Creo que la primera foto, que acompaña esta
entrada, define muy claramente como fue ayer, viernes 26 de agosto del 2016, el
previo a la tercera Noche de verano en San Miguel.

sadas y diversión, eso fue lo que defi-
nió el momento previo a la actuación de ayer.
Había gas-
nas de actuar, de compartir, de pasarlo bien y de dar a conocer, a todos los asistentes, lo que se estaba trabajado durante tanto tiempo y creo que salió muy bien.

Ayer me sentí como si estuviera en mi casa y con mi familia.
Y lo de en familia lo digo más literalmente que nunca, porque teníamos hasta a la matriarca, o sea, a la madre, quiero decir, a la mía.


Desde que salí de casa con ella iba muy contento, todo había cuadrado tal como queríamos y juntos en una alegre y divertida conversación fuimos caminando hasta el cementerio, bueno el tramo final lo hicimos en coche, ya que Angeles e Ismael, nos invitaron a ir con ellos.

Habíamos quedado a las 19:00 horas pero llegamos a las ocho menos algo, Edu nos pidió vestirnos, así que, me metí en nuestra sala de la capilla y comencé el proceso de maquillaje y vestuario, charlando, conversando y hablando con mis compañeros. Mientras oía a mi madre que fuera, sentada en las sillas reservada para el público, conversaba, con Inma, mujer del compañero Jaime, por tanto, estaba entretenida y no la inste a pasar conmigo a dentro.
El ambiente era alegre, abierto, divertido, con ganas de darlo todo.
Creo que ese es otro de los problemas por los que hasta ahora no ha triunfado realmente, Alvin Karpis, y es el hecho, de que debido a mi agenda profesional, nunca he podido ir a los ensayos generales.
Por ello, mis compañeros actuaban con ventaja y os explico el por qué. Ellos cuando llegaban el día el estreno ya sabían cómo habían funcionado sus personajes en el ensayo general, problemas, fallos, cosas que cambiar, cosas que varias o que intensificar, por eso todos estaban siempre alegres, charlatanes, con ganas de hacerse foto y de dar todo al público, en cambio yo siempre he estado callado, silencioso, dentro de mí, concentrado, con ganas de ensayar y muy inseguro, tanto, que intentaba huir de mis compañeros.
Pero esta vez, estábamos todos en el mismo carro, en el mismo nivel y entonces yo entré seguro al cementerio, entré con ganas de actuar, de comerme el mundo.

Luego salí a saludar, ese atardecer claro del cementerio, mi madre, todos mis compañeros vestidos, haciéndose fotos, riendo, solicitando y pidiendo fotos unos con otros, el reencuentro con el chico del cementerio, con Miguel el dueño de los coches, todo fue muy especial.
Mientras el día anterior había nervios, tensión y carreras, esta vez, había ganas, ilusión, buena energía y compañerismo. Recuerdo el momento en el que un grupo nos pusimos a posar y no había nadie para hacernos la foto, solo, estaba en frente el pobre Javi Zumaquero, mirándonos con cara de " que les pasa a estos".

nial, tras la sesión de fotos oficial con Eduar-
do, fuimos hacién-
donos fotos, risas, abrazos y achucho-
nes unos a otros y sin darnos cuenta llegó la hora de actuar y muy seguro de mi mismo, me fui a mi lugar de espera, el lateral exterior del cementerio junto a Rosa y mi Luisa.
Allí sentado estuvimos más de una hora, en aquel descampado, vestidos de
fiestas y charlando de nuestras, cosas, casi al final, me fui a repasar el
personaje, para pillarle el ritmo lento y sereno y no el desbordado de energía.
Nos subimos en el coche y con un retraso de quince minutos, entramos a
escena...
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