sábado, 2 de mayo de 2020

"LA PAELLA" FUE MIXTA, PERO INACABADA.


Qué uno es muy capillita ya lo sabéis, pero después de haberme dedicado desde el miércoles 26 de febrero del 2020 en cuerpo y alma al inicio de la cuaresma, y de haber podido cumplir mi anhelo de hacer un pequeño parón en mis tareas laborales y tener esos días vivencias cofrades como; disfrutar de las comidas típicas de estas fechas, visitar altares, celebrar cultos con familiares, ir a otros cultos, traslados, viacrucis, conciertos, cenas con amigos, recogimiento y que encima todo saliera a pedir de boca, o sea, según lo planeado, fue algo fantástico pero ya era hora de parar y volver a la vida real.

Es cierto que en esos cinco días había dedicado tiempo a Luces y sombras y Laberinto, pero esos trabajos los controlo bien y ahora había que darlo todo, porque quedaban solo 21 días para el estreno de La Paella, teníamos muy pocos días libres para ensayar y en este grupo son muy exigentes.

Así que vacié mi cabeza de incienso, tronos y Santos, pues ya habría tiempo de volver a llenarla de todo eso en las próximas semanas y emprendí mi camino desde casa, tras el almuerzo, hacia casa de mis compis para ensayar, ahora mi cabeza estaba repleta de arroz, pimientos, tomates, cebollas etc.
   
La verdad era que en mi cabeza no había nada, pues la primavera, su olor, su luz y su temperatura, aunque oficialmente aún no habían llegado, impregnaron mi camino al ensayo y aunque mi cabeza estaba vacía mi pecho estaba lleno de energía positiva, ilusión y ganas de currar.
   
Se había planteado un ensayo largo. Concretamente desde las 17:00 y hasta las 21:00. Sería una especie de ensayo intensivo.

Si la otra vez hicimos un férreo trabajo de mesa, donde recordamos intenciones, movimientos y demás, esta vez íbamos a ponernos en pie y dar vida a todo eso que se recordó en el último ensayo y que ya se había trabajado más que con creces en los meses de octubre y noviembre del 2019.

Los actores y las actrices a veces, somos un poco pesados, muy exigentes, muy reivindicativos, muy pesaditos con nuestro "yo", pero también somos muy sentimentales, muy sensibles y a veces muy ilusorios y el ensayo del domingo 1 de marzo del 2020, fue muy especial.

Era el primero con todo el atrezo y el vestuario y, por tanto, fue un ensayo que hicimos con mucha ilusión, tanto mi compañera Arantxa como yo, parecíamos dos niños el día de Reyes, sacando todo, organizándolo, probándonos el vestuario, sintiéndonos más personajes, viviéndolo todo más real, así que estábamos muy felices con nuestras nuevas prendas y cada prueba era una fiesta.

Yo no sé si cuando a un trabajador le dan los útiles para trabajar o algún elemento nuevo lo aceptan con mucha felicidad, en mi caso cuando era contable y me compraron un ordenador nuevo, fue un engorro, pero sé que hay trabajos donde ocurre y el nuestro es uno de ellos, pues lo que Arantxa y yo recibimos fueron elementos para trabajar, pero nosotros lo recibíamos con si fueran caramelos, helados o billetes de 100 euros.

Uno de esos elementos lo tenía yo en casa y como podéis ver en la foto lo llevaba al ensayo.

Esa tarde tal como dijo el director, pusimos La paella en pie. Esta fue como una paella mixta pues tuvo de todo, ya que, previamente tuvimos que organizar el atrezo, el vestuario, probarlo etc., así que empezamos un poco tarde. Además, era la primera vez que los cambios de vestuario eran reales y eso nos fue retrasando.

 El director prometió no hablar y dejarnos hacer la pieza entera dos veces, pero como nos pidió que a partir de ahora, todo lo marcado estaba muy bien, pero había que dejar la pieza vivir, jugarla e improvisar con un supuesto público, no tuvo más remedio que meterse, para recordarnos cosas, para marcarnos otras, para hacer cambios, así todo se fue poco a poco atrasando y no nos dio tiempo ni a completar un pase íntegro, o sea, una paella muy completa pero que  se quedó a medio cocinar.

Es más, el tiempo iba pasando y avanzábamos poco, yo veía que podíamos acabar el ensayo y no hacer mi parte solo, así que pedí que si se paraba fuera tras esa parte y así se hizo. Llegamos al momento de demostrar lo que debí trabajar en casa a lo largo de los días que transcurrieron entre el 3 de febrero y el 1 de marzo. Es verdad que lo trabajé, pero el resultado fue bastante malo.
  
Mientras actuaba las indicaciones eran constantes, casi como metralletas y no podía entender nada, se me iba el texto, las entonaciones, pues las indicaciones eran constantes, la cabeza se me aturrullaba. Fue todo un fracaso, pero no me estresé, ya que era un tipo de interpretación que nunca había hecho. Esta es muy específica y para hacerla medio bien necesitaba muchos consejos, indicaciones y trabajo previo, así que fue como volverme loco, pero sin consecuencias negativas, aunque es cierto que hubo un momento que no sabía por dónde tirar.
  
El ensayo se acabó tras esa parte y la verdad que lo agradecí, porque me había dejado olvidado, el texto en casa y tenía un cambio de vestuario que no sabía cuándo lo hacía, y al no llevar el texto, no podía recordarlo y pensé que me echarían una bronca, porque el ensayo anterior fue para apuntar todo eso y si me dejé el apunte en casa... Pero me libré pues paramos el ensayo antes de llegar a ese trozo.
  
Ya empezaba anochecer más tarde y me fui del ensayo siendo noche cerrada, o sea habíamos aprovechado el tiempo. Iba agotado pero feliz, había sido un ensayo un poco bochornoso, pero era normal, pues estábamos poniendo en pie una pieza que hacía dos meses que no se tocaba y ahora le incluíamos cambios de vestuario, atrezo, música, improvisación, le habíamos metiendo cosas nuevas, vamos que llevando todo eso a la vez el haber seguido el texto ya era todo un milagro. Mañana más.




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