La tranquilidad del viernes 18 de septiembre de 2015, como ya os
dije en la entrada anterior, fue total. Era la primera vez, en mi vida de
actor, que llegaba el momento de actuar
y tenía muchas ganas de salir, de ofrecer mi trabajo a todos los que esa noche
se habían reunido en la sala Up del Teatro
Alameda.
Durante la tarde, descansé, me duché, merendé e incluso
jugué con mi sobrina. Después me marché a recoger a Nora y Steven. Estaba
realmente contento, ella si se sentía un poco nerviosa, pero yo estaba eufórico.
Al llegar al teatro la cosa fue aun mejor, preparé, tanto,
mi ropa como la de mis compañeros, ordené el camerino y me fui al escenario y
allí estuvimos preparando todo, se hizo un pase técnico y ensayé varias veces el final del la pieza. Donde
hubo un cambio que yo no esperaba y me puso un pelín nervioso, pero poco,
porque lo solucioné pronto.
Llegó la hora, estaba expectante, deseoso de salir. Nos vestimos y el tiempo que
esperé, solo, para salir a escena, recordé a Lina
Morgan y me sentí el hombre más feliz del mundo. A la hora en punto salí y
comenzó la función.
Después de tanto tiempo de espera y trabajo. Todo lo que habíamos
estado acumulando, salía a la luz, delante de todos, para mí, fue como un
ensayo más, pero ahora con público y por tanto viviéndolo, sintiéndolo y disfrutándolo
aun más que las veces anteriores.
La obra pasó sin apenas darme cuenta, cuando estaba empezando
a disfrutarla, me di cuenta de que se acababa, cada fase, cada sensación pasaba por
mi y se iba. Solo casi al final, hubo un problema técnico, que se hizo muy evidente y a me descolocó
bastante, pero rápidamente remonté.
Si hubo un pequeño problema que luego se convirtió en grande
y fue; al salir de escena, un momento,
bajé totalmente a oscuras una escalera de cuatro escalones, no vi el ultimo y
se me torció el pie izquierdo, no le di mayor importancia, pero a medida que
avanzaba la noche, se me iba hinchando el pie más y me dolía más.
La preocupación me aguó toda la fiesta, creía que al día
siguiente no estaría bien y eso me provocó un estado de nervios, ansiedad y
preocupación que me tuvo toda la noche sin dormir y el día siguiente realmente
preocupado.
Lo del pie unido a que tras la ovación final, volvimos a
camerinos y la reacción de Nora no era la que yo esperaba, algunos problemillas
técnicos la hacían no sentirse a gusto con el resultado final del estreno y a
lo largo de la noche y la mañana siguiente, donde nos reunió a todos
urgentemente, fue sacando fallitos y problemas de la pieza. Pequeños detalles,
pero que no hicieron que el estreno saliera de diez. Entre ellos uno fue que estábamos tan emocionados que la energía se
nos desbordó y debemos administrarla
mejor.
Todo eso hizo que la noche acabará un poco oscura.
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