viernes, 9 de agosto de 2024

Y EL PIE CON SUS PUNZADAS. AHM Y SUDANDO. PREPARATIVOS.

 

Que esta entrada sirva como homenaje a todas las personas que tienen alguna dolencia o padecimiento y siguen haciendo su vida normal. Son unos héroes y así se lo hice saber a mis padres en cuanto llegué a casa.

A finales del mes de julio fui a pasar unos días a Torre del Mar y allí hice ejercicio con unos tenis que no debía y me dice unas rozaduras. Hasta ahí todo normal o medio normal, pero es que fueron  6 repartidas en los 2 pies. Esto me hizo estar casi 3 días sin hacer vida normal.

Realmente os estoy hablando de una tontería, es más me siento un egoísta y un desagradecido por hablar así y contar esto, porque con la de cosas que se oyen cada día y la cantidad de personas que están enfermas, hablar de esto es casi una frivolidad, pero debo decir, que la mañana de la actuación tuve que caminar y a mediodía el pie comenzó a darme punzadas. 

De nuevo me ha había salido otra rozadura, justo pegada a la anterior, a la más grande y a la que estaba más fea. En plena planta del pie, estas me impedían andar con normalidad y el dolor  y las punzadas eran constantes, pues era casi una herida abierta.

Yo que deseaba que llegara este día, porque era un papel sencillo, era mi vuelta a actuar en la calle, poco tiempo, después tendría libertad para pasearme por ahí etc., pero el pie me tenía preocupado por si empeoraba o me impedía actuar bien y "jodido" porque no me dejaba libertad, casi no podía caminar.

Me maquillé en casa, pero al llegar al museo Revello de Toro, donde tenía que cambiarme, lo único que deseaba era quitarme el zapato y descansar.

Pese al dolor, yo quería mirar todo con positivismo y hacer que todo fuera de color de rosa, pero no. Dicen que si piensas las cosas buenas te vienen, pues esa tarde no me venía nada bueno. 

La chica de la entrada no sabía muy bien donde colocarme, me dijo que me fuera al baño, pero el baño no era el lugar más cómodo para cambiarme, el museo andaba lleno de gente.

Me metí en la habitación oscura y repleta de sillas donde siempre nos cambiamos. Solté todas mis cosas, bien ordenadas, me quité los zapatos y me dije: " Ay, ahora descansa el pie y relájate un poquito antes de empezar a vestirte",  pues en esa aparece la seguridad y me dice que allí no puedo estar. Solo me ofrece el baño, pero ¿ Qué hago yo allí? Le pedí otra opción y me ofreció el cuarto donde se cambia el personal, lo acepté.

Me dieron la llave y me fui muy feliz allí, lo imaginaba confortable. Pero acabé en un cuarto minúsculo, rodeado de taquillas, paquetes, cajas, zapatos, ropas, perchas, una fuente de agua, sin espacio para colocar mis cosas y casi para sentarme.

A todo esto hay que sumarle que allí no había aire acondicionado y que sudaba como un cochino. Mi ropa estaba literalmente chorreando. Y el pie con sus punzadas. Ahm y sudando.

Si por la mañana había grabado un video disfrutando de los preparativos de mi vestuario con mi madre, intenté hacer lo mismo con los preparativos del personaje durante la tarde, pero los videos no se podían hacer por falta de espacio. El móvil estaba sin almacenaje y no podía grabar videos, con lo cual tenía que ir borrando, pero tampoco podía la cobertura era mala. Y el pie con sus punzadas. Ahm y sudando. 

Las estampas del vino de Málaga, estaban en marcha, todos mis compañeros estarían preparándose, la gente llegando con ganas de ver la visita, los turistas dando vueltas por el museo y yo solo, encerrado, sudando y con la punzada en el pie. Más que un actor listo para actuar, me sentía una escoba en el cuartillo de la limpieza.

Bueno desistí de lo del video, era imposible hacerlo. 

Intentando controlar al máximo mi pie y sudando como un autentico pollo, comencé a vestirme. Si habéis visto el final de la escena del camarote de la película de los Hermanos Marx, Una noche en la opera, creo que no debo contar mucho más de como me vestí. 

Medio vestido, salí al baño, para poder ponerme el cinturón, porque el pantalón se me caía, el chaleco, la chaqueta y la peluca. No tenía donde colocar ninguna de las 3 cosas y si buscaba  donde ponerlo, se caía, lo ponía en otro sitio y se caía, así una y otra vez. Y el pie con sus punzadas. Ahm y sudando.

Pues sudando y con las punzadas, coloqué mis cosas en el cuartillo del personal y salí al patio, ya vestido de George Washington. Solo quedaba esperar que me llamaran para empezar a actuar.



Málaga, jueves 8 de agosto de 2024.



 

 

1 comentario:

  1. Contar lo que uno le sucede no es una frivolidad es simplemente eso...contarlo....

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