sábado, 9 de septiembre de 2017

ADIÓS A JORGE LORING.



Hoy, 7 de septiembre del 2017, hemos puesto el punto y final a las representaciones de La historia jamás contada. Este espectáculo, se ha estrenado este año y tengo la esperanza de que volverá el próximo verano.

Ha sido un día muy personal, donde estaba más pendiente a mis cosas que al show. Ha sido un día raro, hemos hecho cuatro pases y no me apetecía nada.

Como ya sabéis cuando llego al final de algo, pierdo el interés y la concentración y lo hago por hacer, eso está mal, lo sé, pero ya he contado, muchas veces, que me pasa y que lo hago siempre.

Ayer no me pasó, no quería dejar a Echevarría marchar, y mucho menos si era la última vez de verdad. Pero a Jorge me daba igual. Era como acabar un trabajo más.

Quiero aclara que no hablo de la historia, ni de mis compañeros, ni de nada. Solo hablo del personaje. Ahora mientras escribo esto, pienso que Jorge es un bombón, pero yo no he sabido quererlo y mira que lo he pasado bien.

Bueno, pues hoy hemos hecho cuatro pases. Con cuatro tipo de público distinto y no sé cuál era el mejor. Si hay días que sales al cien por cien y el público te mata, hoy ha sido al revés, he salido muerto y el público me lo ha dado todo.

Me han recibido, en los cuatro pases, con tanto cariño que les he dado todo al máximo. Y puedo decir que creo que hoy han sido cuatro pases buenísimos y entre ellos el mejor de todo el verano.

He acabado sin melancolía alguna, pero luego nos hemos quedado Samu (fotógrafo) y los actores Dani, David, Úrsula, Rebeca, Juampe y un servidor, para hacernos algunas fotos de grupo y ha sido muy bonito, todos con nuestros personajes, por primera vez todos juntos, cansados, pero  muy cómplices y con algo de pena por abandonar a nuestros personajes.




1.- BUEN COMIENZO:




Andaba yo muy regulero, sin ganas de actuar, pensando en mis cosas, sin el más mínimo interés de ponerme a  hacer de Loring y en ese momento oigo a Rebeca llamarme. Me pongo en pié, cojo el reloj con la mano y salgo, directo, del sofá a la balconada.

Fue salir y poner el piloto automático, empecé sin recapacitar. Me di cuenta que estaba actuando cuando ya estaba en escena. Fue muy raro porque me entraron ganas de parar, concentrarme y volver a empezar. Pero claro está, esa idea la quité pronto de mi cabeza y seguí.

Ya desde el balcón oí risas del público, algo que normalmente no pasa, y entonces comprendí que estos ya estaban entregados.

En el salón con Rebeca, ha sido soberbio.Me llamaba la atención nuestra espontaneidad, pese a que no había repasado texto en una semana. Era como si las palabras salieran solas de la boca.

El discurso empezó bien: con aplauso y olé espontáneos, pero Rebeca con su broma los cortó.

La  primera broma, del discurso, ha funcionado magistralmente la segunda muy regular.

A la señora que cojo para que haga de anfitriona conmigo ha disfrutado mucho, bueno ella y toda su familia.

La desesperación me ha gustado sobre todo cuando al volver la gente ha empezado a consolarme.

El final también ha estado muy natural, pero le he echado la bronca a una niña pero la llamé niño, menudo observador.

Debo decir que he acabado hecho una piltrafa: el nuevo pañuelo se me había salido y al no llevar cinturón, la camisa se me salió por  detrás.


El grupo era reducido, muy atento y con ganas, por cierto, había dos chicos de mi gimnasio y una mujer con un bebé que comenzó a llorar y lo sacó del  pase. Muy bien hecho.




2.- TOS, VECINOS Y UN PUBLICO ENTRAÑABLE:




Este pase ha sido especial, la mayoría pertenecían a una asociación y las monitoras, que acompañaban a los chicos de la asociación, no paraban de mirarme y aprobar todo lo que yo les iba diciendo. A algunos de ellos, yo, los notaba un poco perdidos.

El Sr. Jorge Loring, es un personaje que pasa, en cuestión de segundos, por miles de estados de ánimos y puede descolocar a muchas personas. Es, a veces, complicado de pillar, por momentos grita mucho, otros es amistoso y cariñoso, otros violento y creo que he podido asustar a algunos de los miembros del público. Aunque al final de mi desesperación han reído mucho y yo he vuelto a la casa  tras mi salida, tocándolos,  y pidiéndoles perdón y ellos se reían mucho.

Me ha dado cierta pena, que por tener un personaje así y por el constante límite de tiempo que no me ha dejado disfrutar de ellos como me gusta y como me hubiera gustado.

Por cierto a la niña elegida para la bronca final, que iba con su madre, no le ha hecho mucha gracia y la notaba que me miraba muy seria.

Pero la gran protagonista del pase ha sido mi garganta, de pronto me entraron unos picores horribles, pero de esos que te impiden hablar y te obligan a toser. De hecho he tenido que parar varias veces para toser, esas toses cortas y frágiles. He tenido que cortar palabras y terminaciones para toser. Eso queda fatal pero no podía.

Aplausos y olé durante el discurso, hoy el discurso funciona.

En la desesperación la gente estaba muy atenta y respondía a mis intervenciones. Eso me encanta.

Pero el hecho de la garganta, las toses frágiles y una vecina que en cuanto me vio e hice la broma de los saludos, no paraba de hablar en alto diciéndome "hola" y que si yo no la conocía, me hicieron desconcentrarme y decir palabras mal o repetir trozos de textos para aclarar.


Durante el paso de una habitación a otra, si pude aprovechar mi libertad, para saludar, más cariñosamente y de forma más cercano a los miembros de dicha asociación.





3.-UNO MÁS Y TEMIENDO POR LA VOZ:





Temiendo por mi garganta y tras el susto del pase anterior, inicié este pase justificando mi " posible tos “y por ello al llegar al salón le dije a Rebeca: " Señorita Beatriz, esta tos no me deja tranquilo, sigue ahí. Tengo la garganta fatal" y ella que es una monstrua, ha improvisado de lujo echándole la culpa al tiempo. Al acabar los pases me dijo, que pensó que estaría mal de la garganta y que lo quise justificar así. Olé, tal cual. ¡Qué buen equipo hacemos!

Era un grupo, de nuevo, muy reducido pero cargado de niños. Eso sí todos muy educados, estuvieron todo el rato sentados en el suelo de los salones. Durante el discurso estaban un poco aburridos, durante mi desesperación, un poco callados, al acabar la desesperación, si estuve hablando con ellos y en el final con el hada y la bronca que les eché no paraban de reír.

El discurso ha gustado. Durante el mismo ha habido olé y dos aplausos espontáneos que yo he alimentado a más.

Las bromas muy bien, pero en la segunda broma, del discurso, muchos de los asistentes eran un poco más "pijillos" y no las han aceptado muy bien, en cambio había un chaval más de barrio que la ha aceptado de lujo.

De mi interactuación con Rebeca no tengo nada que decir, solo que ha sido perfecta. Hoy es que estamos los dos sembrados.

La desesperación muy bien, he sabido entrar muy rápido y de forma muy natural. Esta ha provocado muchas risas. Aunque al principio me costó empezar porque los chavales no paraban de hablar.

El final muy bien, los chicos han recibido mi bronca con risas. El único problema era que el banco, donde acabo, estaba ocupado y los ocupantes no pillaban que se tenían que levantar.

Ha sido un pase bueno, donde la garganta no me ha fallado mucho solo alguna tos, pero que no ha sobresalido mucho, ni para bueno, ni para malo. Uno más


Eso sí había algún que otro cofrade que conozco de vista.





4.- UN ADIÓS CON MUCHOS HOMBRES:




Sobre el último pase de esta noche, de este verano del 2017 y de La historia jamás contada, lo escribo, ahora en casa, recién llegado del jardín. Después de una charlita con mi madre y de guardar todo el vestuario y atrezo del señor Loring me dispongo a escribir. El sr. Loring ha vuelto a un cajón hasta nueva orden.

Recostado estaba en el sofá y con la cabeza echada sobre el espaldar, casi cerrando los ojos. No estaba cansado, la verdad, tampoco tenía sueño, pero es cierto que estaba así, cuando oí a Rebeca decir eso de:"Señor, señor". Creo que en este pase ha sido cuando más veces lo ha repetido de todo el verano, entre otras cosas porque, conscientemente, tardé mucho en levantarme del sofá, comprobé que todo estaba en orden y fue entonces cuando me asomé a la balconada. Empezaba el cuarto pase y el ultimo del verano 2017.

La primera intervención estuvo de lujo, yo no suelo mirar al público, solo a Rebeca, pero noté un público muy entregado. Casi todo el mundo miraba para arriba, pero eso sí había poquita gente. Salí muy contento de esa primera intervención.

Luego bajé al salón y empezamos mi parte con Rebeca. Creo que ha sido la mejor del día y de todo el verano. El público estaba entregado hasta la muerte, tenía ganas de pasarlo en grande y además Rebeca los había  colocado muy bien y teníamos mucho hueco para movernos.

Ovación para Rebeca, cosa que yo aproveché para ponerme delante de ella y agenciarme de sus aplausos. A partir de ahí le gusté al publico y ya no hemos parado de jugar e improvisar. Durante toda la escena ella ha continuado asomada a la ventana y me ha dado mucho juego y diversión al publico .

El discurso ha sido apoteósico. La gente estaba pendiente, yo le he dado, la fuerza, las pausas, la entonación y el tempo que realmente merece. Lo he teatralizado al máximo, imitando a un mal político o a un actor de los años 40. Esto ha despertado olé expóntenos, que recuerde dos, y aplausos.

Por cierto, era un grupo plagado de hombres, iban todos juntos y tenían muchas ganas de fiesta y jugaron mucho con mi personaje. Cada aplauso lo festejaban con  vítores y gritos que yo también celebraba emocionándome,  luego en las bromas respondían y jugaban conmigo. Paré varias veces mi discurso para hablar con ellos y decirles cosas, como por ejemplo el tema de la reverencia, de hecho uno hasta preguntó por mi madre.

Saqué a una señora para que hiciera de anfitriona conmigo y luego me enteré que era la madre del Gran Dani. 

El momento desesperación fue genial, miraba a las caras y la gente me seguía, esos chicos hasta comentaban y me apoyaban en todo lo que decía. Es impresionante actuar contando tu monologo a las personas y que estos interactúen tanto que lo conviertan en una conversación, donde TODOS son protagonistas.

Me han hecho jugar con el personaje e improvisar, hoy Jorge Loring ha sido un poco Don Rafael Echevarría y eso para mí es lo máximo.

El final muy bien, un poco atropellado, pero bueno, los niños han recibido mi bronca con muchas risas y eso es lo importante. El momento de ir a por el sombrero ha estado genial.

Creo, es mí parecer, pero me parece que no me equivoco, que este ha sido el mejor pase de la noche, el mejor pase de  Jorge Loring y el mejor pase de La historia jamás contada. Yo no estaba cansado al contrario, cada parte, cada momento me notaba más eufórico y más arriba.
  

Ya digo unos jueves de verano, para mí, muy irregulares pero que han acabado con un  BROCHE DE ORO Y BRILLANTES.



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