La soledad ha sido rara, tan rara como para encender
las velas vestido de Don Rafael y que de 32 velas solo enciendan 5. Vaya, mi
compañero que también las usa los jueves, podría decir que no funcionaban.
Hoy, miércoles 6 de septiembre del 2017, para ser el broche final todo está raro. Hay una rama de
un árbol rota que ha caído sobre una palmera aplastándola y la rama cae en
medio del camino donde debe pasar el público, las papeleras están hasta arriba
y todo está lleno de hojas secas. La finca está triste, también, como yo.
Luego tengo dudas e incertidumbre sobre temas y cuestiones
personales que no acabo de resolver y que han ocupado mi cabeza todo el rato de
soledad, lo que hace que no esté para risas, bromas ni para el buen rollo de
Don Rafael.
Tras encender las velas, he cenado, mi ensalada, que hoy era
grande pero no copiosa, o sea, que era un poco aburrida.
Después de cenar, hice: Nada. Pensé, medité, me pregunté. ¡Qué
coraje da cuando no te contestan los WhatsApp!.
Y llegada a esa conclusión, puse la música, me retoque todo
y a empezar, pero, sin ganas algunas.
Además oí a Juampe, corrí, me puse de pie para actuar, pero fue una falsa alarma, porque tuve que esperar de pie y algo nervioso, cinco minutos, que se me hicieron eternos.
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