

Los nervios que dejé en mi anterior entrada, cuando me quedé solo en casa, escribiendo en el ordenador y esperando que Steven me llamara para irnos a La Cochera, iban en aumento, pero de forma más que proporcional. 

Camerinos de La Cochera Cabaret. Equipazo.

Me fui a mi dormitorio a vestirme y preparar todo y tuve que poner música, muy animada, para calmar mis nervios. Era algo incontrolable y no sabía por qué.

Nora me llamó y me citó en la copistería del barrio, llegué la vi, estaba allí imprimiendo cosas de última hora. Esa cabeza no para nunca,  estuvo esa misma tarde creando cosas para la pieza y las puso en marcha.  Todo lo  mejor para su A saco. Estaba muy nerviosa y eso hizo que yo me relajara un poco más.

Tras imprimir nos fuimos   a su casa a por los  elementos que faltaban y que había que llevar al teatro, me relajé un poco más aun y cuando fuimos al coche donde nos esperaban Steven y Lucia, la chica que nos haría las fotos ese día, me relajé totalmente.

En el coche ya iba haciendo bromas y chistes, picando y metiéndome con Nora. Incluso planteando cosas para el Teatro Bus, o sea,  pensando en otro proyecto. Iba animado, con fuerza y ganas de empezar y demostrar todo lo que hemos trabajado.

No íbamos muy bien de tiempo, de hecho íbamos con un atraso de más de cinco minutos.  A mitad del camino,  Nora, descubrió que le faltaba un elemento esencial para la pieza, por tanto, debíamos de volver a su  casa a por él, pero ya era tarde, así que, Nora se fue, sola, a por ese elemento y nosotros continuamos nuestro camino.

La tía cual flecha, fue a su casa, cogió lo que faltaba y llegó a La Cochera en un tiempo record.

Llegamos a La Cochera, era muy tarde, quedaba menos de una hora para la actuación.

Yo cuando entré,  parecía  que me habían dado  un golpe en la cabeza o un somnífero, porque me relajé sobre manera, estaba disfrutando cada segundo y feliz como una perdiz.Ya digo ¿ eso es un teatro o un spa, que relaja.?

Sentía que La Cochera era mía, en un tiempo record, monté una mesa para promoción, ordené libros, ordené el camerino, organicé el atrezo, el vestuario y demás.

Ya con Nora, en el camerino y debido a su insistencia, me maquillé y me vestí. Pero estuvimos todo el rato, de bromas, haciéndonos fotos y luchando Nora y yo sobre si ponerme chaqueta o sobre si mi pantalón me estaría bien, tras la Navidad.

Pues entre bromas y charlas, llegó la hora en que Nora me dijo: “vámonos”. Pues vámonos, me quedé un rato solo en el camerino y a escena, más relajado y feliz que nada.