No sé cuándo voy a publicar esto, ni cuándo se va a
leer, parece ser que cuando se rompe un
ordenador las tiendas de informática no están muy dispuestas a arreglártelo.
¿Por qué? No sé, pero es así.
Esto lo escribí el pasado viernes, hace ahora cinco días:
La cuestión, es que ayer, jueves 20 de octubre del
2016, por la tarde, salí de mi clausura
obligada y tan pesada.
Esta ha llegado a afectarme. Entre que ensayo Lo que Lola
quiera, en casa, tengo que preparar las clases para los niños y escribir mi
monólogo de Halloween en el Botánico, me
he pasado desde el lunes, 17 de octubre del 2016, en casa. Saliendo, solo, para
ir al gym y no todos los días, sino solo
cuando podía y la verdad que estaba
empezando a agobiarme y mucho.
Además sin ordenador para poder contarlo y desahogarme.
La cuestión es que ayer, jueves 20 de octubre de 2016,
ensayé en casa con Alba, luego almorcé en la calle con mi mamá teatral, Anai y
con mi hermana de las tablas, Natalia, pero
en cuanto acabé, raudo y veloz me fui
a casa a seguir escribiendo y ultimando mi monólogo de miedo...
Aproveché también, para intentar poner el ordenador de sobre
mesa y el tiempo se pasó volando, fue otro fracaso porque no se conectaba ni
sin querer.
Como el tiempo se vino encima y tenía que llevar casi todo
el atrezo, mis padres me llevaron, en coche, al jardín. Menos mal porque iba
cargado como un borrico.
De eso no hay fotos
porque me hice mil, pero fueron fotos de pruebas. No
publicaré ninguna porque debido a la
falta de gym y a pasar tantas horas en casa... Salí con una cara de patata muy
considerable.
Hoy, martes 25 de octubre, después de cinco días sin él, vuelvo a
tener ordenador . Desde ahora, desde hoy, me comprometo a poneros al día, de
nuevo, de mis proyectos, mis trabajos y mis sensaciones.
Algunos trabajos se quedaran
quizá fuera, porque después de cinco días ya no están muy vigentes.
En conclusión y tal como he dicho al principio , el jueves pasado salí de mi clausura y
hoy de mi silencio. POR FIN.
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