Hubo un momento en la noche, concretamente a mitad de la misma, mientras la música sonaba en aquel inmenso salón en penumbra, que viendo a tantas personas disfrutar y comprobando que todo marchaba de lujo, me sentí tan bien que me dije: " Creo que debería decirle a Elena que esta noche no voy a cobrar, sino a pagar porque hoy quien está disfrutando de verdad soy yo."
Durante La Cena de las emociones en el Hotel IPV de Fuengirola, la noche 24 de junio del 2022, volví al mundo real, me reconciliaé por unas horas con el ser humano ya no eran mis enemigos y también me reconcilié con la vida y conmigo mismo.
Desde que se inició la pandemia en marzo del 2020, no había vuelto a sentirme libre, siempre tuve miedo de todo, de relacionarme, de tocar, de acercarme a las personas, pero esa noche sentí una autentica explosión de alegría.
Llevaba 2 años sin ir de fiesta y como todo iba tan maravillosamente bien, la gente era tan especial y se había creado una conexión de energías entre todos, una sensación de diversión tan sana y en comunidad, no me veía que formara parte de la organización, sino que sentía que yo uno más de los fiesteros.
Aclaremos que pese a la euforia ,no me olvidé en ningún momento de las precauciones con respecto al Covid:
Me busqué mi propio espacio alejado del resto, tenía mi propio vaso y mi propia botella de agua. Tras acabar cada escena me ponía mi mascarilla y no me la quitaba hasta la siguiente en que me tocaba actuar y después de los acting me limpiaba, concienzudamente las manos con gel hidroalcohólico, pero pese a eso me liberé mucho, pues tuve mucho contacto con personas.
MARAVILLOSO.
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