martes, 14 de abril de 2020

LOS DOS MALOTES DEL "LABERINTO".


Mi Luisa me venía diciendo desde hacía mucho tiempo que Javi Domínguez  era muy buena persona. Pude comprobarlo cuando lo conocí en el cementerio de San Miguel durante un ensayo y luego confirmarlo, y con creces, gracias a los encuentros que hemos tenido en el interior de nuestro Laberinto.  Él es lo que se llama un buen tío, una personal legal de las que  no abundan, y yo, aunque suene mal que lo diga, tampoco soy muy malo del todo y ¿Qué ocurre cuando dos personas que son buenas hacen algo mal y asumen que los van a pillar? Pues que no saben disimular, que se asustan y se encojen esperando la merecida regañina.

Pues dicho esto, tanto Javi como yo llegamos a Torremolinos para el ensayo de Laberinto, el sábado 29 de febrero del 2020, con esa cara de felicidad sobreactuada que intentaba reflejar un “aquí no pasa nada”, o sea, esa expresión que todos hemos puesto alguna vez delante de nuestras madres cuando hacíamos algo mal. Queríamos disimularlo, pero era entrar, vernos nuestras madres y preguntarnos:” ¿Qué has hecho ya?”  y nosotros agachábamos la cabeza y nos decíamos : “Vamos a aguantar el chaparrón”, pues así llegamos Javi y un servidor esa mañana soleada, sonrientes, saludando a todo el mundo, oyendo el recibimiento de Paco, todo muy normal, por fuera claro,  pues para todos era un ensayo más, pero por dentro ambos sabíamos que iba a ser el ensayo definitivo y eso nos provocaba ilusión, debido al gran cambio que íbamos a proponer, pero también nervios por si no era aceptado y un poco de miedo por si nos caía la regañina esperada. 

Y ahora hablando más en serio y desde un punto más profesional, el último ensayo de Laberinto fue para los dos como ponernos frente a un espejo y ver la realidad.

Si sois seguidores del blog sabréis que vino a vernos alguien ajeno a la pieza y nos dio su parecer, que, por cierto, era muy similar a lo que yo solía pensar y reflejar en este blog, o sea, eso de que el arranque de la pieza me resultaba frío o lo que es lo mismo, que me costaba enganchar con el personaje, con la situación, con mi compañero etc. Esa era mi sensación, la cual habéis leído aquí como mil veces, pero el hecho de que esto fuera confirmado por alguien externo, fue un pequeño “palo” y no podíamos lamentarnos había que hacer algo.

Y lo hicimos, porque sin informar al director, el miércoles 26 de febrero del 2020, Javi y yo nos reunimos en Café con Libros para afianzar el texto y hacer varios pases del mismo, pero también yo, autor de esta cita o reunión, quería hablar de la pieza, conocer la opinión de Javi sobre esa visión externa y sobre todo quería ahondar más en nuestros personajes, en la obra, en nuestra interrelación y sobre todo en el punto de partida de la misma.

Ambos llegamos a la misma conclusión, al inicio de la pieza debíamos cambiar nuestras actitudes, así nuestro comportamiento variaría, lo malo era que nos haría adquirir un punto de partida que estaba muy distantes del que se estaba trabajando semanalmente, pero era el que nos gustaba, nos ilusionaba y nos hacía empezar cómodos.

Aunque no venga a cuento quiero detener este relato para decir una cosa, el repaso de texto en el salón del fondo de la tetería fue maravilloso. Siempre he pensado que Laberinto es una pieza muy intimista y en la intimidad de ese lugar, ambos tan cerca y mirándonos a los ojos, la pieza cogió intensiones, matices y una intensidad hasta ahora inédita.

Y ahora viene la maldad, para mostrar ese cambio de actitudes, decidimos por nuestra cuenta y riesgo modificar al principio nuestro comportamiento, nuestros movimientos y nuestra relación, para ello, tras la merienda, nos fuimos al Pasaje de Campos y allí, en ese callejón estrecho y solitario, repetimos varias veces el inicio de la pieza, pero no como lo hacíamos en los ensayos, sino dejándonos llevar por nuestras nuevas actitudes. Salieron cosas chulísimas y entonaciones naturales que luego no me han vuelto a salir.

Pese a ser de día, a que de vez en cuando pasaba gente y a que no estábamos dándolo todo, el resultado fue genial. No fuimos tan malos destrozando todo lo montado por Paco, sino que sobre lo suyo modificamos y lo hicimos dejando su base de movimientos, pero cambiando cosas, según nos lo pedían los personajes y los antecedentes de la escena, esto nos hizo llenar todo de vida, pero también hizo que la primera imagen que el público se iba a llevar de la pieza cambiara radicalmente con respecto a lo marcado por Paco.

Y ahora volvemos al sábado 29 de febrero del 2020. Laberinto es una idea de él, guionizada por él, montada por él y dirigida por él, por tanto, lo tiene todo muy claro y por eso tanto Javi como yo pensábamos que nos habíamos metido en su terreno, eso no le iba a gustar y mucho menos nuestra variación, pero había que mostrarla.

Cuando estábamos en el escenario a punto de empezar, con el mobiliario colocado, el utillaje en su sitio, vestidos con las prendas de ensayar, Paco en el patio de butacas con el libreto en la mano y Javi y yo listos para empezar, tras haber realizado el calentamiento, Javi me miró con cara de "Vamos ahora es el momento, hagámoslo." Y yo sin pensarlo dos veces me lancé, abrí la boca y dejé fluir mi argumento. Le dije que habíamos cambiado un poco el inicio para sentirnos más cómodos y como resultado obtuvimos un inicio más vivo.

Paco es un hombre alto, fuerte, grande, con una voz grave, sabe lo que quiere y como, así que impone y por ello, respiré hondo esperando su respuesta, pero esta fue, decirnos que no quería explicaciones que quería verlo, que se lo mostráramos y eso hicimos.

Al terminar de nuevo volví a retener la respiración. "¿Qué pasará?", pensé. Pues nos dijo que le había encantado, que a veces ha trabajado con actores que se dejaban hacer, que no buscaban, que no pensaban en los personajes, ensayos donde no había debates pues todo lo que él decía se aceptaba sin más, así que el hecho de que nosotros hubiésemos ido más allá, hubiésemos oído a nuestros personajes, hubiésemos ahondando en ellos, hubiésemos buscado lo qué y cómo sentían, le parecía estupendo. Le gustaba el cambio, le gustaba lo que hacíamos y concluyó diciéndonos que no podía decir nada más, que estaba muy contento de nuestro trabajo y desvelo por la pieza. Resumió diciendo que había un aspecto que quería mostrar más tarde y nosotros lo habíamos hecho antes pero que le parecía perfecto. A continuación, nos pidió que lo hiciéramos otra vez y ya engancháramos con el resto de la pieza.

No sabéis con qué ilusión volvimos Javi y yo a bambalinas para volver a empezar, porque ahora haríamos lo nuevo mucho más contentos y más tranquilos. Trabajar con un director así es un placer y un honor, son pocos los directores que aprueban un cambio así. Que tienen las cosas clarísimas en su cabeza, pero aceptan, escuchan y tienen en cuenta la opinión de los actores. Ese día me sentí orgulloso una vez más por trabajar con un director así.

Y ya el resto de la jornada transcurrió con normalidad, buen no con tanta normalidad, pues el nuevo punto de partida, nos hizo empezar con un nivel de energía que se notó a lo largo de toda la representación, pues Paco siempre nos decía que la primera parte de la pieza estaba llena de buen rollo y jocosidad y en ese ensayo fue donde por primera vez, fui consciente de que se llegó a dicho nivel, esa parte pasó  de forma rápida, divertida, fluida y me lo pasé bomba y  luego se pudo comprobar el cambio de la pieza  y se reflejó  claramente el arco de emoción de ambos personajes y su forma de ser. 

Ese inicio llenó a Javi de una energía y una personalidad arrolladora, era todo vitalidad, ganas, ilusión, es verdad que habló demasiado rápido y a veces no se le entendía bien, pero esa velocidad me encantó. Creó un personaje muy atractivo. 

Llegamos a muchas emociones nuevas y llegué al clímax de la pieza sin esfuerzo solo dejándome llevar por la situación. De hecho, salieron muchos movimientos nuevos, no planteados, que de nuevo llenaron la pieza de vida.

Debido a la cercanía del estreno, Paco nos propuso que los ensayos se hicieran desde ahora de 10:00 a 14:00 y así se hacían dos pases completos de la pieza, ese día fue la primera vez que hicimos dos, pero teníamos tantas ganas y estábamos tan contentos por las novedades que para nada nos costó hacer los dos pases y los dos se hicieron con el mismo nivel de energía, con los mismos cambios de los personajes y la misma emoción.







No hay comentarios:

Publicar un comentario