miércoles, 22 de junio de 2022

LA TARDE "APRETÁ" IV. CORRE ROMANO


Oyendo música, aliviado, satisfecho, dando gracias y con el trabajo hecho, salía de la Avda. Andalucía 36, del ensayo de La cena de las emociones. Todo había cuadrado: Horas, distancias, trabajos y lo mejor, los compañeros, todos se habían adaptado a mi apretada agenda. 

Ya lo que quedaba era lo de menos y lo de más.  Me dirigiría a la mejor parte a ¡¡¡ actuar!!! Por eso era lo de más.

Y era lo de menos porque ahí ya no tenía presión, ni problemas. Estaba todo controlado. El fin de este  personaje es divetir. Ahora empezaba la etapa de pasarlo bien.  

Eran las 18:20 aproximadamente, así que me quedaban 40 minutos para llegar a casa, recoger todo y  dirigirme al museo Revello de Toro donde nos citaron. 

Según Google Maps, del ensayo a mi casa había 7 minutos caminando y de mi casa al museo 9. Me esperaban 15 minutos de caminata, por tanto si tenía 40 para llegar a la cita, había  más que suficiente para cumplir el plan.

Iba firme y vigoroso pero a la vez mi pequeña mochila parecía que iba cargada de sacos de piedras. Había algo que me pesaba, me ralentizaba y me agotaba. No eran las horas de trabajo, sino el impresionante calor que hacía. 

Sudaba como no es posible ni imaginarlo, tenía mucho calor y la boca realmente seca. 

Aunque lo había dejado todo preparado en la entrada de casa para no perder ni un minuto, debía hacer una parada obligada en la cocina para beber mucha agua, lo cual, como siempre,  me haría sudar mucho más.

No veía normal,  ni ético para mis compañeros ni para el público el hecho de cambiarme o actuar el triple de sudado de lo que estaba. Además maquillarme en esas condiciones sería difícil y con malos resultados, así que pensé, que si tenía  casi 25 minutos libres, por qué no me duchaba y me maquillaba en casa, así llegaba fresquito, limpio y casi listo al museo.

¿Podía llegar más tarde de lo previsto? Sí pero yo no empezaba hasta las 19:45 y solo me quedaría ponerme las sandalias, la túnica, el cíngulo y dos collares. ¿ Qué iba a tardar?.

Llamé a María José y me dio permiso pero haciendo mucho hincapié en el tiempo. 

Todo ocurrió según lo establecido.

A las 19:08,  ya duchado, me estaba maquillando, a las 19: 11 iba de camino y a las 19:26  salía, ya vestido y listo, para mi lugar de actuación.

Salía 4 minutos antes de que empezara el pase y 20 antes de empezar yo, por eso, nunca entendí por qué me metieron tanta prisa. 

En la puerta del museo, por parte de la organización recibí un comentario, regañoso, sobre la hora. Entré como un rayo, y me encuentré, en la sala, a los compañeros sentados, relajados, sin vestir, otros maquillándose...

Seguía sin entender esa prisa o presión. Pero si dias antes llegó una compañera con la visita más que empezada y no pasó nada. No entendía. 

Listo, me salí al patio y con la velocidad de la luz vinieron muy alarmados hacía mí, para comprobar cómo iba, pero si yo ya estaba listo y esperando. 

Rápidamente y diciendo que el pase estaba más que empezado (aún no eran ni las 19:30) me llevaron a calle Alcazabilla. Le pedí a mi compañera que viniera a avisar antes de que llegara el grupo, me dijo que sí y se marchó.

Por fin, sin prisas, me hice con el sitio y ensayé. 






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