El pasado jueves 3 de septiembre de 2015, vivimos un maratón
de A saco con la psico.
Desde las diez de la mañana hasta las siete y media de la
tarde, o sea, nueve hora y media de ensayos, de pruebas, de trabajo, de innovaciones,
de aprendizaje... Pero eso sí, con mucha diversión. Teatro y creación en estado
puro.
La mañana la comencé
trabajando duro, estaba muy nervioso. El ambiente de trabajo con Nora y Steven
es ligero y fácil. En ningún momento, ni siquiera en los primeros ensayos he
estado nervioso, pero el jueves estaba fatal.
Se iba a montar una parte totalmente nueva, para la que necesitábamos
ayuda externa.
Una vez en la Caverna, se me pilló un nudo en el estomago
que fue creciendo mientras llegaba dicho momento. Esa ayuda externa era solo
para mí y mientras Nora y Steven iban a su rollo preparando cosas yo estaba
cada vez más tenso.
Nora me había asegurado que la persona que venía a ayudarnos
era estupenda, pero yo seguía igual de
tenso. Pero al llegar todo fue coser y cantar, en cuanto empezamos a preparlo
todo, me animó mucho, porque decía que me veía muy bien y desde ahí todo fue
rodado y me sentí muy a gusto con dicha persona.
Es una persona superamable, atenta y bondadosa, en el mundo
del arte cuesta mucho que el que sabe, entregue a quién no sabe, aquello que ha tardado años en aprender. Es más, esto pasa hasta en las escuelas y academias,
pues bien, esta persona fue un encanto y puso todo su arte a mi disposición, y
creo que el resultado será bastante bueno.
Tras marchase esta persona, digo persona para no revelar nada, hicimos un
primer pase completo de la pieza, acabamos muertos, pero se creó un ambiente
tan bueno. Estábamos mano a mano Steven y yo, reaccionando a cada frase y dándonos
mucho el uno al otro. Tan buena fue la relación, que en el listado de mejoras
que nos dió Nora al terminar, destacó eso, que habíamos actuado solo para
nosotros dos.
Después, muertos de cansancio, nos fuimos a almorzar, eso
nos ayudó a conocernos más, a hablar de
teatro, a dar puntos de vistas.
Con la barriga llena hicimos otro pase, en ese pasé, no fui consciente de
lo que estaba pasando, estaba al cien por
cien en el personaje, es más, llegando al final me dio pena saber que se acababa la pieza.
Muchas veces hemos hecho solo un pase y hemos acabado
muertos, pero el otro día acabamos con la energía a tope, como nuevos, pese a las
horas de trabajo, estábamos como si nada hubiera ocurrido. Creo que deseábamos
hacer ese pase y disfrutarlo.
Por último nos pusimos a montar otra parte, pero… ya no dábamos
mucho más de sí y tras nueves horas y
media, el súper maratón se terminó.
Que feliz iba para casa.
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