Ayer, miércoles 17 de agosto del 2016, se acabaron mis minis vacaciones y
volvimos al tajo. Pero vamos que fue eso, un tajo lo que me dieron para
volver. Como una terapia de choque y os cuento por qué.
Estaba tranquilamente en mi banco escribiendo para el blog, sin calentar, sin acabar de arreglarme, sin retocarme el maquillaje, con los restos de la cena en el banco, el móvil en la mano, aun quedaba cinco minutos para la llegada oficial del público, pero como todos sabemos siempre es más.
Bueno, de pronto oigo un ruido raro, agudizo el oído y es el sonido de Juampe tocando la flauta, o sea, el aviso de que está a punto de entrar mi público, con lo cual, rápidamente, cerré el móvil como pude, porque de los nervios no había forma de cerrarlo, corrí a mi “ baño-camerino” particular, me arreglé como pude, tiré en el suelo los resto de la cena, volví a desconectar el móvil y me fui a mi lugar de entrada, fue poner un pie en el lugar de entrada y aparecer el publico. Ofú que justico llegué, por ello no me dio tiempo al estrés post-vacacional, porque entraron de sopetón, fue una vuelta al curro a lo bestia.
Hoy la crónica de los pases va a ser: una larga introducción y una pequeña referencia a cada uno de ellos, porque resulta que los pases fueron todos muy parecidos y digo yo: ¿Para qué repetir?
Pese a la entrada acelerada y a no calentar nada, el personaje salió fluido y rápido.
Pero es que todo fue muy fluido, creo que la palabra que caracteriza los pases de ayer es la palabra fluidez. Todo pasó como tiene que pasar, los tiempos, las subidas y bajadas. Es más, siempre llegué cuadrado a cada pase, pese a que dejé que el publico tuviera su ratito de fotografía y descanso en el mirador, cosa que no hago siempre, pero como se desplazaban tan bien, todo iba de maravilla.
Quizá el descanso de estos días hizo que yo estuviera mucho más sereno y Rafael, sacara intenciones, ento-
naciones y gestos nuevos que le dieron mucha más vida y naturalidad al texto, lo veía más cercano y más vivo que nunca. Más real. Además el no llevar el libro en la mano, me ayudó más y me dio más fluidez, otra vez.
De nuevo cuando comencé a hablar, todo el mundo me hizo chistes o dijo que yo era vasco. Debo decir que no conseguí el soniquete que a mí me gusta, salió de vez en cuando pero poco. Pese a ello el Aúpa, el Hostia tu lo oí durante todo el trayecto. Además casi todo el que ha viajado al País Vasco, me cuenta su experiencia.
Como digo fluidez y relajación fueron las palabras principales de estos tres pases y aunque no hubo grandes grupos con mucho humor, ni grupos rancios, debo decir que en estos tres pases, todos participaron en todo, estaban atentos a todo, todos jugaron a todo y todos hicieron que el buen rollo y la buena energía reinara en cada pase.
1.- Pepita y la niña actriz:
Al empezar el primer pase una señora llamada Pepita, me dijo que yo no había trabajado nunca y desde entonces, no paramos de jugar yo con ella y ella conmigo. Después en el mirador una niña me dijo que su sueño era ser actriz y que quería trabajar con nosotros en el Botánico el próximo año, al final hizo el monologo del museo Loringiano junto a mi y diciendo partes de mi texto. Cumplió su sueño se actuar allí.
2.- Si todos en el Norte son tan gracioso como usted me voy a ir allí:
Así se despidió una señora de mi al acabar el segundo pase. Fue un pase
donde se caracterizó porque,en el mirador y por primrea vez, todos querían hacerse fotos conmigo . Nos despedimos con un aplauso, para Miguel, el esposo de una
señora que no pudo ir, porque estaba recién operado y con una charla de un
chico que era de Cartama y estaba muy interesado por el mosaico.
3.-Conocidos y buen rollo:
De nuevo el cansancio se apoderó de mi antes de comenzar el pase, pero luego
como había amigos y compañeros de teatro, en el grupo, todo fue cargado de
bromas y gracias, además me siguieron el rollo en cada momento. Eso sí al final
el acento vasco se fue pero bien ido.
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