Todo lo realizado la tarde del miércoles 22 de junio del 2022 iba a tener su recompensa en forma de experiencia, de dinero o de ambas a la vez, perfecto, pero necesitaba mi propia recompensa personal y de pronto, mientras iba de vuelta a casa tras el ensayo de La cena de las emociones, me vino a la cabeza cual podía ser: LA PLAYA.
Si todo salía bien me recompensaría este día con un ratito de playa que para eso el verano cumplía su primer día de vida.
De hecho cuando paré en casa para preparar al actor romano, eché en la mochila una toalla y un bañador.
Todo iba tan bien que esperaba que el broche fuera de oro.
En cambio entre la actitud de los jóvenes y todo lo ocurrido en el primer pase, acabé con muy mal sabor de boca. Se me cortó el cuerpo, las ganas de hacer cosas se fueron, era como que no me lo merecía.
De verdad, no me apetecía, pero como decían en el Un, dos, tres :" Unas veces, se gana y otras pierde" Mi hermano incluye que otras se empata.
Esa tarde había jugado 3 partidos y perdido solo uno, así que no tenía que preocuparme, sino seguir con el plan.
Todo ocurrió según lo previsto. Me cambié en el museo, mientras charlaba con Ángeles ( ella no estaba en el plan pero fue bienvenida), me compré mi blanco y negro en Casa Mira y me fui por calle Alcazabilla disfrutando, con ella, del helado y la tarde. Ya en la plaza de la Merced, cobré, devolví el vestuario, y me fui a la playa.
Llegué a las 21:15. Como dijo mi amiga Gema, no me iba a quemar con el sol, pero ese baño, ese poquito de música y de estar tumbado en la arena, me sirvió para analizar todo lo ocurrido, dar las gracias por tener tantos proyectos, por hacer lo que me gusta, por tener salud yo y los míos, porque todo cuadró y por estar allí.
Cerré mis ojos y con esta recompensa acabé esa tarde apretá.
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