La información de esta entrada no será muy clara, pero es que en esta pieza casi todo es " top secret" puesto que de no ser así se puede perder la esencia de la misma.
La aparición de Víctor Ferrara, el viernes 24 de junio del 2022, en el
Hotel IPV de Fuengirola, fue tan triunfal y casposa como tenía que ser. En cuanto bajé mis escaleras (Grandes Elena y Raúl, que siempre buscan unas para que yo entre cómo me gusta), el público me recibió bien, pero tampoco fue una explosión de júbilo.
Comencé a hablarles y estos empezaron a animarse de una manera exponencial. Mi elocuencia fue total, no paraba de hablar, eso sí, coloqué mal alguna que otra "s" pero me dio igual, seguí adelante con la cabeza arriba y victoriosa.
Cabeza en la que estaban previstas las precauciones que iba a tomar en la siguiente etapa del show. Esa en la que yo tengo un contacto directo, personal y de tú a tú con el público.
Era inviable llevar mascarilla, pero si establecer distancias entre ellos y yo.
En muchas de las ciudades esta parte a veces es lenta y protocolaria, pero en Fuengirola fue la locura. Los comensales estaban que se salían, demandaban mucha diversión y Víctor se la daba.
A lo largo del enorme pasillo donde se desarrollaba, apareció el Víctor juguetón, el tierno, el profesional, el gamberro y hasta el más pícaro, me adaptaba a ellos.
Ese pasillo aparte de ser testigo de las diferentes versiones de Víctor, fue una esponja de miedos, absorbiendo todos los míos y llenándome de ganas de sentir, de conectar y de disfrutar. Olvidándome de las distancias.
Cada vez que Víctor se acercaba al grupo, o había palmas espontáneas o pedidas por mí, había bromas o cachondeos.
Recuerdo la familia que venía expresamente de Ceuta para vernos, otros que eran primos, el señor que me dijo que venía a disfrutar y se dejaría hacer lo que fuera, la que se puso a improvisar porque era actriz y quería trabajo, la señora que iba sola, o las amigas, donde una era muy escéptica y con 4 frases le di la vuelta y la hice mía.
Lo de ella fue impresionante, pues durante la cena, fui muchas veces a verla y casi al final se salió, la busqué y la pillé llorando, me dijo que estaba perfectamente, que le habían vuelto muchas emociones olvidadas y me dio mil veces las gracias.
Tras la parte del pasillo, entré en el salón como un caballo desbocado, me quité la chaqueta, bebí un poquito de agua, me puse mi mascarilla y a empezar.
Las 10 escenas y los 10 acting, se fueron sucediendo en una noche inolvidable. Di gracias a Dios por estar ahí, a Elena por su insistencia por meterme en ese proyecto y a Raúl por aguantarme y oírme en todo momento.
El Urban Dreams de Granada, siempre nos ofrece unos maravillosos San Franciscos, a mí me vuelven loco. Esta vez no había, pues bien, Raúl le pidió a hotel el favor de que nos lo hicieran para que su Lolo no se quedara sin él. ¡¡¡ Oh me llegó al corazón!!.
El nuevo Víctor que propuse, más divo, más femenino, más tranquilo, con más matices y estados de ánimo, salió, gustó y a mí me encantó. Era mucho más real.
Cuando llegamos a las escenas 9 y 10, sé que falló el texto pero también sé que no se notó. Tanto Lila, como Chiara, como yo, seguimos adelante, sin parar, sin perder la esencia y las escenas triunfaron.
Creo que los fallos fueron míos, me salté algo.
También tuvo sus oscuridades. Hubo una pequeña confusión, pues había una parte musical, que era nueva, pensé que la olvidaría, pero la hice, pero debí haberla olvidado, porque por un pequeño retraso de los camareros, se debió obviar, me hicieron señas pero no me enteré o cuando improvisé texto, en una escena en la cual no estaba, para evitar que se notara un olvido de los compañeros.
Bah, pecata minuta, fue una noche inolvidable. El nuevo elenco fue un acierto, los comensales fueron estupendos, pues generé con ellos una relación casi " personal" y gracias a Elena y Raúl por todo, ¡¡¡PUES VOLVÍ A VIVIR!!!.