Creo que la primera foto, que acompaña esta
entrada, define muy claramente como fue ayer, viernes 26 de agosto del 2016, el
previo a la tercera Noche de verano en San Miguel.
Tonterías, buen rollo, risas, paya-
sadas y diversión, eso fue lo que defi-
nió el momento previo a la actuación de ayer.
Había gas-
nas de actuar, de compartir, de pasarlo bien y de dar a conocer, a todos los asistentes, lo que se estaba trabajado durante tanto tiempo y creo que salió muy bien.
Siempre se dice que si el actor disfruta, tiene el 90% de la actuación ganada, porque así hará al público disfrutar también, pues ayer en el previo, como digo, estaban todos con ganas de pasarlo bien. Por tanto, creo que el público se fue contento a casa.
Ayer me sentí como si estuviera en mi casa y con mi familia.
Y lo de en familia lo digo más literalmente que nunca, porque teníamos hasta a la matriarca, o sea, a la madre, quiero decir, a la mía.
Que feliz fui de tener a mi madre allí conmigo. No fue la primera vez, que mi madre viene a verme actuar, pero si es verdad, que siempre he diferenciado mucho a mi familia, cuando es familia y cuando es público.
Solamente una vez, mi sobrina me acompañó, también en una pieza de Eduardo Nieto y ahora lo ha hecho mi madre, que no solo vio la función, sino que estuvo desde el momento que salí de casa, hasta que salí a escena conmigo, así que, me vio en mi salsa, en mi mundo, en mis cosas.
Desde que salí de casa con ella iba muy contento, todo había cuadrado tal como queríamos y juntos en una alegre y divertida conversación fuimos caminando hasta el cementerio, bueno el tramo final lo hicimos en coche, ya que Angeles e Ismael, nos invitaron a ir con ellos.
Como digo también me sentí como en casa, porque nada más entrar en el cementerio le hice un tour extra, a mi madre por los rincones más curiosos y personales, que no se ven durante la visita al mismo y luego hablamos con todos los compañeros que nos encontrábamos.
Habíamos quedado a las 19:00 horas pero llegamos a las ocho menos algo, Edu nos pidió vestirnos, así que, me metí en nuestra sala de la capilla y comencé el proceso de maquillaje y vestuario, charlando, conversando y hablando con mis compañeros. Mientras oía a mi madre que fuera, sentada en las sillas reservada para el público, conversaba, con Inma, mujer del compañero Jaime, por tanto, estaba entretenida y no la inste a pasar conmigo a dentro.
El ambiente era alegre, abierto, divertido, con ganas de darlo todo.
Creo que ese es otro de los problemas por los que hasta ahora no ha triunfado realmente, Alvin Karpis, y es el hecho, de que debido a mi agenda profesional, nunca he podido ir a los ensayos generales.
Por ello, mis compañeros actuaban con ventaja y os explico el por qué. Ellos cuando llegaban el día el estreno ya sabían cómo habían funcionado sus personajes en el ensayo general, problemas, fallos, cosas que cambiar, cosas que varias o que intensificar, por eso todos estaban siempre alegres, charlatanes, con ganas de hacerse foto y de dar todo al público, en cambio yo siempre he estado callado, silencioso, dentro de mí, concentrado, con ganas de ensayar y muy inseguro, tanto, que intentaba huir de mis compañeros.
Pero esta vez, estábamos todos en el mismo carro, en el mismo nivel y entonces yo entré seguro al cementerio, entré con ganas de actuar, de comerme el mundo.
Como estaba seguro y lo tenía todo controlado, me maquillé con ganas, me vestí con ganas, hablando con Jaime, controlando a los niños, hablando con Alex que pedazo de niño, cada día me gusta más y me convenzo más de que va a ser un gran tío cuando sea grande o riendo con Zumaquero.
Luego salí a saludar, ese atardecer claro del cementerio, mi madre, todos mis compañeros vestidos, haciéndose fotos, riendo, solicitando y pidiendo fotos unos con otros, el reencuentro con el chico del cementerio, con Miguel el dueño de los coches, todo fue muy especial.
Mientras el día anterior había nervios, tensión y carreras, esta vez, había ganas, ilusión, buena energía y compañerismo. Recuerdo el momento en el que un grupo nos pusimos a posar y no había nadie para hacernos la foto, solo, estaba en frente el pobre Javi Zumaquero, mirándonos con cara de " que les pasa a estos".
Ya digo lo pasé ge-
nial, tras la sesión de fotos oficial con Eduar-
do, fuimos hacién-
donos fotos, risas, abrazos y achucho-
nes unos a otros y sin darnos cuenta llegó la hora de actuar y muy seguro de mi mismo, me fui a mi lugar de espera, el lateral exterior del cementerio junto a Rosa y mi Luisa.
Allí sentado estuvimos más de una hora, en aquel descampado, vestidos de
fiestas y charlando de nuestras, cosas, casi al final, me fui a repasar el
personaje, para pillarle el ritmo lento y sereno y no el desbordado de energía.
Nos subimos en el coche y con un retraso de quince minutos, entramos a
escena...
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