miércoles, 30 de diciembre de 2020

"LOS PERSONAJES DEL VINO DE MÁLAGA" ESTRENO.


Cinco días quedaban para que acabara el año 2020. El día anterior, 25 de diciembre, lo pasé en casa, tumbado en el sofá, con mi manta, junto a mi madre, tomando mi chocolate caliente, viendo pelis de Navidad en Antena 3 y al siguiente por la mañana ,estaba en la calle vestido de George Washington y preparado para actuar. Siempre me ha gustado trabajar en Navidad.

Sé que ha habido personas que han trabajado en el sector artístico hasta el mismo día 31, pero para mí en este año tan extraño estar trabajando cinco días de que acabara era una gran satisfacción. 

El personaje estaba más que controlado. Lo había representado 4 veces y en 2 días distintos, pero esta vez era especial. 

En las anteriores ocasiones yo esperaba en mi lugar de actuación, que estaba muy bien definido. El público venía a buscarme porque sabía lo que yo le iba a ofrecer, por tanto ellos tenían muy claro lo que iban a ver y yo tenía muy claro donde estaban ellos, donde estaba yo y los movimientos que iba a realizar, pero esta vez era distinto. Era yo el que me desplazaba de un lugar a otro. 

Cuando Edu me ofreció el proyecto no lo entendí muy bien, pero luego me pareció muy interesante, era una manera  diferente de actuar, debías ir improvisando, adaptándote a cada lugar, a cada situación, modificando movimientos y muy importante, aceptando la reacción de las personas, pues tu ibas a su encuentro y respecto a eso ibas modificando tu actuación, sin salirte del personaje, algunos  verán esto como un engorro, casi un problema, pero para mí es un reto apasionante.

Ese estilo de actuación representan, un aprendizaje, una experiencia que viene muy bien para tener recursos. 

Cada pase era una incógnita. Llegabas al lugar de actuación y en pocos minutos, a veces segundos, tenías que pensar donde te ibas a poner, por donde te ibas a mover, reformar los movimientos etc. 

Repito, me gusta mucho más ese estilo de actuación, que el de salir a escena y actuar en un escenario donde todo esta fijado, marcado y encorsetado, no ves al público y a veces no sientes ni su reacción. Esta manera es menos lucida, lo sé, pero mucho más viva, y como  me considero un actor poco divo, o sea, que no actúo para que me vean en mi pedestal, carente de recursos,  yo soy  más guerrillero, más del tú a tú. 

Bueno no me enrollo más, 4 pases realizamos esa mañana de sábado 26 de diciembre del 2020, en distintos locales de la barriada de Nueva Málaga. Así fue el estreno de Los personajes del vino de Málaga: 



1.-  Corre, corre que estrenamos:


No solo fue mi primer pase, sino el primer pase del espectáculo pues los anteriores se cancelaron y me tocó a mí estrenar, por dicho motivo fui hasta mi lugar de actuación en tropel, pues éramos, Edu, un servidor y unos 11 compañeros más entre ellos los de la organización, invitados de Edu, compañeros que vinieron a vernos con amigos y Javi que vino a hacerme fotos, más apañado .

El inicio no pudo ser más apoteósico, este tuvo lugar en un bar llamado "El rincón de Fatiha". 

Entré al bar acompañado por Edu, allí nos esperaba la propietaria del local que me recibió con un: " Anda mira el Washington, que guapo, yo quiero uno para mí" que quedé loco, no estoy yo muy acostumbrado a oír esas cosas. La chica me ayudó mucho, en algo que era muy importante para mí, y era la colocación de la mascarilla en un lugar seguro.

No me dio tiempo ni respirar, Edu me presentó a la chica del bar, solté la mascarilla, me preparé para la actuación y no pasó ni un segundo cuando ya estaba oyendo a Edu presentarme. Salí sin calentar.

La terraza, compuesta por unas 6 mesas estaban abarrotadas, las 3 de la izquierda con clientela del bar y las de la derecha con los compañeros que mencioné al principio.

Empecé la actuación justo delante de la puerta del bar, luego me fui al otro extremo de la terraza, pero me di cuenta de que me pusiera donde me pusiera, le daba la espalda a alguien, así que de pronto empecé a moverme entre las mesas y a mirar mucho al público. Como los parroquianos no me hacían mucho caso, actué más pendiente a mis compañeros que a ellos, pero claro, lo justo era actuar para los que estaban consumiendo y a estos también los miré, pero los noté como que les daba corte que los mirara.

Me dejé llevar, improvisé movimientos, miradas y gestos, todo iba perfectamente bien, pero tanto que hubo un momento donde se me fue el control de la energía, me puse a mil revoluciones por minuto, me noté rápido y gritado, es más el texto se me enrolló, pues cambié expresiones, palabras y me trabé, brevemente, pero lo hice. Por cierto, tuve un error temporal, empecé a decir una expresión actual dentro de un personaje de 1800,  reaccioné y lo arreglé pronto, pero Javi se dio cuenta y así me lo hizo saber.

Como bien dije, derroché energía a tope y corrí un montón, de hecho al acabar me sentí como si hubiera subido un monte, tenía una sensación agridulce, quizá el público ni se había enterado, pues no le di descanso.  


 

2.-  La actuación :


Al siguiente local fui acompañado solamente por María José, este era un local precioso, con suelo de madera, enorme, una gran terraza, presidida por un soportal que podía servir perfectamente como escenario y así lo hice. 

Nada más entrar había un chaval con su padre en la terraza tomando algo, y este me miró fijamente y mientras esperaba para actuar, no me quitaba ojo y comentaba con el padre, por lo que se ve tenía ganas de ver el teatro.

El local se lama " La Guarida", nada más llegar me atendió el dueño del lugar, muy amable por cierto y que también me ayudó mucho en la colocación de la mascarilla en un sitio seguro. 

Este bar se divide en dos partes, una que estaba abierta y otra que estaba apagada. Después de dar vueltas por el bar, repasando y esperando. La espera fue un poco larga, me escondí en dicha sala oscura y allí esperé mi turno.

Edu llegó, con su cámara, un cámara de PTV y todo su sequito, o sea, los compañeros, visitantes, invitados y demás. Llegaron, se colocaron, Edu me informó que podía empezar cuando quisiera que no me presentaría. Esperé un poco y salí a actuar.

Venía con el personaje ya puesto. Hice toda la actuación desde el soportal, lo usé como escenario y ahí pude realizar los movimientos, gestos, emociones y entonaciones marcadas en las anteriores actuaciones.

Aunque me sentí en algunos momentos inseguro con el texto. Me lo sabía y lo tenía súper controlado, pues pese a eso me vi inseguro en algunos momentos y creo que fue porque estaba tan seguro y disfrutando tanto que se me fue un poco todo. 

Esta vez actúe para el chaval y su padre, no hice toda la actuación para ellos porque no quería ser pesado, pero si los miré mucho.

Esta si fue una actuación como tal, con su público, su "escenario", mi espacio, el de ellos, yo actuaba, ellos miraban, todo se hizo según lo marcado, hubo distintas entonaciones, cambios, gestos, fue todo mucho más teatro y menos "guerra".

Vamos fue una copia exacta al Washington que hice a primeros de diciembre, todo estaba ya controlado y recuperado hasta la energía normal.

Al acabar la sensación era de satisfacción, ahora ya a disfrutar. 



3.- Oficio:


Y todo apuntaba a que lo iba a hacer, estaba ya todo marcado, recuperado, Washington estaba en toda su plenitud,  encima iba a actuar en un bar que desde que lo vi, durante el ensayo general, me pareció un  lugar perfecto para actuar y además, cuando me acercaba con María José, vimos con satisfacción que el bar estaba repleto de personas almorzando, cuando digo repleto es repleto, habría unas 14 mesas llenas y algunas doble, o sea, lo que se llama un lleno absoluto. 

El bar se llamaba " El Zagalillo", se notaba un sitio muy popular y allí Washington y yo íbamos a darlo todo y triunfar.  De hecho cuando llegamos el dueño o encargado nos recibió con ilusión y bromas.

Esta vez la espera fue excesivamente larga, pues la pasé en un pasillo, junto a los baños, donde el trasiego de camareros era bastante grande y me preocupaba molestar, por cierto, los platos de paella tenían una pinta impresionante.

Aquí no había nada que se pudiera usar como escenario, la terraza estaba como en "L", si me ponía en la esquina de la "L" estaría totalmente al aire libre, podría cubrir 3 mesas solas que había en la acera, una pequeña terraza que estaba en alto con unas 4 mesas, y el resto que era como un pasillo con toldo.

Ya digo la espera se me hizo larguísima, pues notaba mucha algarabía, mucho jolgorio y yo tenía muchas ganas de salir a darlo todo y formar parte de esa fiesta.

Cuando llegó Edu, le pedí que me presentara, para que así el público guardara silencio. Cuando vi que les costó callarlos, que lo hicieron a medias y que en cuanto Edu terminó volvieron hablar, supe que no sabía lo que podía pasar, pero que me podía ir olvidando de lo de disfrutar.

Y así fue, salí y la mayoría siguió a lo suyo, sus charlas, su almuerzo, sus bromas y yo allí dándolo todo o intentándolo.

Yo abandoné el traje azul y rojo y me enfundé mi "armadura de guerrillero", yo iba a por todas y sino ponía el piloto automático, soltaba el texto por el que me pagaban y a vivir que son dos días, todo sea eso.

Pasé por los señores de la acera que ni levantaron la cara, la chica que se acercó a hablar con otra, cortándome el paso y ni se inmutó, pero yo tampoco, los que estaban de risas y siguieron, pero a mí no me importaba así hasta que me encontré la cara de una entrañable señora mayor, que se iluminaba cuando me acercaba a ellas, y la mujer rubia que asentía todo lo que yo decía. Noté a leguas que si le hubiera dado un poco de pie a esta ultima señora y sus acompañantes, la hubiéramos liado,  pues ellos tenían ganas de hablar conmigo y hacer bromas y yo de improvisar con ellos, de hecho les hice algún que otro guiño y se hubiera formado la fiesta, pero sé que a Edu ese tipo de teatro más cómico no le va y seguí con mi  piloto automático en marcha, una pena la verdad.

¿ Fue una mala experiencia? Para nada fue maravillosa, pues no iba orgulloso yo ni nada para mi lugar de descanso, pues demostré templanza, control y dominio del oficio.


4.- Silencio, publico y actuación:


Al final voy a tener que creer en el Karma, pues tras la experiencia de lucha a pecho descubierto del pase anterior, llegó "Diboka" y me lo compensó.

Era ya la hora de almorzar, nos dirigimos, de nuevo unos  cuantos, a mi última actuación del 2020, solo había dos mesas en la terraza, tampoco pintaba la cosa muy bien, pero fue entonces cuando le dijeron a Edu, desde el establecimiento, que preferían que actuara dentro, solo había una mesa, pero bueno, hasta que de pronto descubrí que en el interior también había un pequeño comedor.

Edu hizo una pequeña presentación, junto a la dueña del local, lo que sirvió para poner al público en antecedentes de lo que iba a ocurrir y entré yo.

Aquello era el paraíso, un saloncito pequeño, con suelo de madera, paredes empapeladas con adornos vegetales, un enorme escaparate a la calle, unas 5 mesas redondas, repletas y yo en medio, en cuanto yo entré se hizo el silencio, todos se volvieron y observaron en absoluto silencio, interés y atención la actuación.

Yo me quedé muerto al ver ese recibimiento, de hecho había una mesa al fondo, que en un principio no estaban muy atentos y acabaron haciéndolo, o una mesa con una niña a las que le ocurrió algo parecido y otra con dos parejas jóvenes, donde los chicos estaban totalmente embobados.

De verdad, que lo pasé bomba, usé nuevas entonaciones, hice pausas, dudas, le di más realismo al texto, lo hice más humano, es más cuando este se iba terminando, me dio una pena acabar ese momento mágico.

Os soy muy sincero, salí dando gracias de allí porque lo pasé genial, pues hasta pedimos que bajaran la música y la quitaron para que pudiera actuar. Es más justo al dejar el saloncito y encontrarme con mis compañeros, estaba un poco atolondrado, como que me costaba volver a la realidad.




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