No sé como iría el ensayo el pasado domingo, día 13 de
septiembre, de Marcelino
pan y vino, porque no pude asistir al mismo.
Pero quiero dejar claro, que el ensayo del domingo, 6 de
septiembre de 2015, fue soberbio.
Con todos los problemas que tuvimos, en mayo, para el
estreno de esta pieza. Que pese a que ensayábamos semanalmente, los ensayos
eran interminables, porque el equipo, supongo que por falta de motivación o de
experiencia, no estaba al cien por cien y repetíamos todo mil veces.
Así que, después de tres meses de parón y sin vernos, iba al
ensayo muerto de miedo, porque creía que nadie se acordaría de ningún
movimiento y cuando digo ninguno, yo también me incluyo.
Supongo que como ya se habían visto en el escenario del Teatro
Alameda, estaban todos muy motivados y fueron al ensayo, concentrados, ilusionados
y con muchas ganas, porque el ensayo fue perfecto, todos recordaban sus movimientos,
sabían lo que tenían que hacer, tenían muchas ganas y dijeron sus textos a la
perfección.
Los experimentados
como Luis, Ángel, Ismael, Galindo, Julio o Gertru, estuvieron muy bien como siempre,
pero otros, los más inseguros, como Quero o Rafael se movieron y dijeron su
texto sin ningún problema, Amado dijo un texto, que siempre se le atravesaba,
perfectamente, Juanjo demostró una naturalidad que me alucinó y Santi estaba a
gusto y se le veía disfrutar…
Por eso y por lo bien que me lo pasé en dicho ensayo, tengo
que daros las gracias y decir que estoy muy orgulloso de mis niños y niñas, de todos y
especialmente de mis frailes, por un buen trabajo.
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