martes, 14 de junio de 2022

NECESITABA JUSTO LO QUE ME DIERON, LA ROPA Y NADA MÁS.

 

Nunca tuve más ganas de asistir a un ensayo de Eventos con historia que el martes 14 de junio del 2022. No sé la razón pero cuando Eduardo me convocó y me dijo que tras el ensayo nos iríamos todos a recoger el vestuario a su local, pensé que me decía de hacer la visita por el centro de Málaga, todos juntos, y realizar las paradas establecidas donde cada actor o actriz representaría su monologo, es decir, lo que se llama una especie de simulacro de la visita o ensayo general. 

Lo necesitaba, necesitaba evadirme, pensar en otra cosa, hacer algo que me hiciera ocupar la mente y además quería estar rodeado de personas que sentían lo mismo que yo. 

Sería un ensayo donde deberíamos estar pensando en lo que hacíamos, pero no como siempre, sino  de una forma distinta pues todos tendríamos un pensamiento común y una persona en mente. 

Volvía al teatro tras 3 días de descanso, donde pensaba disfrutar de la familia, los amigos y el relax, pero habían sido 3 días de tristeza y dar vueltas a la cabeza y los recuerdos.  Algo se había roto, algo había hecho crack por dentro. Ya nada se veía igual. 

Este blog no es personal, es profesional, así que no me gusta hablar de cosas personales, y mucho menos si se refiere a otra persona, de la que públicamente siempre he querido proteger su intimidad, pero en esos 4 días alguien muy importante de mi vida,  amigo y compañero, se marchó y nada fue igual. 

Así que cuando en el grupo de WhatsApp recordaron la convocatoria a dicho ensayo y nos informaron que se realizaría en el cementerio San Miguel, decidí no ir. Eso era lo que no necesitaba, un largo trayecto solo, un lugar lleno de recuerdos, e ir allí, para hacer mi monólogo y luego oír a los demás con la cabeza dando vueltas, así que preferí quedarme en casa e ir solo a recoger el vestuario. 

Para que Edu no pensara mal de mí, le ofrecí la opción de hacer el monólogo en el almacén del vestuario. Eran escasos 3 minutos, podría llegar el primero, hacérselo, recoger la ropa, que era poco, una bata de medico, los zapatos y marcharme. No me dijo nada, pero una vez en la puerta del local cuando le volví a ofrecer esta opción me dijo que no. 

Y la recogida no pudo ser mejor, fue justo lo que  necesitaba, solo se hablaron de temas profesionales, nada personal.

Con Librada que era la compañera que llegó antes que yo, solo hablamos de los ensayos y cuando llegó Eduardo, me dijo que no me preguntaba como estaba porque lo sabía, entramos, hablamos del personaje, del atrezo que necesitaba, me dio la ropa, me la probé, la guardé en la bolsa y ya digo, sin hablar de nada, con respeto y silencio, me marché. 

Gracias Eduardo, porque era eso lo que necesitaba. 





1 comentario: