lunes, 18 de enero de 2021

"LOS PERSONAJES DEL VINO DE MÁLAGA" DESPEDIDA.


El año empezaba como siempre, pues creo que es de las pocas cosas que no han cambiado, el 1 de enero, y al día siguiente, sábado 2 de enero de 2021, tenía una cita a las 13:00 h. en Nueva Málaga con Eventos con historia, con Los personajes del vino de Málaga y con George Washington.

Esta pieza se iba a representar solo dos días. Ese sábado era el segundo y por tanto la despedida, pero no sé si también era el adiós del personaje, ya que con Edu nunca se sabe, mañana mismo puede pedírmelo otra vez. 

De nuevo se hicieron 4 pases en 4 locales, en mi caso bares, diferentes, pero totalmente diferentes, pues cada uno tenía una estética y un publico totalmente distinto, eso sí todos tenían algo en común, la frialdad, y no porque el público lo fuera, al contrario, sino porque esa mañana el viento y el frio, casi helado, fueron los protagonistas. 

Empezar el año trabajando es una gran noticia y una alegría, pero no tanto cuando este es el único proyecto laboral que tienes entre manos... 

Pero bueno dejémonos de predicciones negativas, pues nunca se sabe que va a pasar y pasemos, valga la redundancia a las crónicas de esos 4 pases:




1.-Criticar por criticar:


Este es el título de una canción de Alaska pues bien, lo que yo he hecho en el "Rincón de Fatiha" ha sido eso: Actuar por actuar. 

LLegamos al bar y no había nadie, la propietaria y un señor que se fue al vernos entrar. Hablo en plural pues una vez más me acompañaba Edu y toda su troupe de colaboradores. Justo antes de empezar, dos muchachos fueron a entrar al bar y se salieron, por lo visto eran amigos de la dueña y esta los invitó/ obligó a quedarse a ver el monólogo. 


Edu me presentó, y para mis compañeros, la dueña del local y estos dos muchachos hice mi actuación, más bien, mi trabajo.
 
Ya digo fue actuar por actuar, pues hice todo tal cual estaba establecido, no fallé en el texto, hice las entonaciones, paradas y movimientos marcados, todo al 100 x 100. De hecho en plena actuación pensaba :"Lolo otros colegas en tu situación darían la mitad, si solo te ven compañeros que ya te han visto mil veces, para qué lo das todo, no es lógico", pero lo di. 


Eso sí todo carecía de emoción, no había adrenalina, pues no había público, si me equivocaba o me trababa, podía parar y empezar otra vez, no iba a pasar nada. 

Bueno si es cierto que cada vez que miraba a la propietaria del bar, esta estaba henchida de emoción y que los dos muchachos, el monólogo creo que dura 3 minutos o menos, estaban locos por irse. 

Al acabar me fui al lugar de espera, como dice el chiste, a cero grado, o sea, sin frio ni calor, porque realmente no había actuado. 




2.-El reto:


"El Espartero" fue mi segunda misión. Lo llamo misión en primer lugar porque llegar allí fue como una peregrinación. ¡¡ Anda que no estaba lejos el bar ni nada!! Además el viento helado tampoco ayudaba mucho a que el paseo fuera agradable y en segundo lugar porque para mí esa actuación fue un reto.

El sitio era el típico bar/peña donde los hombres, más bien abueletes, van a tomarse su cervecita y tapa antes de almorzar. Así que me lo planteé como un reto, porque este tipo de público o te lo metes en el bolsillo en el primer segundo, o pasan de ti totalmente y mi personaje no tenía los elementos necesarios de broma, cachondeo e improvisación para que ocurriera lo primero, es más, a Edu tampoco le hubiera gustado que lo hiciera, por tanto con mis pocos recursos disponibles tenía que conseguir enganchar con ellos. 


Lo primero fue elegir el mejor lugar para actuar, pues el bar se dividía en tres partes y el dueño del local, un hombre excepcional, nos dio a elegir. 

Las 3 partes eran: Una terraza donde había una mesa con 4 personas, que se pusieron a mirarme en cuanto llegué, pensé que era el mejor sitio pues notaba interés y ganas de presenciar la actuación, pero es cierto que era una pena, actuar solo para ellos, pues el bar en su interior estaba repleto. Después había un salón interior, donde bastante gente estaba en una especie de torneo de dominó y el jaleo era muy grande. Ese era el lugar preferido de Edu, pero callar a esos señores y cortar su partida para que vieran el teatro no creí que fuera la mejor idea, de hecho el dueño del local pensó lo mismo que yo. Así que decidimos hacerlo en  la puerta del bar frente a la barra, junto a dos mesas y una maquina tragaperras.

Me salí a la calle y Edu me presentó. Durante ella, no sé qué ocurrió, pero un señor hizo un gesto, se levantó y Edu le llamó la atención, por tanto, cuando yo entré, el público estaba como apaciguado o calmado por Edu.

Tenía frente a mí: A Edu con su cámara, a dos compañeras, tras ellas, una pareja y alguien más. En la barra, un señor, otro acompañado con un chico joven, uno jugando a la maquina, dos señores en la mesa y el dueño del bar.


Y ahí empecé mi actuación. Iniciaba mi reto, este era ver en quién despertaba la atención.

Al principio actué para todos y poco a poco me fui centrando en aquellos que estaban atentos, dejando tranquilos a los que no estaban muy interesados. A medida que iba actuando, la señora empezó a levantar la cabeza entre los compañeros intentando verme, el chico que estaba con el hombre mayor, miraba de vez en cuando pero solo por curiosidad y los 2 señores de la mesa, estaban súper pendientes. De hecho la actuación fue para ellos, que asentían y comentaban todas mis frases.

En pleno monólogo fue a entrar un señor que no lo hizo pero se quedó en la puerta y no perdió detalle de la actuación, estaba totalmente metido, se notaba que le gustaba, comentaba y se reía. Aunque sé que a Edu no le gusta que yo improvise, le hice algún que otro gesto y guiño improvisado dirigido a él.

La verdad, que al final la actuación fue buena, pues desperté la atención. Todo fue según lo establecido, texto, movimientos, entonación, todo, pero de nuevo nada especial, ni para bueno ni para malo.


 


3. Muy lúdico y respetuoso :


Terracita, sol, buena temperatura, aforo completo y mucha, mucha atención, fue la tónica reinante de mi actuación en "La Bodega" , o sea, mi tercer pase. 

Cuando llegué solo habían 2 mesas ocupadas de las 6 disponibles. A ese local fui acompañado de Melisa y Miguel, directamente entramos en el bar y esperamos. La espera se me hizo larga porque Edu tardó un poco y porque estábamos los 3, solos y desprotegidos, en un rinconcito, quietos y esperando nuestro momento. 


Edu me presentó y salí. La sorpresa fue mayúscula, pues todas, todas las mesas estaban ya ocupadas.  

Menos una familia, las demás iban con niños. En una mesa había 2 pequeños jugando a las  maquinitas, en la otra, también una parejita, donde el más pequeño se asustaba si me acercaba y la mayor estaba muy atenta y en la otra, 2  que por cierto estaban muy, muy atentas. 

El nivel de atención fue extremo. Todas las familias estaban con las mesas o vacías o con los entrantes y no noté en ningún momento gestos de prisa, al contrario, todos pararon lo que estaban haciendo para observar la actuación, el silencio fue total y ya digo hubo una inmensa atención y respeto.  De hecho un señor que me daba la espalda, se levantó para ponerse de pie y observar mejor el monologo.


Todo fue bien, me sentí bien y cumplí lo establecido, bueno yo y el público. Creo que realmente lo que se captaba en el ambiente era respeto por ambas partes. Yo he cumplido con mi papel o sea, decir mi texto a ellos con los movimientos y entonaciones marcadas y ellos el suyo, oír lo que se le decía y ver lo que se hacía y poco más. Creo que me faltó un poco de unión, no hubo conexión o nexo entre ellos y yo. Yo actuaba y ellos miraban. 

También me noté un poco acelerado, podría haber metido más silencios, pero como había tanto niño y todo iba tan bien, no quise abusar de la paciencia de los pequeñines, pues el personaje no era para ellos y si tardaba más podía acabar con su atención y con la tranquilidad reinante. 




4. - Blancura y disfrute:


Mi último pase de ese día y del personaje era en "Diboka", un sitio maravilloso donde la otra vez lo pasé de lujo, por tanto era un gran broche de oro, iba al establecimiento con una seguridad absoluta y muchas ganas de actuar, pero... ¡Cuidado con el exceso de seguridad.!...

Todo iba según lo establecido, llegamos, Edu se dirigió al público para presentarme. La dueña del local lo acompañó. Tras la presentación vinieron unos aplausos, algo inesperado  que me encantó, y yo entré en la sala .Todo iba viento en popa, todo estaba saliendo según lo establecido, tal cual tenía que ser, vamos perfecto.


Salí y en vez de empezar por la primera frase, empecé por la segunda, no sé por qué, supongo que por exceso de seguridad o porque en mi interior había algo de miedo o ansiedad, por el tema de la protección, la cuestión es que dije lo que no era. 

El arranque de este personaje siempre es muy rápido y me cuesta porque digo 2 frases seguidas, muy parecidas y con el mismo significado,  por ello lo último que hago antes de salir  es recordar la primera frase pues si no me lío. Esta vez no lo hice, iba a triunfar, iba seguro, y me lie.

Me lie mucho, pero mucho, tanto, tanto, que me quedé en blanco. No sabía por donde salir, llegó un momento que me dije:" Tengo que parar esto y  empezar de nuevo". La segunda frase es la que me da pie para seguir el monólogo y ya viene rodado, pero como no daba con ella, mi mente se paró.


Sinceramente no sabía por dónde salir y entonces pensé enganchar con lo primero que me llegara a la cabeza, pero no veía por donde enganchar y mi mente se quedó en blanco. En ese momento del monólogo mi personaje está realmente nervioso preocupado y estresado, deambulando de un lado a otro, entonces uní y enlacé mi estrés y mis nervios con los del personaje. Iba de un lado a otro hablando sin parar, pidiendo que acabara la guerra, que es lo que desea mi personaje y fue ahí donde enganché. Me di cuenta que repetí algo, creo que me inventé otro trozo y ya enganché bien con el resto y desde entonces no me quedé asustado o inseguro, al contrario me dejé llegar y empecé a gozar. 

¡¡Qué bien me lo he pasado!! ¡¡Cómo lo he disfrutado!!. Tras el estrés inicial, mi personaje toma un sorbo de vino, y hago una pequeña broma, es algo entretenido pero no gracioso en sí, pero esta vez todo el  público se puso a reír.

El comedor estaba lleno, era como una familia grande separada por mesas. Todos los comensales, de todas las mesas estaban súper atentos y eso que ya tenían los platos llenos. Una muchacha me ha grabado, los niños que eran muchos, estaban muy sonrientes, hasta un bebé que había me miraba embobado fue entonces cuando me acerqué a él, le hice un gesto y sonrió. 

He disfrutado tanto y veía al público tan extremadamente atento, los veía sonreír, asentir lo que les decía, algunos con las bocas abiertas, nadie hablaba con nadie, ni comía, en sus ojos había tal ilusión que lo di todo. 

Esta vez si se creó un nexo de unión enorme entre ellos y yo, éramos uno solo, les llegaba mi texto, así que en ese ambiente tan maravilloso me puse a jugar, pues he parado haciendo como que pensaba y así daba más realismo, he entonado, he dado forma al texto y a la situación y he podido hablar directamente a la cara. A la gente le ha encantado, a mí ellos también y me lo he pasado genial. 

Después del susto inicial, lo demás ha sido bonito, coser y cantar, muy real, me lo he pasado súper bien la verdad.


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