Pues como dije en la entrada anterior, debido a la celebración de las vísperas del Corpus, el sábado 18 de junio del 2022, y la cantidad de personas que había a mi alrededor, se decidió cambiar mi lugar de actuación y la verdad que a mí me vino de lujo. El anterior no me gustaba nada.
En menos de 5 minutos lo reestructuré todo y feliz como una perdiz me dispuse a actuar.
El nuevo encuadre sería en los jardines de la catedral.
Allí, frente a una fuente, hay una gran cruz de metal negro, tras la cruz, un jardin y frente a esta una especie de plaza con suelo empedrado en forma de rectángulo.
Separando los jardines y la plaza hay un pequeño paderon de piedra, en forma de "L"
El lugar me encantó, pero mucho, el público se podía sentar en el paderón. La forma en "L" creaba un lugar recogido donde actuar como si fuera un pequeño escenario.
Sí me sentaba de espalda al público, rezando el rosario, mientras el guía hablaba no los vería y sería todo más lógico. Podría volverme, verlos, sorprenderme y saludarlos, luego intentaría levantarme ir hacia ellos y así hablar del reuma. Todo cobraba más sentido y más naturalidad.
Estos posibles movimientos los había pensado esa misma mañana, pero cuadraban perfectamente con la nueva ubicación.
El único problema era que debía elegir actuar en el lado izquierdo o derecho de la cruz. Ambos me gustaban pero ninguno era idóneo.
En la parte izquierda de la cruz había un hombre durmiendo sobre el paderón y en la otra 2 palomas muertas.
Despues de mucho dudar, elegí la parte de las palomas, era muy tétrico la verdad, pero le quité toda la importancia posible, pues temía que me apartaran de ese lugar que me encantaba.
Tenía a la muerte en forma de paloma a mi lado pero no me importó, para mí tubo un significado, me sentí arropado...
Mientras María José y yo terminábamos de organizar, se acercaba el público, le di a esta mi mochila y me senté a rezar, el primer pase comenzaba.
La función debe de continuar y no hay mal que por bien no venga.
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